Intentar llevar a cabo una regionalización en Colombia siempre resultará complejo por la diversidad que presenta el país en múltiples aspectos, los cuales se enmarcan dentro de los físico y lo social. La constitución de 1991, como principal guía, da vía libre a la formación de regiones mediante la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial creada en el 2011, ley en la cual el gobierno de Juan Manuel Santos se basó para crear las seis regiones planteadas en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2014-2018, y siguiendo el mismo camino, el actual presidente Iván Duque crea en su PND 2018-2022 nueve regiones o pactos regionales como se les denomina en el documento base.
El PND 2018-2022 del presidente Iván Duque está dividido por pactos, en total se cuentan veinticinco pactos, y los últimos nueve se relacionan con las regiones creadas, a las cuales se les denomina Pactos por la productividad y la equidad en las regiones. Las nuevas zonas determinadas son: Pacto Región Pacífico, Pacto Región Caribe, Pacto Seaflower Región, Pacto Región Central, Pacto Región Santanderes, Pacto Región Amazonia, Pacto eje Cafetero y Antioquia, Pacto Región Llanos-Orinoquia, y finalmente, Pacto Región Océanos.
Del modelo de regionalización propuesto y que se pretende aplicar en el país son varios los comentarios que podrían surgir. En primer lugar, es preciso decir que dos de las regiones propuestas, específicamente las regiones seaflower y océanos, carecen de soporte teórico, y aunque se precisa en el PND su importancia, porque de verdad la tiene por ser zonas estratégicas para el país, estas no podrían verse como regiones, pues desconoce las relaciones sociedad-naturaleza que caracteriza precisamente la conformación de una región. En segundo lugar, es necesario destacar que el modelo de regionalización propuesto aun no deja de lado la departamentización, pues lo que se hace en el PND 2018-2022 es establecer nuevos límites o divisiones del país, sin reconocer aún aspectos fundamentales característicos de procesos de regionalización como lo son la diversidad social, geográfica, cultural y étnica.
En tercer lugar, resulta bastante preocupante ver en el PND 2018-2022 que para decidir sobre cómo se integrará cada región solo se hable de productividad y que aspectos como la diversidad cultural y la biodiversidad del país solo sean tenidos en cuenta como mera información secundaria que alimenta el documento. Si se tiene en cuenta a múltiples autores que han realizado propuestas de regionalización, estos han tenido como base fundamental, aspectos característicos de la sociedad colombiana para realizar sus planteamientos.
Finalmente, la discusión sobre la regionalización en Colombia sigue vigente y amerita pensar el asunto de una manera responsable y profunda, pues no se puede seguir desarrollando regionalizaciones salidas del aire como las expuestas en el PND 2018-2022. Si se sigue por el mismo camino, cada cuatro años el país va a tener una regionalización distinta, lo que definitivamente no aporta en absoluto a la construcción del país.