La importancia de la ley en las democracias se ha fundado en parte en la racionalidad, pero fundamentalmente en la irracionalidad. Proviene de la irracionalidad de que el poder provenga cual derivado de la divinidad. Las sociedades civiles nuestras, las democracias liberales de occidente, ni tampoco las que fueron socialistas aun siendo de origen ateo, han logrado sortear y cortar de raíz este dilema.
Una manifestación plena de ello es comentar el contenido del encabezado siguiendo una noticia que trae el New York Time, que cito: “La Corte de Apelaciones en lo Penal de Texas emitió una suspensión de la ejecución de Rodney Reed. La decisión se produjo horas después de que la Junta de Indultos y Libertad Condicional de Texas le pidiera al gobernador republicano Greg Abbott un retraso de 120 días en su ejecución en respuesta a una solicitud de clemencia de Reed, cuyos abogados dicen que hay nuevas pruebas que podrían exonerarlo”.
Es indudable, casos se han visto, de la resiliencia de la ley en protegerse de la duda razonable y de las pertinencias de los juicios, por más justos y ventilados que parezcan. La noticia bien leída nos dice que la Corte de Apelaciones abre un compás de espera, ayuda en el último momento a que el convicto y ya reo de muerte demuestre su inocencia y cree que sus abogados pueden convencer a la sociedad. Cualquier ser humano que yo conozca puede estar de acuerdo con ello, pues nadie está condenado a morir siendo inocente de algún crimen imputado. Obsérvese que aquí no se está protegiendo al criminal. Más allá de la oportunidad de habilitarle a que demuestre su inocencia se está buscando principal y casi que únicamente, honrar a las víctimas. Si ése no es el culpable debe buscarse quién, para honrar su memoria y que su muerte no quede impune, agraviada si se castigara a un inocente.
Pero esta devoción, que uno quisiera derivada de la divinidad, no está bien contemplada en la ley que rige a las mociones de censura del Congreso nacional colombiano, sobre todo cuando se resuelven de manera política, según mayorías ocasionales algunos entuertos. El asunto es muy grave y podría ser oprobioso pues así como es injusto castigar a un inocente, es supremamente esperpéntico e ignominioso dejar de castigar, o de siquiera señalar a los culpables.
En efecto, se ha sostenido por alguna cadena de noticias que los niños muertos en un bombardeo de fuerzas insurgentes, condenadas y conminadas a ello por disidenciar del proceso de paz suscrito, no serían siete como en un principio quiso ocultarse; ni tampoco ocho cuando ya con los ojos exorbitados se aceptó, sino un número cercano a dieciséis. Lo cual está por decidirse luego de que se cumpla la investigación trozo por trozo por parte del Instituto de Medicina Legal de lo que quedó despedazado por el bombardeo.
Pero el origen molecular de los tejidos es insidioso y no se borra con el horror de las bombas. De Ricaurte en San Mateo en átomos volando deber antes que vida con llamas escribió, pues alcanzó a demostrar nuestro himno que el Universo es infinito en profundidad y llegará a saberse cuál fue la real cantidad. ¿Acaso no lo sabrán quienes los mantenían sometidos allí? ¿Se aceptaría esa evidencia de manera que pueda mejor informarse la conciencia de la sociedad? Pero, si no fueren ellos, eso esperamos todos, será la ciencia.
Pero mientras tanto eso ocurra qué ha pasado en el Congreso. Algo absolutamente inesperado y ominoso. No solo se ha cancelado la continuidad del debate hacia la moción de censura. Se le ha puesto coto, se ha denegado por un acuerdo de mayorías. Y según se vio, la reunión más bien pareció la puesta en escena de un circo. Y es que no podía ser interpretado más que como farsa.
En qué consiste lo oprobioso y asqueante de la política, todavía no de la ley: que en vez de proteger la memoria de las víctimas de las cuales deberían ser representantes pues en su nombre habrían sido mayoritariamente escogidos por las urnas, resultan poniéndose al lado, que no por Estado, de non sanctas actitudes y comportamientos que pudieran estar siendo reprobados, si uno lee bien, por la opinión pública. ¿Y si allí se ocultara un crimen, cómo es que cierran la puerta del debate y se niegan a que comparezca el potencial autor intelectual del delito?
La decisión de la Corte de Apelaciones de los Estados Unidos, no se está confabulando ni siquiera con uno de sus tribunales, para proteger al victimario. Es absolutamente lo contrario el sentido que tienen de la ley. ¿Entonces por qué el Congreso colombiano, si se quiere de composición más plural, es capaz de negar, y en acto circense optar, por semejante exabrupto de negarse a castigar, sin siquiera abrir compás, de lo que pudiera arrojar la investigación y, si se quiere, apurarla. ¿Cómo seguir diciendo que el origen del poder y la majestad de las instituciones y el Estado tiene derivación divina? Eso es absolutamente irracional y clama al cielo.
Y qué queda de lo que afuera ocurre. ¿Cómo es que la noticia casi por ensalmo desaparece del interés de la prensa nacional? Y ni siquiera Fenalco protesta, como si la mayoría de sus asociados estuvieran coludidos con el comportamiento de un ministro, que se dice salido de sus entrañas, que no ha mostrado lucidez y tampoco compostura. ¿Y dónde está la opinión de la Iglesia? No alcanzo a imaginar que los poderes que considero viscosos de la mermelada sean tan sigilosos.
¿No es todo esto una desmesura? Y no se queda todavía allí. Suena que le han salido enemigos a quien osó denunciar y destapar. Lo púnico que falta es que le nieguen la palabra en lo sucesivo al senador Roy Barreras. Por favor, háganlo y cierren ese andro.
Algún partido político, que si no recuerdo mal fue Alianza Verde, declaró que constituiría un gabinete en la sombra. Suponiendo que lo hubiera hecho, en dónde está el ministro de defensa en la sombra que aclare un poco de su cartera.
En los Estados Unidos, aun para los delincuentes que incluso ya son reos de muerte, la ley sigue funcionando. Y aquí en Colombia para nosotros qué. ¿El origen de la ley será distinto?
Recuerdo dos poemas de Giovanni Quessep. El uno recoge el dolor de los niños doblemente victimizados: No todo es tuyo olvido, algo nos queda
Y el otro suscita la tragedia de la que somos víctimas, como cualquier chica suramericana, y que canta así:
Acuérdate muchacha /Que estás en un lugar de Suramérica /No estamos en Verona / No sentirás el canto de la alondra /Los inventos de Shakespeare / No son para Mauricio Babilonia /Cumple tu historia suramericana / Espérame desnuda / Entre los alacranes / Y olvídate y no olvides / Que el tiempo colecciona mariposas.
Indudablemente, no estamos en Dinamarca sino en Cundinamarca.
Nota. El otro poema completo donde Quessep canta así:
Digamos que una tarde /El ruiseñor cantó/ Sobre esta piedra / Porque al tocarla / El tiempo no nos hiere / No todo es tuyo olvido/ Algo nos queda / Entre las ruinas pienso / Que nunca será polvo / Quien vio su vuelo/ O quien escuchó su canto