Ya es preocupación en algunos sectores la descarbonización de la economía de la Guajira en los próximos 15 o 20 años por los 10.000 empleos directos e indirectos que genera esta actividad productiva. Jeffrey Sachs, asesor especial de las Naciones Unidas, durante su discurso en la 50ª Convención Bancaria de Cartagena instó a Colombia a buscar alternativas de sustento de su economía, diferentes al carbón y el petróleo. Aseguró, “el mundo se está concientizando que los combustibles fósiles deben desaparecer o estos acabarán con el mundo”.
La Guajira explota y entrega el carbón al mundo industrializado con unos costos ambientales elevados para las poblaciones vecinas y cuando es quemado resulta afectada severamente por el calentamiento global, que incrementa la desertificación y la sequía generando hambruna. De acuerdo con los hallazgos de una misión de las Naciones Unidas realizado en agosto 2014, hay una afectación grave a la vida de los wayuus, debida al pobre consumo de alimentos por parte de al menos 23.000 hogares (184.000 personas) ubicadas en zonas rurales dispersas.
El río Ranchería, principal fuente de agua, se ha afectado debido a la deforestación y desaparición de muchos arroyos. Los riohacheros han visto las consecuencias de 32 años de explotación minera en su desembocadura. Además, es inconcebible que primero haya llegado a la paradisiaca Bahía Portete el tren carbonero, que el turismo. El negocio del carbón es como la metáfora del desayuno con huevos y jamón, donde los inversores extranjeros representan la gallina que pone los huevos y la Guajira simboliza el cerdo que suministra el jamón de su propio cuerpo.
Qué bueno que los yacimientos de carbón rentable se estén agotando; eso en vez de preocuparnos debería alegrarnos. Si las tierras que hoy tenemos intervenidas con la minería las tuviésemos en la agroindustria, los empleos serían por lo menos 10 veces más de los que tenemos y habría distribución de riqueza. La minería es intensiva en capital, mas no en empleos. Si la infraestructura ferroviaria y portuaria que existe en la Guajira se utilizara para exportar alimentos o cualquier otra cosa que no sea carbón, nuestro destino sería distinto.
Precisamente, las tierras hoy intervenidas por la minería tienen su mayor potencial en el sector agropecuario, cuyos productos ya sea en gran o pequeña escala tiene sus desdoblamientos y son sujetos de agroindustrialización para mejor provecho en los mercados internos y externos. Les toca a nuestras autoridades gubernamentales, gremiales, académicas y tecnológicas sacar a la agroindustria de los niveles incipientes en que se encuentra, para dotar a los pequeños y medianos productores de los medios necesarios y los conocimientos de industrialización para llevarlos a la práctica.
Es claro que la agricultura y todo el potencial del soñado Distrito de Riego es apenas el comienzo de ingreso a las metas de la industrialización. Se ha planteado que en 2032 la Guajira sea un polo de desarrollo agroindustrial fuerte, sobretodo del centro hacia el sur del departamento, zona que está interconectada a través de la infraestructura ferroviaria y portuaria con el mundo por nuestra posición geoestratégica. Si desaparece el carbón como industria, tanto la ecología, como la geografía y todos los seres vivos de la región estarían altamente agradecidos.
Todo el Caribe, especialmente el holandés, espera que demos ese vuelco. Ellos necesitan alimentos y otros insumos que antes les proveía Venezuela. Somos sus socios naturales estratégicos por nuestros nexos históricos y culturales. Tenemos intereses comunes en comercio, turismo, infraestructura, conocimiento, puertos sostenibles. Del sector primario requieren frutas, verduras, carne, pescado. Demandan materiales de construcción y arquitectura, piedra, madera, metales, hierro, aluminio y productos como puertas, ventanas. Nosotros necesitamos intercambios académicos, culturales. Ellos manejan 1.800.000 turistas por año; debemos prepararnos para recibir una fracción de ese potencial.