Cómo le viene bien al fútbol colombiano que los tiburones hayan sacado del camino al equipo verde de Antioquia. El monopolio empezaba a aburrir. Es que en los últimos 10 años han ganado 7 títulos. Sin embargo, su supremacía solo funciona en el torneo local porque afuera solo jugó una final, contra River en el 2014, que perdió de una manera vergonzosa.
¡Qué de malas! Iban a ganar el campeonato pero la pésima organización de la Dimayor les desmanteló el equipo: es inadmisible que las finales del fútbol colombiano se jueguen en plena Copa América.
Entonces Marlos Moreno, Sebastián Pérez y Felipe Aguilar se fueron a engrosar la selección, con pésimos rendimientos individuales hasta el momento en la Copa, desarticulando el equipo. Además, se ve que el Atlético Nacional siente la ausencia de uno de sus jugadores más determinantes en los últimos campeonatos: Ímer Machado.
Comentario aparte lo de Marlos. Aunque hizo un gol contra Costa Rica, está demostrando que es un triatlonista tipo Robinho: Corre, hace la bicicleta y nada. Su jueguito es inoficioso y su escaza talla hace recordar a punteritos diminutos del pasado. En Europa, teniendo en cuenta la talla de los defensores, creo que le va a ir mal.
Nos pone feliz ver a Junior y a Medellín trenzarse en una final inédita. Ambos vienen de los penales pero Junior viene envalentonado. Derrotó a un grande ostentoso, vanidoso. Un grande que ahora acapara la mayor hinchada del país pero que ya no genera esa unión colombiana que tenía en los ochenta cuando el equipo de Maturana era Colombia en la Copa Libertadores.
La grosería de sus hinchas en redes sociales y en los alrededores de los estadios del país ha generado ese odio. No hay nadie más prepotente, más insolente que un hincha paisa que esté enfermo por las redes sociales. Ellos, en una gran mayoría, son los que han convertido las fotos deportivas en cloacas.
Después de mucho tiempo volveré a ver una final sin camisetas verdes. En Barranquilla ya empieza la fiesta. Ambas hinchadas, bulliciosas, a veces impetuosas, todavía conservan el juego limpio, el respeto por los niños, por los ancianos en el estadio. Cualquier que levante la copa será bienvenido.
La eliminación de Nacional en semifinales es una bocanada de aire fresco en la alcantarilla que han convertido los hinchas al fútbol colombiano.
