Los escenarios donde Claudia López hace presencia siempre se convierten en lugares de polémica y al mismo tiempo en espacios de reflexión.
Desde que Claudia López comenzó su trabajo arduo y comprometido con la política del país, los colombianos fuimos descubriendo en ella una figura firme y contundente con la cual nos identificamos cada vez que sale al ruedo en el Congreso o a las calles de Colombia.
Algunos ciudadanos se han atrevido a llamarla gritona por su tono firme y nada temeroso. Claudia López, por su parte, le muestra a la ciudadanía que una mujer empoderada logra lo que pocos hombres en este país se han atrevido, denunciar a los corruptos, proponer estrategias viables y defender a los ciudadanos de las políticas que deterioran la calidad de vida de los colombianos.
Todo esto lo ha logrado sin depender de favores a grupos económicos, tampoco han necesitado el favor de organizaciones al margen de la ley y mucho menos la hemos visto envuelta en escándalos de corrupción. Lo que esta mujer ha conseguido solo se logra con un trabajo limpio, rendición de cuentas a los ciudadanos de manera tranquila y transparente, caminando Colombia con corazón preocupado y apasionado para conocerla cada día más.
Hace poco oí decir a un amigo que Claudia López era una resentida social, en ese momento solo escuché en silencio y quise reflexionar sobre ello antes de entrar en algún debate. Luego de hacer un análisis, puedo decir que Colombia necesita más resentidos sociales con ese nivel de conocimiento académico y social. Las personas olvidan que esos resentidos sociales son lo que han promovido avances sociales en materia de derechos humanos y desarrollo social, ellos se atrevieron a ser “gritones” denunciando injusticias sociales e invitando a los ciudadanos a movilizarse y exigir sus derechos.
Pero hoy, cuando Claudia se presenta como fórmula vicepresidencial de Fajardo a la presidencia de Colombia, con un discurso de centro, Claudia ya no es tan Claudia. En los escenarios aunque mantiene su mismo tono de voz, acompañado de argumentos contundentes, en los últimos meses su falta de coherencia la hace cada vez más invisible.
Cuando la coalición que ella misma ayudó a construir se materializó, su discurso comenzó invitando a los votantes a ver esta unión lejos de la extrema izquierda, representada según ella por Gustavo Petro y mucho más lejos de la derecha y ultraderecha que representan Iván Duque o Vargas Lleras, ella nos construyó un imaginario de centro y allí era donde estaba Fajardo como candidato a la presidencia del país acompañado por ella.
Amigablemente Claudia y su candidato presidencial invitaron a los colombianos fuera de la polarización. Su estrategia no era entrar en el debate del desprecio y señalamientos personales, su estrategia, la cual me cautivó, era construir desde lo social y centrarse en lo que realmente importa: las políticas públicas en beneficio del país.
Fajardo se ha mantenido firme, sus acciones así lo demuestran. En cada debate se mantiene alejado de la pelea innecesaria y se preocupa por que conozcan su propuesta de gobierno. Claudia en cambio desapareció, no hay coherencia en redes sociales, al parecer alguien tomó su lugar y se despacha a diario en contra de los demás candidatos: señala, crítica y busca en el discurso de los demás candidatos la falla para hacerla notoria.
Y quizá muchos pensarán que esto es válido, pero ¿dónde está el llamado a la no polarización?, ¿acaso estar en el centro representa salir rápido en las redes para visibilizar aún más el error del otro? Su atención en los demás candidatos no ha permitido que podamos conocer más sobre Claudia y sus propuestas como vicepresidente. Su apoyo a Fajardo en las calles del país se rezaga por las publicaciones que casi se confunden con las de María Fernanda Cabal o Paloma Valencia. Opinar es importante, si hay que denunciar se debe hacer, y de eso ella sí que conoce, pero darle tanto espacio a eso seguramente no es el camino.
Que alguien, por favor, encuentre a Claudia López y la invite a retomar el control de su Twitter, estoy seguro que, con su personalidad tranquila, aunque a muchos no la vean así, asumirá de buena forma este contenido y en el último periodo que queda en esta contienda electoral su fuerza y enfoque estará centrada en darnos a conocer que Fajardo es el camino.
Aún quedan muchas calles que recorrer, un país que ayudar a construir y quizá por qué no, una vicepresidencia que esperamos pueda asumir.
