Las alarmas están prendidas en el Ejército. En lo que va del año han salido 80 oficiales pero los últimos 22 que aparecen en una lista con el nombre y fecha de retiro habrían sido llamados a calificar servicios por indisciplina frente al proceso de paz.
Algunos de los militares de la lista de retirados, que piden reservar su identidad, aseguran que los apartaron de las filas porque ellos o sus familiares han expresado opiniones críticas frente al proceso de paz en sus redes sociales. Hace unos días se filtró una directiva que advertía sobre la prohibición de expresar de opiniones y comentarios frente al proceso, extendiendo el aviso oficial al círculo familiar de los uniformados.
Los 22 de la lista no ha sido el único episodio reciente de retiros colectivos de altos oficiales del Ejército en los últimos meses, un número superior al que regularmente se da por relevo de mando. A mediados de este año el general Alberto José Mejía ya había ordenado la baja de 80 altos mandos militares y se sabe que antes de finalizar el año deberán salir otros 120 más entre sargentos, tenientes y coroneles.
Las razones son varias: algunos de ellos salen por relevo en la pirámide de mando, otros por investigaciones en curso o falladas en su contra, y otros simplemente por un recorte de presupuesto. La realidad es que con la firma del proceso de paz con las Farc la necesidad de un Ejército robusto no es la misma que en las épocas más crudas del conflicto, durante el gobierno de Álvaro Uribe, momento en que más se incorporaron hombres a las filas de las Fuerzas Militares. El recorte de personal en las altas esferas del Ejército resulta inevitable.
El comandante general José Alberto Mejía niega que la causa esté asociada a comportamientos individuales frente al proceso de paz y justifica la medida como el resultado de investigaciones internas relacionadas con temas de corrupción y violaciones del servicio, producto de información suministrada por el grupo de contra inteligencia ante las cuales Mejía decidió actuar directamente. Las2Orillas tuvo acceso al listado de los 22 retirados cuya veracidad confirmó el propio general Mejía.
El alto oficial dio las siguientes razones para explicar por qué la solicitud de baja de los oficiales: “Se determinó el retiro de los oficiales del listado que me consulta en un lapso de más de un año, luego del análisis minuciosos de sus hojas de vida, sus perfiles, sus actuaciones en los diferentes cargos, las investigaciones de carácter administrativo, disciplinario y penal, que puedan tener. Nuestra Institución como cualquier otra organización tiene una estructura, que llamamos TOE (tabla de organización y equipo), y un presupuesto asignado por el Gobierno Nacional, los cuales determinan el número de militares para cada grado. El reitero no es potestad del Comandante, es una resolución que lo determina y que debemos cumplir’’
Mejía además agregó: “Los casos de retiro no están relacionados con manifestaciones sobre el proceso de paz. Tenemos claro que como protectores de la democracia, no participamos en espacios políticos. (…) Hoy en día, enfrentamos un escenario complejo, porque hace 15 años, la situación interna del país obligó a las Fuerzas Militares y la Policía Nacional, a ampliar sus procesos de incorporación para cumplir con las necesidades de seguridad de ese momento. Hubo más personal y más Unidades en todo el territorio. Hablamos de promociones de casi 800 oficiales, suboficiales y soldados profesionales semestralmente. Y como estructura piramidal, el Ejército Nacional reduce sus vacantes en los grados más altos’’
Aunque el general Mejía no se refirió a casos particulares, lo cierto es que en el listado de 22 militares y en entre los altos mandos que han salido recientemente del Ejército Nacional, hay de todo: varios de ellos están investigados por casos como enriquecimiento ilícito, tráfico de armas, corrupción y vínculos con bandas criminales así como algunos que han expresado en sus redes sociales inconformidad e incluso desobediencia frente a las líneas de bando.