El 2014 no fue un buen año para la economía colombiana. El último reporte del DANE sobre el desempeño del país en el tercer trimestre habla de un estancamiento en su crecimiento respecto al 2013. El agro creció por debajo del conjunto de la economía y la industria y la minería registraron decrecimientos de -0,3% y-1% respectivamente.
A septiembre el país registró un déficit en su balanza comercial de USD $449,6 millones, frente a USD $66,2 millones del año anterior. También se registró un déficit récord de 4,4% del PIB en la cuenta corriente de la balanza de pagos. Cifra que evidencia el progresivo desequilibrio entre el nivel de ahorro interno y la dependencia del país a la deuda y al capital extranjero.
En cuestión de semanas el precio internacional del barril de petróleo disminuyó estrepitosamente, cayendo a niveles inferiores de los USD $60. Hecho que empeora la situación fiscal de un país que como Colombia ha sostenido un aparente crecimiento en la producción y precios de los hidrocarburos y minerales. Pura espuma. ¡Hoy faltan $15 billones para el presupuesto de 2015!
La recuperación económica parcial en Estados Unidos ha cambiado la tendencia del dólar que ahora se revalúa aceleradamente. El encarecimiento del dólar aumenta el valor de las importaciones de los insumos de la industria y el agro y además encarece la abultada deuda externa (pública y privada): leña para el incendio en la balanza de pagos.
Se espera que el alza en las tasas de interés en Estados Unidos promueva también una salida adicional de capitales que llegaron como inversión extranjera directa. Plata prestada con la que cubríamos el recurrente déficit y que saldrá buscando mejores rendimientos en Estados Unidos.
Coinciden los pésimos resultados de la política económica de la última década con desfavorables cambios en la situación económica internacional. Pero justo delante del abismo la respuesta del gobierno es aprobar a pupitrazos en menos de dos semanas el TLC con Corea, Alianza del Pacífico, reforma tributaria, reforma educativa y la de “equilibrio” de poderes.
TLC con Corea para aumentar el déficit comercial industrial en una competencia imposible, frente a la potencia industrial que significa Corea; Alianza del Pacífico para hacer lo propio con el agro; Reforma Tributaria que grava el patrimonio acumulado durante años de quienes realizan empresa (y no lo ganado durante el año fiscal como debería ser), desestimula la inversión en el sector real y aumenta la carga tributaria de la clase media. Eso sí, sin tocar un peso a los beneficios tributarios del sector financiero ni mencionar siquiera el impuesto a los dividendos.
Casi tan grave como el contenido de estas leyes es el procedimiento al que acude el gobierno para aprobarlas. El pupitrazo supone atropellar el debate democrático necesario en cualquier sociedad, irrespeta al Congreso y niega a la opinión pública y a los gremios el derecho a informarse oportunamente y participar de la discusión. Con Santos II decir “próspero año nuevo” será apenas una formalidad.
@juliocpj88
