Antes que nada, hago un llamado a la razón, a la objetividad, al intelecto y sobre todo a la reflexión y al respeto de quien va a leer estas líneas, pues como es sabido por el grueso de la sociedad colombiana, el nombre de Piedad Córdoba despierta en el corazón de varios colombianos, odios viscerales, rencores mediáticamente infundados, indignación nacional, resentimientos “patrióticos” y airosas reacciones que desencadenan en una verborrea llena de calificativos de todo tipo ya bien conocidos. Reacciones que se incrementan aún más al leer el titular de este artículo, que pondrá a más de uno los pelos de punta y en alerta, cual musiquita amarillista típica de la noticia de “última hora” de los noticieros nacionales, exacerbándonos por demás, ese orgullo patriótico de este país del sagrado Corazón. Valga decir también, que si bien hay muchos colombianos que la detestan y le reflejan su “patriotismo” con insultos en ascensores o siendo protagonistas de bochornosos incidentes en aviones, igualmente hay mucha gente que la apoya, que la quiere, que le agradece y entre esa mucha gente están las madres y los padres de los hoy exsecuestrados de las FARC.
“Reto”, si se puede decir de esa manera, al lector(a), a quien considero inteligente, a que lea este artículo en su totalidad, tratando de no caer en la tentación de la ya predecible, fácil y de por sí aburridísima vía de la grosería y la vulgaridad comentando y; de ponerle “mute” por unos minutos, a todo lo que ha escuchado de los medios sobre la hoy exsenadora y directora de Colombianos y Colombianas por la Paz. ¡Menudo reto compatriotas de camiseta de fútbol y de pura sangre!
Es necesario decir entonces, que soy colombiano, no me considero antipatriota, no soy de izquierda, no soy guerrillero, no soy familiar, ni colega, ni amigo, ni mozo de la exsenadora; ¡ni siquiera la he visto en persona! Como tampoco me pagaron para escribir esto o estoy mal de la cabeza. Por otro lado, tampoco soy de derecha, no soy paraco, ni uribista, ni ordoñista ni santista, ni tampoco cabalista o gurisattista (si exista tal cosa).
Dicho esto, argumentaré cuatro cuestiones:
- El fenómeno “Cordofobia”, si se puede llamar así, es muy similar al malestar que le genera a muchos bogotanos la administración del actual alcalde Gustavo Petro, sin que con esto esté diciendo que sea el sexto mejor alcalde del mundo o por lo contrario el sexto peor. Pero la exageración con la que los colombianos perciben los problemas locales y nacionales, incluso hasta los personales, y que atribuyen a ciertos políticos, ya raya con lo absurdo y lo ridículo. ¿Será que antes de la administración de Petro, Bogotá no era insegura, estaba llena de huecos, llena de gente, llena de trancones? Ahora, resulta que todo lo malo, incluyendo factores climáticos, que le acontece al bogotano es culpa de Petro.
Y ahora, en el caso que nos compete, ¿que todos los problemas nacionales que aquejan al colombiano de a pie sean culpa de Piedad? Yo pregunto: ¿será que es culpa de Piedad que los colombianos deban hacer filas interminables en las E.P.S para recibir un servicio de pésima calidad o inclusive morir en el intento?, ¿será que es culpa de Piedad el hecho de que seamos el país más desigual de América Latina y el cuarto en el mundo?, ¿será que es culpa de Piedad que tengamos un pésimo sistema educativo, unas pésimas condiciones laborales, una corrupción con índices vergonzosos?, ¿será culpa de Piedad que miles de niños wayú de la Guajira mueran literalmente de sed y de hambre?, ¿será también culpa de Piedad el chikunguya, el terremoto de Armenia, la sequía del Casanare, el gol de Yepes que no fue? Ahora, ¿qué le ha hecho Piedad Córdoba al colombiano de a pie?, ¿qué atroz crimen cometió?, ¿puso una bomba?, ¿se robó el erario público?, ¿reclutó niños, secuestró o mató a alguien?
Lo que dirían muchos colombianos serían dos cosas: es una terrorista, alias “Teodora”, la “negra” o “la negrita” de las FARC o es una antipatriota traidora que se la pasa hablando mal de Colombia y haciéndonos quedar mal ante el mundo.
- Con respecto a lo primero, sobre sus vínculos con las FARC, remitámonos al meollo del asunto, vayamos a los hechos y contextualicemos. Piedad fue destituida e inhabilitada por 18 años, el 27 de septiembre de 2010, por la Procuraduría General de la Nación, para ejercer oficios gubernamentales. Procuraduría a la cabeza de Alejandro Ordóñez, quien dicho sea de paso, de joven quemaba libros de Gabo y ha sido un férreo crítico de la exsenadora. Un personaje que se ha opuesto a diferentes políticas que Córdoba defiende a capa y espada, como los derechos de la mujer, el aborto, la eutanasia, los derechos a la comunidad LGBTI y otras minorías, etc, etc., cuestión que lo ubica dentro del espectro de la “ultraderecha-religiosa”. El fundamento de Ordoñez, se debió a unas “supuestas” pruebas extraídas del computador de “Raúl Reyes” y el “Mono Jojoy”. ¿Se acuerdan como les “dieron de baja” a estos cabecillas de las FARC? Pues sí señores, los bombardearon con tecnología de punta. ¿Qué alguien me explique cómo unos computadores sobreviven a un intenso bombardeo utilizando tecnología de punta como afirmaron en su momento autoridades colombianas? Dando por cierto que dichos computadores salieron en perfecto estado, el procedimiento una vez incautados en el que las autoridades colombianas entregaron los computadores a técnicos de la Dirección de Investigación Criminal e Interpol (DIJIN), deja muchas dudas. Atemos cabos: por un lado, como afirma la mismísima revista Semana con fecha de 2010 “la Procuraduría no trabajó con base en los archivos directamente, sino en un informe que redactó la Policía Judicial. El informe fue elaborado por el policía Ronald Hayden Coy Ortiz, quien, según el abogado Quiroz, “reconoció que no era un perito forense experto en archivos electrónicos. No ha hecho cursos de sistemas algunos”. Hayden, quien era para aquel entonces investigador del grupo antiterrorista de la DIJIN, fue el mismo quien aceptó ante un juez colombiano que “se rompió la cadena de custodia de los computadores, lo que haría que hubieran estado expuestos a manipulaciones”. Y para rematar la cosa, el informe de la Interpol fue enviado al entonces Ministro de Relaciones Exteriores Fernando Araújo (exsecuestrado de las FARC) de Uribe, al General de la Policía Oscar Naranjo, y a nada más y nada menos, que la exdirectora del DAS, María del Pilar Hurtado (hoy en la cárcel), quien fuera investigada por las chuzadas ilegales, de las que no solo fue víctima Piedad sino muchos de la oposición (y este país que dice indignarse tanto con lo que le sucede a la oposición venezolana).
Más allá de todo eso, como es sabido por la opinión pública, Piedad ha tenido posiciones que pueden considerarse de izquierda. Hay fotos de la excongresista con guerrilleros de las FARC. Pero es de recordar y de contextualizar que fueron tomadas en el marco de acercamientos entre la guerrilla y el gobierno colombiano para la liberación de secuestrados, teniendo como intermediador al gobierno del difunto Chávez. Tener posiciones de izquierda, colaborar en ayuda humanitaria y tomarse una foto con guerrilleros dentro de un proceso de acercamiento, si bien puede molestar a muchos, (no a los familiares de los secuestrados por supuesto), estos hechos no la hacen automáticamente una terrorista de las FARC ni una antipatriota. Sino todo lo contrario, la hace una mujer que sabiendo lo que le venía de la siempre amañada opinión mediática colombiana, decidió apostarle valientemente a un acercamiento, a unos acuerdos humanitarios, a la liberación de los secuestrados que reencontraron después de muchos años con sus familiares. Cuestión que logró en parte y que es de reconocer a nivel nacional nos guste o no nos guste. ¿Pensaría lo mismo de Piedad si fuera una o uno de esos padres? Entonces, dicho esto, queda una sensación en el ambiente ¿Quién o quiénes están detrás de esta evidente persecución política y campaña de desprestigio? ¿Por qué le tienen tanto miedo Piedad?
3. En cuanto a la percepción colectiva-colombiana de “antipatriota-traidora”, que surge producto de informaciones malintencionados de los medios a raíz de varias declaraciones que ella ha dado, primero en México y ahora recientemente con la crisis de la frontera entre Colombia y Venezuela, sobre el gobierno de Uribe y de Santos, vale preguntarse antes que nada ¿Qué entendemos por patria? ¿Qué es ser patriota o un colombiano ejemplar? ¿Será ponerse la camiseta cada vez que juega la selección? ¿Será jurar ante la bandera que somos el país más feliz y más perfecto del mundo y, jurar además nunca hablar de los problemas evidentes de nuestra Nación, porque eso puede herir el pinche ego patriótico de camiseta de fútbol? ¿Es usted de los que dicen amar el país y botan basura a la calle, se cree el más vivo, y de paso se pone a insultar cobardemente al que opina diferente? ¿Eso es patriotismo? No lo creo. Y si su respuesta es afirmativa, eso puede explicar en gran parte, por qué estamos como estamos, es decir: ¡jodidos! Ahora bien, ¿será ser antipatriota quien crítica un gobierno que por 8 años dejó los mal llamados falsos positivos, que fueron asesinatos a gente inocente, que creó la nefasta ley 100, que exportó paramilitares a gobiernos vecinos, que aumentó la edad para pensionarse, que persigue a al oposición? Tampoco lo creo. Y sí su respuesta también fue sí, quizás usted también ha sido un antipatriota y hasta ahora se da cuenta.
4. La cuestión de los medios. Los titulares en noticias suelen decir “Piedad ataca de nuevo a Colombia”, por qué no decir “Piedad crítica al Gobierno de turno Colombiano”, ¿no es más preciso acaso?, ¡pero claro! Aquella pequeña aclaración es menos amarillista, no da raiting, y no ayuda a concretar los objetivos de una élite de por sí de ultraderecha que cuando no asesina o desaparece a sus detractores, los difama y los calumnia, y sabe utilizar para sus intereses los medios masivos de comunicación. Para nadie es un secreto que detrás de cada medio hay una línea ideológica clara sea de derecha o de izquierda; que acomoda la información siguiendo esa misma línea, la saca de contexto, cambia sutilmente el lenguaje, etc. Y es aquí en donde han sido más efectivos. ¿Cómo despertar al envenenado colombiano promedio después de un lavado de celebro mediático en pro de la campaña de desprestigio de una política como Piedad?
¿Sabrá el grueso de la población colombiana que Piedad Córdoba fue secuestrada por las autodefensas? o ¿qué secuestraron y desaparecieron cruelmente y por mucho tiempo a una de sus hijas? Lector o lectora si usted es madre o padre, ¿merece una mujer, así sus tendencias políticas no sean del agrado de uno, que le secuestren y le desaparezcan una hija? ¿Sabrán también que a pesar de exiliarse, que a pesar de ser matoneada mediáticamente, esta mujer sigue luchando valientemente por los derechos de quienes nos los han tenido, también por la liberación de los secuestrados de las FARC?, ¿todo esto justifica que le intercepten ilegalmente sus teléfonos, que le amenacen vilmente la familia, que la secuestren, que le desaparezcan una hija y todo este trato injustificado por donde se le mire?
En un país tan extraño y de tan doble moral, que se indigna y se rasga las vestiduras con lo que sucede con un líder de la oposición como Leopoldo López en Venezuela, y no se indigna por la infame persecución al líder indígena Feliciano Valencia en Colombia, habría que preguntarse quiénes son los verdaderos antipatriotas. Habría que hacer más análisis, y ojalá, de tipo psicológico, sobre la doble moral colombiana y el porqué de la sevicia mediática contra algún opositor del gobierno. ¿Será que nos duele ver a una mujer regia echada pa’ delante que no se deja atemorizar, y no se rinde ante la infamia y sigue denunciado lo que evidentemente está mal en nuestro país con la frente en alto?
Sea como sea, lo que yo sí quisiera ver sería una indignación nacional, que tenga la magnitud de la “cordofobia”, pero transpuesta a los niños de la Guajira que mueren por montón ante la indiferencia de miles de colombianos que prefieren seguir siendo chivos expiatorios de los medios, insultando sin argumento o fundamento alguno a esta mujer. Yo sí quiero ver esta indignación de los colombianos cuando les suben el sueldo a los senadores y cuando nos quitan más derechos y oportunidades. ¡No seamos hipócritas, ni de doble moral compatriotas! Si quieren ser verdaderos patriotas comiencen por ser sensatos, apagar los noticieros, informarse e investigar un poco más, dejar de comentar sandeces sin sentido, respetar la diferencia, respetar la opinión, respetar al que piensa diferente y ayudar desinteresadamente al que lo necesita. ¡Eso sí es hacer patria compañeros! Por todo esto y por mucho más, ¡yo sí apoyo a Piedad Córdoba!