Cali, la capital mundial de la salsa, la capital deportiva de América, la ciudad cívica por excelencia, colecciona un nuevo título: Capital de la Resistencia en Colombia. La beligerancia de Cali no es nueva. Su rebeldía ha sido tradicional e histórica y en este paro indefinido, que no tiene hasta el momento solución a la vista, la ciudad ha tenido un protagonismo que revela y sorprende nuevamente con esa condición.
En un punto de los 6 existentes que bloquean el trafico automotor se ubica Puerto Resistencia, conocido antiguamente como Puerto Rellena, nombre tomado de la tradicional venta en su entorno de unas deliciosas morcillas, que a todos nos gusta verlas servidas en el plato, pero a nadie le gustaría observar su cruda e impresionante preparación. En ese punto, localizado en el corazón de la Avenida Simón Bolívar con la calle 25, se localiza el gigantesco bloqueo.
"La Simón", que en lenguaje vernáculo se le llama a la Avenida Simón Bolívar, es una de las arterias viales que oxigenan el tránsito vehicular de la ciudad. Además, junto con la Calle 5, la Autopista Suroriental, la Avenida Paso Ancho y la Avenida Cuidad de Cali son parte integral del sistema nervioso central, capaz de canalizar el flujo vehicular de la Urbe. La Calle 5 de Cali es parte del entramado, es la madre de todas las batallas: la Quinta actúa como el hito urbano vial por excelencia y así lo dejo plasmado Jairo Varela en su insigne canción titulada Cali Ají: si por la Quinta vas pasando/ es mi Cali bella/ que vas atravesando/. Pero "La Simón" junto con la Avenida Ciudad de Cali no se quedan atrás, son las arterias viales mas importantes del suroriente y ellas conjuntamente van a morir al iniciar la vía que se dirige hacia Jamundí. En todas ellas existen trancones en horas pico, pero con base a una adecuada semaforización como la que poseen y los nuevos anillos viales se logra una gran fluidez vehicular.
Se puede decir sin temor a equivocarme que Cali ha logrado a través del tiempo y con administraciones comprometidas soluciones viales eficaces que dan como resultado una ciudad organizada. Conseguir este resultado fue factor fundamental la firma constructora Pinsky Asociados, responsable de los primeros anillos viales construidos en nuestra ciudad. ¡Cómo añoro a Pinsky Asociados! Hoy la Avenida Simón Bolívar muere en Puerto Resistencia. Ahí está ese cruce vial de la Comuna 16, cuyo entorno son los barrios Villa del Sur (nosotros los veteranos lo conocemos como Periquillo), República de Israel, Antonio Nariño, Mariano Ramos, San Carlos, Unión de Vivienda Popular y el Diamante. Allí se concentra la mayor expresión de la inconformidad y la protesta. Sin embargo, esto no se restringe solo a estos barrios, fruto de las migraciones de chocoanos, nariñenses y caucanos que huían de la endémica violencia de los años 50.
Ahí está el Distrito de Agua Blanca, que es un asunto todavía más complejo. Su punto Puerto Madera del Barrio Calipso es otro punto de resistencia duro. Cali es eso, un crisol cultural, una olla pitadora que siempre ha estado a punto de explotar, un acumulado de problemas no resueltos de inequidad, racismo, desigualdad, desempleo y falta de oportunidades. Estos aspectos sumados a la displicencia de una clase empresarial y oligárquica que siempre los ha mirado con desdén conforman dos ciudades distintas que no se hablan, no interactúan y menos desarrollan un proyecto común. Esa es una de las tantas causas del estallido social. Eso es lo que hay que mirar y no encasillarse en la manipulación de la palabra "vándalos" que tanto les gusta a los sesgados noticieros.
Lograr llegar a este punto de bloqueo no tiene ninguna dificultad si se enrruta desde el sur por la Carrera 44 hasta su final en el barrio La Independencia. Al llegar en un día normal, su ambiente se asemeja a los informes de prensa que llegaban en los años 80 de la guerra civil Libanesa y su incendiada capital Beirut. Puerto Resistencia se asemeja a un "territorio liberado", es una área inmensa con sabor a guerra. Centenares de jóvenes con escudos metálicos, capuchas y mascarás antigases lacrimógenos van de un lado para otro comunicándose entre sí, amables con el visitante pero naturalmente desconfiados. Barricadas, automóviles quemados, árboles caídos, trozos de rocas diseminados por todas partes, una tarima para presentaciones, una cancha múltiple demarcada y un CAI que es una especie de trofeo de Guerra. Su estructura blindada sigue en pie y le han dado un uso de dispensario. Ese es el ambiente que se respira en Puerto Resistencia.
Estoy por creer que Sebastián de Belalcázar no vuelve a Cali. ¡Sebastián Moyano ya no va más! Estamos entrando en una etapa de reflexión y redefinición de nuestros símbolos. Unos días antes de nuestra visita al sitio hubo una gran concentración en Puerto Resistencia. Era la inauguración del nuevo símbolo de la resistencia en Cali, fue apoteósico. Miles de personas asistieron a descubrir este totem caleño, que para los muchachos de la primera línea ejerce una especie de fetichismo. El monumento consiste en una mano gigante y en su desarrollo pinturas alusivas a las muertes atribuidas al Esmad y naturaleza viva. Así mismo, corona con los dedos de la mano sosteniendo un letrero en el que se lee claramente la palabra resistencia. Fluyen las visitas de los caleños a Puerto Resistencia a observar el guernica caleño, que nos recuerda aquel cuadro de Pablo Picasso en homenaje a los muertos ocasionados por el bombardeo de la Legión Cóndor Alemana, a la población de Guernica España. Corren serios rumores de que existe la arbitraria y provocadora intención de derribar la estructura de arte popular y que representa la resistencia. Hay que tomarlos en serio, son capaces de todo. ¡Amanecerá y veremos!