Un hermoso municipio costero que se ubica al norte del departamento del Atlántico, con gente humilde, acogedora y cálida. Un lugar de ensueño que hace algo más de 60 años no tenía nada que envidiarle a Santa Marta, San Andrés o Providencia, en cuanto a playas se refiere, gracias a una mística Isla Verde que resguardaba sus costas, dotándola de aguas apacibles y cristalinas, junto con una gran riqueza en fauna y flora marina.
Puerto Colombia, el lugar que posee el que fue en su momento uno de los muelles más largos e imponentes del mundo y un melancólico castillo que engalana sus playas, los cuales potenciaban su porvenir portuario y turístico, se ha visto envuelto en un declive bastante drástico como consecuencia de diferentes factores de carácter socio-económico, cultural y de intereses personales.
Este dramático declive que experimenta el municipio en su velocidad de crecimiento y progreso se remonta a la época en la que, por una supuesta incursión en busca de petróleo en Isla Verde, se catapultó lo que sería una gran catástrofe geológica y ecológica, que más tarde se vería reflejada en el deterioro del potencial portuario y turístico que se preveía en el municipio. Aunque hay quienes afirman que esa incursión petrolera no era más que una movida para destruir Isla Verde y así deteriorar los canales de navegación que conducían al Muelle, todo esto con el objetivo de trasladar el puerto a la ciudad de Barranquilla.
Pero este hermoso municipio no se quedaría ahí. Con su gente pujante y honesta, muy a pesar de malas gestiones administrativas, Puerto Colombia se posicionó como uno de los mejores municipios del departamento, gracias a que muchos de sus habitantes apelaron a la pesca y a su fortaleza turística como medio de subsistencia, pero también otros más se convirtieron en población flotante de Barranquilla, puesto que se desempeñaban laboralmente en la capital. Todo esto le devolvió cierta estabilidad y tranquilidad al municipio, aunque su crecimiento y desarrollo aún seguían siendo algo mermado.
Lastimosamente, desde hace unos años se ha experimentado un ascenso considerable en la inseguridad del municipio. Muchos lanzan acusaciones un tanto xenófobas, argumentando que esto se debe a la cantidad de inmigrantes venezolanos que han llegado a nuestras tierras, pero hay que tener claro que el problema de inseguridad trasciende más allá. Si bien es cierto que la presencia de venezolanos, muy posiblemente, trae consigo una incidencia en la seguridad del municipio, por otra parte no es acertado atribuir todos los problemas de inseguridad a ellos, puesto que en esta problemática convergen muchos otros factores de relevancia.
Uno de los principales factores de incidencia en la inseguridad del municipio muy fácilmente se le puede atribuir al problema de estupefacientes que ha infestado las calles de nuestro municipio. Esto acarrea; primero, enfrentamientos por el control del microtráfico y segundo, la adicción a las sustancias psicoactivas que llevan a que muchos consumidores empedernidos emprendan actividades criminales de atraco y robo, con el fin de adquirir estos alucinógenos. Tan sólo en los últimos seis meses se han presentado diversos casos de muertes violentas, de las cuales la gran mayoría poseen una relación con sustancias psicoactivas. El caso más reciente fue el de un hombre que fue baleado, el cual en su juventud prometía ser uno ser los mejores surfistas del país, pero lastimosamente tomó un camino equívoco. Actos violentos y delictivos que anteriormente era muy difícil de presenciar en el municipio.
Es aquí donde hay que precisar la pertinencia en la toma de medidas tanto al corto, como al largo plazo; principalmente fortaleciendo los sectores de educación, cultura y deporte, para mantener a nuestros jóvenes alejados del mundo de las drogas, y así debilitar estas estructuras delincuenciales que tanto daño le hacen al municipio.
Con una posesión administrativa que verdaderamente represente al pueblo se podría devolver al municipio un estatus que lo posicione nuevamente como uno de los más prósperos y tranquilos del departamento. Es necesario recuperar la tranquilidad que caracterizaba a Puerto Colombia, lugar donde anteriormente se podía caminar hasta altas horas de la noche sin temor alguno.
Este municipio tiene mucho por dar y se puede lograr, por eso hay que invitar a todos los residentes y oriundos de este hermoso municipio a que sonrían, que vendrán cosas mejores.
¡Puerto, sonríe... que será mejor!