Aunque muchos son conscientes de la importancia del trabajo de la salud mental (vista desde un enfoque de apoyo a la justicia), otros todavía no entienden que existen investigaciones y años de práctica judicial y pericial entre las ramas de la salud, la salud mental y el derecho que han dado grandes frutos en el avance del entendimiento de la conducta y su relación o influencia desde el ámbito legal. Este apartado pretende dar un punto de vista objetivo sobre la articulación entre la psiquiatría, la psicología y el derecho.
La relación existente entre la psicología, la psiquiatría y el derecho no surge de manera evidente ante una primera mirada. De hecho, algunos autores han señalado que la psicología y el derecho parecieran no tener puntos de encuentro a nivel de las premisas básicas, los modelos de comprensión, en sus métodos o en sus teorías explicativas (Clifford, 1995). Al hablar de la psicología nos orientamos al hecho de expresar con una palabra la forma como entendemos la conducta humana a través de una ciencia del comportamiento. Por otro lado cuando hablamos de derecho, solemos definir el significado de las normas que rigen la manera de comportarnos y la manera de entender el comportamiento del ser humano por medio de una serie de parámetros definidos por la sociedad para vivir de forma adecuada.
En ese sentido entenderías que la psicología y el derecho tienen algo en común, ese común se refiere a entender la conducta humana. Por mucho tiempo algunos autores nunca estuvieron de acuerdo que la psicología y el derecho tuviesen algo que ver entre sí, sin embargo a la fecha es evidente que son complementos y que juntos articulados pueden ser de gran valor para la justicia, la ciencia y la sociedad.
Cuando miramos la relación entre la psicología y el derecho podemos evidenciar un vínculo que muchos pueden describir como el nacimiento de la psicología forense. Este vínculo es el apoyo del derecho en los conocimientos científicos presentes en la psicología. El área jurídica se apoya en la misma para aportar las evidencias necesarias en los casos que se requieran. La ciencia del comportamiento es de vital importancia para el derecho pues la sociedad le ha dado el valor necesario que aporta confiabilidad y veracidad. Esa veracidad es la que se busca entender y obtener en los juicios de valor de los procedimientos legales que engloban el derecho penal, por ejemplo.
Es así que podemos identificar como algunos autores ya hablan de la unión entre estas dos cuencas. Para la muestra, citando a Garrido (1994), “la psicología forense se puede definir como una disciplina que actúa como auxiliar de la ley positiva buscando el mejor modo de proceder para producir información que ayude a determinar aspectos psicológicos asociados a unos hechos investigados o conceptuando sobre la conducta de un individuo de manera predictiva, debido a que muchas de las decisiones que se toman en el ejercicio del derecho se basan en la probabilidad y predicción de futuras conductas de las personas, como por ejemplo la custodia de un menor de edad, o las recomendaciones sobre las medidas de seguridad y acciones de reparación”. Esto demuestra que la ciencia del comportamiento es fundamental para el apoyo de los procesos judiciales y las diversas alternativas de las personas que hacen parte de los mismos.
También podemos atribuir el entendimiento de la mente humana desde un punto de vista físico, biológico y puntal patológico, a la psiquiatría. Pues muy relacionada con la psicología también busca entender la conducta humana. Entonces, ¿qué diferencia una de la otra? Se sabe que la psicología entiende la humanidad desde una perspectiva biopsicosocial, sus tratamientos buscan la modificación de la conducta basándose en procesos complejos de autoimagen y reflexión. Por otro lado la psiquiatría aunque también utiliza algunas técnicas similares, se orienta a la parte médica y por ende busca regular la conducta con medicamentos que apoyan el proceso y su análisis busca controlar la patología mental desde un enfoque más orgánico. La psicología se apoya con la psiquiatría para desarrollar diversos tratamientos. En ese orden de ideas encontramos que la psicología y la psiquiatría se complementan con el derecho, la psiquiatría también puede ser forense.
Es por ello que podemos hablar de la búsqueda de profesionales idóneos para apoyar procesos legales, aquí surge el perito, aquella persona experta en un tema determinado y que aporta sus conocimientos y experiencia para apoyar casos legales y orientar la verdad para resolver diversos casos. Por eso muchos han referido “el rol del perito psicólogo o psiquiatra forense se puede sintetizar en que realiza un acercamiento al conocimiento clínico, a través de la comprobación de hipótesis mediante la aplicación del método científico, para poner su conocimiento al servicio del derecho para la búsqueda de una “verdad procesal” que es determinada por el señor(a) juez”.
Entonces estas ciencias se enfocan en apoyar la búsqueda de la verdad, entendiendo al ser humano y brindado con una mirada amplia la explicación de su conducta. Muchos casos suelen formular preguntas como: ¿Por qué lo hizo? ¿Qué motivos tenía? ¿Qué pasó por su mente al cometer este hecho? Otros como: ¿Este hombre será responsable con sus hijos? ¿El trabajador dice la verdad sobre su accidente de trabajo? Y de esta forma se movilizan recursos y personal para resolver dichos cuestionamientos.
Entonces el ejercicio forense se constituye en el punto de encuentro entre la psicología, la psiquiatría y el derecho disciplinas que desde la medicina o la psicología, a través de una opinión pericial, se pretende orientar a los profesionales en derecho en la comprensión del comportamiento (adaptativo, no adaptativo o asociado a enfermedad mental) en relación con hechos delictivos, tanto en su génesis como en sus consecuencias. Se debe entender que las tres disciplinas trabajan en la búsqueda de estrategias que permitan prevenir nuevas formas de victimización y en procura de la reparación de los daños causados por la vulneración de derechos fundamentales. Otro punto de encuentro tiene que ver con el hecho de que tanto abogados, psicólogos y psiquiatras orientan su quehacer desde un enfoque de derechos y a través del abordaje diferencial, procurando garantizar acceso a la justicia y a la reparación.
En conclusión, sabemos que el papel de la psicología y de la psiquiatría forense en el proceso judicial busca usar el conocimiento y todas las técnicas necesarias, con la mayor objetividad, en beneficio de la verdad, buscando la adecuada administración de justicia. Todo esto mediante la elaboración de informes, denominados “informes periciales”, que servirán de prueba en la audiencia de juicio oral con la recepción del testimonio. Se puede entender entonces que la psicología, la psiquiatría y el derecho son tres engranajes que pueden acoplarse y trabajar en pro de la resolución de hipótesis y ayudar en el análisis y síntesis de los hechos que buscan favorecer las víctimas y apoyar la toma de decisiones; decisiones que cambian la vida de las personas.