Actualmente la psicología se encarga más que de la enfermedad mental. De hecho, por estos días la psicología positiva ha tomado un papel importante en nuestras vidas, pues se encarga de descubrir las habilidades y fortalezas que tienen las personas para afrontar las dificultades. Además, nos invita a conocerlas y a hacer de nuestras virtudes y fortalezas este autoconocimiento. Así mismo, nos prepara para asumir el sufrimiento, el aislamiento y otras emociones que nos causan dolor, usando las emociones desde lo más positivo que todos poseemos: su autodescubrimiento. Y eso no es todo, nos permite fortalecer nuestra comprensión y asumir posturas más optimistas y que le dan menos trascendencia y drama a las emociones negativas que afrontamos día a día. Así pues, lo que busca la psicología positiva es tener un avance o generar posibles soluciones ante la adversidad; esto no quiere decir que las personas ignoren sus problemas y salgan corriendo, tampoco generar indiferencia ante el sufrimiento ajeno.
Esta postura nos invita a hacer uso de las emociones que todos poseemos para transformar los problemas en soluciones prácticas; eso sí, aunque no existe una pócima mágica, sí podemos hacer uso de nuestros recursos. El autoconocimiento emocional es uno de ellos: este nos otorga la posibilidad de ser más resilientes frente a la vida. En esa sentido, usar nuestras fortalezas emocionales produce un efecto en la mente que genera soluciones donde antes solo habían problemas, donde estabamos llenos de emociones negativas que nos hacían sentir presos de nuestra mente y seguramente de nuestros líos. Con eso claro la mejor herramienta emocional que tenemos a la mano es incluir más hábitos saludables en nuestras mentes y vidas, rodearnos de personas que nos generen bienestar, comer todos los días alimentos que nos produzcan satisfacción y salir a caminar o simplemente dejar nuestra mente en blanco unos minutos. Esto genera satisfacción en nuestros cerebros, la cual se verá reflejada en bienestar emocional. De este modo nuestra mente tendrá la oportunidad de generar emociones de gratificación y satisfacción que se verán reflejadas en nuestro estado de ánimo y le ayudarán a nuestro cuerpo y mente a funcionar mucho mejor, dejando como resultado un sentimiento de bienestar diario que con el tiempo perdurará mucho más de lo habitual. Ese día habremos entrenado nuestro cerebro para producir un estado mental de bienestar.