Cuando el gobierno de Virgilio Barco decretó la ilegalidad de las autodefensas del Magdalena Medio, en abril de 1989, estos grupos paramilitares buscaron una estrategia para seguir manejando las estructuras políticas de la región: crearon el Movimiento de Reconstrucción Nacional, Morena. El experimento duró apenas tres meses pero despertó una tormenta nacional, en un momento en el que el país sufría por la violencia desatada por el Cartel de Medellín y el genocidio de los dirigentes de la Unión Patriótica.
Esta región había sido tradicionalmente liberal y los jefes del partido en Boyacá, Jaime Castro y Jorge Perico Cárdenas habían aceptado tácitamente el crecimiento de las autodefensas desde finales de los setenta. Ninguno de ellos rechazó los votos que les entregaba, el entonces representante a la Cámara Pablo Emilio Guarín, un cacique político de Puerto Boyacá y cofundador con Henry de Jesús Pérez del grupo paramilitar desde muy temprano en la década de los ochenta.
Guarín fue asesinado en 1987 y dos años después, quiso llenar su vacío, Iván Roberto Duque, el mismo que años después, a fines de los noventa integró la comandancia del Bloque Central Bolívar con el alias de ‘Ernesto Báez’. Ante la apertura del gobierno para que varios grupos armados se desmovilizaran y pudieran participar en política, ‘Báez’ propuso la creación de un partido político de extrema derecha. En mayo de 1989, fue lanzado en Bogotá el Movimiento de Reconstrucción Nacional, Morena, con el objetivo de participar en las elecciones de 1990.
Duque había llegado al Magdalena Medio menos de dos años antes, cuando tenía 35 años, proveniente de Manizales, luego de dejar la Alcaldía del municipio de La Merced, en Caldas, cargo en el que había sido nombrado en 1987.Según declaraciones del ex jefe ‘para’ en versión libre dentro del proceso de Justicia y Paz, viajó al Magdalena Medio por insistencia de un amigo suyo, Rodrigo Calderón González, quien lo convenció de sumarse a las autodefensas de Puerto Boyacá, entonces dirigidas por Henry Pérez.
Duque se ganó la confianza del líder de paramilitar Henry Pérez y fue nombrado secretario general de Asociación Campesina de Ganaderos y Agricultores del Magdalena Medio, Acdegam. La asociación era la fachada de las autodefensas de Pérez, financiadas ya para ese entonces por los narcotraficantes que tenían fincas en el Magdalena Medio, según han contado varios líderes paramilitares en el proceso de Justicia y Paz.
En Puerto Boyacá ya le decían ‘El Senador’ porque desde que llegó por esos lares presumía de haberlo sido, según cuenta el libro Las Verdaderas Intenciones de los Paramilitares. Cuando lanzó Morena, quiso entonces ser candidato en la lista de Morena al Senado.
“La ambición y la codicia me hicieron creer que podía formar mi propio partido. En ese momento tenía el prestigio, la gente y el dinero. Mis discursos le encantaban a la gente y a las autodefensas”, aseguró ‘Báez’ en una versión libre en el proceso de Justicia y Paz.
Pronto comenzaron a aparecer en todo el Magdalena Medio carteles publicitarios en los que aparecía una mujer de piel oscura, con leyendas como “Te quiero por Morena, te quiero por colombiana”. “Acerté con el nombre del movimiento, porque la gente lo asociaba con la piel teñida por el sol y los ojos claros de las mujeres de la región”, recuerda ‘Báez’.
Varios jefes de las autodefensas se habían desencantado con el Partido Liberal, porque sentían que sus líderes los veían como unos simples aportantes de votos y buscaron tener un brazo político propio, según cuenta Álvaro Jiménez, analista político y ex miembro desmovilizado del M-19 que visitó la región para la época, como delegado de Carlos Pizarro. Buscaban convencer a los paramilitares del Magdalena Medio que se sumaran al proceso de paz en el que se había embarcado el M-19 y otros grupos guerrilleros.
“Lo que ocurrió es que por iniciativa de Duque, (‘Báez’) en alianza con sectores del Ejército, se creó un brazo político de un grupo ilegal. No se puede hablar de un proyecto político, porque el objeto de las autodefensas era el negocio de la droga. Con Morena, buscaron tener un espacio para llegar al Congreso”, explicó Jiménez.
Al mismo tiempo que el ex jefe ‘para’ comenzaba con su campaña política, en Bogotá un grupo de dirigentes de derecha se sumaron a la idea. El político conservador Armando Valenzuela, quien había trabajado como secretario de la comisión de cuentas del Senado encabezó el respaldo a Morena, según cuenta Fernando Vargas, entonces militante del movimiento y hoy abogado defensor de militares en procesos penales. Durante los 80 y 90, Valenzuela defendió en sus textos ideas del nacional socialismo alemán y el fascismo italiano.
“Valenzuela era una persona muy conocida dentro del Partido Conservador y convocó a muchos amigos académicos en esta causa. Nos pareció un gesto bonito el espíritu inicial
de las autodefensas. Luego esa idea se contaminó y nunca se les perdonó que los hubieran financiado los narcos, mientras que a otros grupos ilegales sí”, explica Vargas, quien hoy preside la ONG Comité Nacional de Víctimas de la Guerrilla.
El discurso de Morena se centraba en denunciar los crímenes cometidos por las guerrillas y su presunta relación con partidos políticos de izquierda como la Unión Patriótica y el Partido Comunista. “Existen 500 personas secuestradas por la guerrilla. El Partido Comunista es el sida que carcome el país”, dijo Valenzuela a varios medios de comunicación en julio de 1989.
La idea de dar un espacio político a la extrema derecha fue aceptada en su momento por varios sectores sociales. Muchos compararon a Morena con Arena, la Alianza Republicana Nacionalista, un partido anticomunista fundado por militares salvadoreños a principio de los ochenta, que gobernó ese país centroamericano por casi dos décadas.
Precandidatos liberales de la época como Hernando Durán Dussán, Jaime Castro y Ernesto Samper defendieron al nuevo movimiento señalando la necesidad de respetar la pluralidad ideológica. “La izquierda, la derecha o el centro tienen los mismos derechos de construir partidos políticos siempre y cuando se ciñan a la Constitución”, dijo Durán Dussán a la revista Semana, mientras que Ernesto Samper señaló que “cualquier esfuerzo por sustituir la confrontación de hecho por las vías democráticas merece nuestra aceptación”.
Por el contrario, los líderes de la izquierda de entonces criticaron la creación de Morena. Dirigentes como el entonces candidato presidencial por la UP, Bernardo Jaramillo, que fue asesinado en 1990 y el secretario del Partido Comunista Gilberto Viera, señalaron que si se permitía la creación de un movimiento de esas características el gobierno le daría la bendición a los grupos armados del Magdalena Medio. “Me parece que el sicariato legaliza así sus crímenes”, dijo Viera a Semana y Jaramillo señaló que Morena pretendía “justificar los crímenes contra la UP y contra el Partido Comunista”.
Entre julio y agosto de 1989 ‘Báez’ y Valenzuela recorrieron en helicóptero cerca de 15 municipios del Magdalena Medio y el occidente de Cundinamarca. En pueblos como Yacopí, Morena alcanzó a reunir más de 10 mil personas en manifestaciones políticas. Cuando se le cuestionó a ‘Báez’ durante una versión libre sobre el financiamiento para realizar estas correrías y el mantenimiento de Morena, respondió que “todos los episodios que tienen que ver con la política en Puerto Boyacá y sus éxitos, no hubieran sido posibles sin el apoyo y la financiación de las autodefensas”.
Mientras que los líderes de Morena realizaban su gira por el Magdalena Medio, ocurrió un hecho que puso al grupo en la mira de las autoridades. En un operativo a una finca del narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha, alias ‘El Mexicano’, la Policía encontró un libro de Armando Valenzuela, dedicado al capo del Cartel de Medellín. El hecho fue denunciado por el entonces director del DAS, Miguel Alfredo Maza Márquez.
En “Con las manos atadas”, un libro escrito a finales del 89 por Valenzuela, el líder de Morena se refirió en términos racistas a Maza. “(Maza Márquez)…un policía de labios negroides y cutis cetrino, ambicioso y astuto (…) ha hecho su fortuna merced a una catarata de inferencias y medias verdades (…)causando el daño a mi buen nombre, el general de marras juzgó que lo hecho bastaba para sepultar a Morena”, escribió Valenzuela en el libro.
Este hecho causó la división entre los líderes del movimiento, según el integrante de Morena, Fernando Vargas. “Muchos le reprochamos lo del libro. Él nos explicó que no conocía a Rodríguez Gacha y que todo se debió a que alguien le pidió que hiciera una dedicatoria en uno de sus libros a un empresario. Insistió en que lo hizo sin saber y de buena fe”, señaló Vargas.
Otro punto de divergencia entre la dirigencia de Morena fue el apoyo a los precandidatos liberales a la presidencia. Mientras Valenzuela propuso que debían tener un aspirante propio, ‘Baéz’ dijo públicamente que el movimiento apoyaría a Durán Dussán.
Cuando sus líderes comenzaron a discutir el respaldo del grupo a un precandidato presidencial, ocurrió un hecho que marcó el fin definitivo de Morena: el 18 de agosto de 1989 fue asesinado Luis Carlos Galán. Según Vargas y ‘Báez’, los integrantes del movimiento fueron estigmatizados como cercanos a los posibles asesinos del aspirante liberal. “Durante el sepelio del aspirante liberal un grupo de personas comenzó a gritar ‘la Morena de Dussán mató a Galán’. Las cosas se pusieron muy peligrosas para nosotros y el movimiento se disolvió”, recordó Vargas.
Según cuenta Valenzuela en su libro, varios políticos liberales, entre ellos, Bernardo Guerra Serna y Alberto Santofimio Botero, convencieron a ‘Báez’ de acabar con Morena y fundar un nuevo movimiento regional dentro del seno de Partido Liberal. Este fundó el Movimiento Liberal Democrático y Popular del Magdalena Medio y consiguió una curul en el Concejo de Puerto Boyacá.
Un año después, los líderes de las Autodefensas de Puerto Boyacá intentaron fundar sin éxito el Movimiento Agropecuario Nacional, Maná. El día de su lanzamiento, el 20 de julio de 1990, fue asesinado Henry Pérez, según contó en una audiencia de imputación de cargos dentro del proceso de Justicia y Paz, el entonces aliado de este grupo, Ramón Isaza.
Después del final de Morena, Valenzuela publicó varios libros defendiendo sus ideas de extrema derecha, hasta su muerte en 2007. El ex dirigente de Morena se convirtió en un referente para comunidades neo nazis como Tercera Fuerza, el grupo que apareció a la luz pública en 2011, en un video expuesto por Noticias Uno y Semana.com en el que sus miembros rinden culto a Adolfo Hitler.
“Don Armando es amigo personal de Tercera Fuerza y ha sido baluarte para la lucha nacionalsocialista. Además ayudó a forjar el pensamiento de varios de sus líderes y ha sido siempre noble para impartir su sabiduría”, dice una reseña de Valenzuela en la página web del movimiento de extrema derecha.
En 2003, ya como comandante del Bloque Central Bolívar, ‘Báez’ intentó revivir a Morena y publicó un libro en el que enunciaba sus consignas ideológicas. Un año más tarde, comenzaron los diálogos con el gobierno Uribe que lo llevaron a la desmovilización y a afrontar desde la cárcel el proceso de Justicia y Paz. Aunque el proyecto de Morena no prosperó, durante los noventa los paramilitares consiguieron estructurar un brazo político basado en alianzas con dirigentes de varios partidos, lo que les significó una representación de poder en el país.
Historia retomada con la autorización de www.verdadabierta.com