Próxima a 'salir del aire', un repaso a la serie (y discurso) uribista en sus tres temporadas

Próxima a 'salir del aire', un repaso a la serie (y discurso) uribista en sus tres temporadas

Como si de una serie de TV se tratara, el uribismo ha tenido tres temporadas, retomando los mismos temas: género, el fantasma del comunismo y el castrochavismo

Por: Lucho Gutiérrez
marzo 29, 2022
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Próxima a 'salir del aire', un repaso a la serie (y discurso) uribista en sus tres temporadas
Foto: Cortesía

Discurso uribista 2022-2026: ilegitimidad e inestabilidad

Uno de los placeres que nos ha dejado el siglo XXI y la globalización es la posibilidad de llegar a nuestros hogares, cansados luego de una larga jornada laboral o de estudio, y encender el televisor, el computador o el celular, poner la nueva temporada de nuestra serie favorita y desconectarnos del mundo real para entrar a uno diferente.

Toda serie usa una lógica sencilla, pero “enganchante”: una gran historia, subtramas que se desarrollan con personajes secundarios a lo largo de la serie o pequeñas historias que son específicas por temporadas.

Breaking Bad es de las mejores series y la he visto ya tres veces. En la primera temporada vemos a Walter White, un profesor de clase media, hombre de familia, dedicado a sus hijos y esposa, pero nostálgico, triste, melancólico y con un rencor escondido que va saliendo poco a poco. En la tercera temporada vemos al capo Gustavo Fring y su conflicto con Walter. En la sexta, ya no hay Walter, sino un Heisenberg derrotado. Todo cumple el mismo principio, diferentes tramas, hilos y argumentos van estructurando una gran historia (la de un profesor con cáncer de pulmón que decide hacer hasta lo impensable por su sed de poder). Pues bien, el uribismo está funcionando bajo el mismo principio.

La solicitud de reconteo de votos hecha hace unos días no tenía sustento legal según lo hicieron ver varios expertos de derecho electoral, exmagistrados del Consejo Nacional Electoral, e incluso un gran amigo mío me hizo caer en la cuenta de que la única forma posible de un reconteo total era a través de reclamaciones, lo que era matemáticamente imposible dada la cantidad de mesas instaladas en Colombia.

Entonces ¿por qué esa solicitud uribista? ¿Por qué el presidente Duque soportó dicho llamado? Es porque el uribismo está ad-portas de perder el poder y en medio de su desespero, ha decido ir preparando el terreno para su discurso.

Esto no es nuevo, es una estrategia que se ha venido empleando desde 2013 cuando nació el Centro Democrático. Desde entonces, ha habido tres temporadas: 1. Las FARC, la ideología de género y el fantasma del comunismo; 2. El castrochavismo y 3. La inestabilidad y la ilegitimidad del Pacto Histórico. Veámoslas en detalle:

Temporada 1. Las FARC, la ideología de género y el fantasma del comunismo

El surgimiento de esta primera temporada la podemos ubicar desde el 2010 cuando Juan Manuel Santos decidió traicionar a su mentor y padrino Álvaro Uribe Vélez. Huérfano de poder, decidió iniciar una cruzada contra todo lo que se acercara a Santos o a la izquierda. Con los acuerdos de paz, entre 2012 y 2016, el uribismo encontró su gran argumento. Primero, la propaganda y la desinformación de que el país iba a caer en manos del comunismo de las FARC y de que el país se encaminaba a una profunda crisis política y económica si los marxistas llegaban al poder.

En segundo lugar, esta estrategia fue coadyuvaba por posiciones incluso más extremas como la inventada ideología de género, propagada por congregaciones ultraconservadoras cristianas y por ultracatólicos como el exprocurador Alejandro Ordóñez. Sumado a esto, el discurso de la paz sin impunidad, la idea de que el país solo puede aplicar un tipo de justicia y que el castigo es más importante que la verdad y reconciliación, fueron otros de los argumentos.

Esta temporada culminó en marzo de 2018 cuando el partido FARC (Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común), ahora Comunes, obtuvo una risible votación (más de 50 mil votos que representan tan solo el 0,34% de la votación total), demostrando que dicho grupo político está lejos de ser influyente en las decisiones políticas mayoritarias. Esto por supuesto debilitó el discurso, pero no lo erradicó totalmente.

Segunda temporada: el castrochavismo

La segunda temporada tiene un gran antagonista, no es Gustavo Fring, sino Gustavo Petro. La campaña presidencial de 2018 estuvo marcada por el concepto del Castrochavismo, un neolenguaje o neologismo inventado, seguramente, por asesores de marketing político o por coaches que vieron en la otrora simpatía de Petro hacia Chávez su talón de Aquiles.

Hay que anotar que Petro no es el único que ha sido afín al gobierno chavista en América Latina. Entre los años 2000 y 2013, toda la región ha estado llena de gobiernos amigos a Venezuela: Correa en Ecuador, Lula en Brasil, Cristina Kirchner en la Argentina, Morales en Bolivia, incluso el expresidente peruano Ollanta Humala se hizo elegir con una “plataforma” chavista, aunque luego viró a la derecha.

Ninguno de estos países se convirtió en el infierno venezolano que ha promulgado el uribismo, Brasil en el gobierno de Lula se convirtió en uno de los gobiernos que mejor combatió la desigualdad y redujo la deforestación del Amazonas; Bolivia es una de las economías más estables y con mejores tasas de crecimiento; Argentina ha sido tal vez el único que ha afrontado crisis profundas, pero estas se han presentado con gobiernos de derecha y de izquierda.

Esta temporada culminó en mayo de 2018 con la elección del candidato uribista Iván Duque, donde Colombia decidió y este ganó en segunda vuelta. Las consecuencias saltan a la vista: incontables escándalos de corrupción, inflación como no se había visto en décadas, inseguridad disparada en las ciudades y en el campo, violencia política, polarización, entre muchos otros aspectos.

Tercera temporada: la inestabilidad y la ilegitimidad del Pacto Histórico

El final de una temporada no significa el final del discurso o la trama; otra gran serie televisiva que marcó a la generación millenial a nivel mundial fue Friends. En esta, siempre hubo constantes argumentos que en algunas temporadas tenían más relevancia y en otras estaba solo latente. Era el caso del romance de dos de los protagonistas Ross y Rachel que fue importante en las primeras temporadas, se enfrió en la mitad y resurgió con fuerza al final. Igual ocurre con los discursos uribistas, están aún latentes y vivos, pero con menos intensidad.

Para 2022, ante una muy probable derrota del uribismo ya sea a favor de Petro o de Sergio Fajardo, este está preparando su estrategia propagandística y populista, no solo contra sus potenciales rivales en el gobierno, sino contra la institucionalidad misma. Esto se vio en lo que ocurrió en las semanas siguientes a las elecciones a congreso donde, en un hecho sin precedentes, dos expresidentes desafiaron la institucionalidad electoral minando aún más el frágil sistema electoral que tenemos.

Es difícil saber lo que motivó una solicitud de reconteo que a todas luces era improcedente, como se vio después. Mucho más complejo es comprender la intromisión del presidente como cabeza de estado. Incluso, aún más increíble la complacencia del jefe del órgano electoral. Pero es probable que todo el uribismo esté preparando su discurso político para 2022 – 2026, cuando es altamente probable que sean oposición.

En un escenario potencial con Petro en la Casa de Nariño, además del castrochavismo, el comunismo y la FARC, el uribismo le apunta a la ilegitimidad e ilegalidad del Pacto Histórico. Las reclamaciones de fraude en marzo se van a repetir en primera y segunda vuelta, por lo que el Centro Democrático quiere crear un ambiente de inestabilidad política e ingobernabilidad. Para el potencial gobierno de izquierda va a ser muy difícil maniobrar, el país se va a polarizar más y a estos reclamos se sumarán, seguramente, los conservadores.

Si gana Federico Gutiérrez, segundo escenario posible, el discurso sigue funcionando para el Congreso. El uribismo en el poder, esta vez compartido, va a deslegitimar mucho más las fuerzas alternativas, especialmente al Pacto Histórico. No los va a considerar una fuerza política legítima e igual en el Senado y le apuntarán a lo mismo, polarización.

En el más improbable de todos, con Fajardo en Casa de Nariño, es más difícil tratar de elucubrar qué podría hacer el uribismo. Al ser menos radical, Fajardo puede encontrar simpatía en algunos sectores del Centro Democrático, sin embargo, en esta campaña el candidato de la Coalición Centro Esperanza se ha encargado de manifestar claramente que es un opositor a Federico Gutiérrez y ha cuestionado fuertemente el gobierno de Duque, lo que lo distancia. Todo va a depender de qué postura adopte también Fajardo frente a la construcción de coaliciones y de sí es benévolo con la adición de algunos sectores uribistas o no.

En todo caso, el uribismo ya está planeando su estrategia de propaganda para el 2022 – 2026 en cualquier escenario. Promover el odio, el miedo y la polarización son las tácticas para lograr sus cometidos y lograr sobrevivir en un mundo político donde la figura de Uribe está cada vez peor.

Imagen 1: https://www.reuters.com/article/us-colombia-rebels-plebiscite-idUSKCN10F024
Imagen 2: https://caracol.com.co/radio/2022/03/22/politica/1647977283_536975.html
Imagen 3: https://www.eltiempo.com/elecciones-2022/actualidad-electoral/duque-recomienda-reconteo-de-votos-para-senado-659874

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