La agresión por parte de autoridades y manifestantes a la libertad de prensa, la máxima manifestación de la libertad de expresión, ha sido una constante en la protesta social que se vive en Colombia. Sin lugar a dudas, esta situación debe ser llevada a las máximas jerarquías de la justicia, penal y disciplinaria, para que en este país no se continúe atentando contra este derecho constitucional esencial para el equilibrio de un sistema democrático como el nuestro.
Llegar al extremo de que portar un carné de prensa se constituya en un motivo de riesgo y de inseguridad para quienes trabajamos todos los días para informar oportunamente a la población es una afrenta a uno de los máximos derechos constitucionales y divinos, como es la libertad en todas sus expresiones de cada individuo.
El señalamiento y la estigmatización de algunos medios de comunicación digital por parte de algunos funcionarios, autoridades y varios líderes de la protesta social en el Caquetá colocaron en riesgo la libertad de prensa, la integridad de algunos periodistas y sobre todo el cubrimiento periodístico de la protesta social en todas sus expresiones.
Escuchar al gobernador indígena y otros líderes del bloqueo que se encontraba en la vereda Bajo Brasil decir que al único que reconocían como medio de comunicación era a Noticias Uno y que los demás “eran un poco de vendidos” y que eran enemigos de la protesta social me llenó de temor. De hecho, esto hizo que ocultara mi carné de prensa, el cual me identifica como periodista de Alerta Caquetá.
“Los noticieros no dicen la verdad, nos quieren opacar” es uno de los coros entonados en la actividad cultural adelantada por algunos jóvenes y estudiantes de Uniamazonia en el Parque La Libertad de Florencia, el 28 de mayo. Esta es una muestra más de la estigmatización del ejercicio periodístico durante la protesta social en el Caquetá.
Pienso que no hay otra manera más absurda de defender la protesta social como mecanismo de libre expresión que estigmatizando, señalando y criminalizando la libertad de prensa, otro máximo exponente del mismo derecho constitucional que los líderes del paro nacional reclaman les sea respetado.
Esta lamentable situación conllevó a la autocensura de varios periodistas que eligieron dejar de informar temas relacionados con el desarrollo de la protesta social como mecanismo de autoprotección a su integridad emocional y física, amenazada a través memes y comentarios en las redes sociales por algunos ciudadanos que nos atacaban por las noticias publicadas relacionadas con los bloqueos y demás manifestaciones del paro.
“He dejado de cubrir algunas manifestaciones”: Álvaro peralta Murcia, comunicador social y periodista emisora 104.1
El 14 de mayo, el comunicador social y periodista Álvaro Peralta Murcia, de la emisora Comunitaria 104.1, fue objeto de improperios por parte de algunos estudiantes de la Universidad de la Amazonía cuando efectuaba un en vivo por Facebook sobre una actividad que realizaban en la avenida Bruno del Piero, a la altura del ICBF, que mantuvo cerrada esta vía en ese punto por un espacio de más de seis horas.
“Antes del medio publiqué que había un taponamiento de la Avenida Bruno del Piero. Tipo cuatro de la tarde, volví a pasar y la vía continuaba cerrada. Volví a publicar que la vía continuaba cerrada por un grupo de personas que se encontraban haciendo una olla comunitaria. A las 5:30 p.m. llegué de nuevo, seguía cerrada y se encontraban pintando unos murales y grafitis frente al Icbf. Decidí hacer un en vivo en Facebook”, relató Peralta Murcia.
“La publicación tuvo muchas reacciones, unas a favor y otras en contra. Me dijeron de todo, periodista de cinco pesos, arrodillado, pseudoperiodista, entre otras ofensas, y otros salieron a defender mi trabajo”, agregó.
“En el en vivo me di cuenta de que era estudiantes de la Universidad de la Amazonia, nunca dije vándalos y u otros calificativos. Cuando estaba entrevistando a una señorita, una mano tapó mi cámara y les pedí el favor de que no lo hicieran. Fue ahí cuando escuché una voz que me decía Álvaro Peralta no lo queremos aquí. Reconocí la voz, era la de Miguel Ángel Villanueva, estudiante de la Universidad de la Amazonía. No me dejó continuar con la entrevista”, expresó.
Del mismo modo, destacó: “En ese momento sentí temor, porque había al menos 30 o 40 muchachos que me rodearon a ver qué hacía yo y le pidieron a la policía me sacara. Después de eso me siento intimidado para cubrir la protesta social y viene la autocensura, no volví a publicar taponamiento o bloqueos por parte de estudiantes de la universidad”.
“Y al otro día, que era sábado, se ubicó una moto frente a mi casa, había dos tipos en una moto, uno de ellos hizo el ademan con la cabeza de 'sí, aquí es' y se fueron”, denunció.
“En el tiempo que llevo como periodista es la primera vez que me siento intimidado y me preocupa un poco, por eso he dejado de cubrir algunas manifestaciones de la protesta social, porque no me siento seguro portando el carné de prensa”, acotó.
Para el periodista Faiver Susunaga “se perdió la confianza entre la fuente y el periodista”
La labor de los medios de comunicación también fue estigmatizada por parte del gobernador del Caquetá a través de un comunicado de prensa. Y eso no fue todo, el asesor de paz de la gobernación, Herson Lugo, manifestó en una reunión los líderes de los bloqueos: “Primero hay que tener mucho cuidado con los medios de comunicación”. Así atizó más la tensa relación con la prensa.
En este episodio se expuso el nombre de varios medios de comunicación y periodistas como Faiver Susunaga, periodista independiente, quien también sentó un precedente: “Desde el primer día de manifestaciones, con el equipo de trabajo decidimos esforzarnos para que la información que publicáramos tuviera la fuente directa… en los sitios donde se llevara a cabo las manifestaciones, pero cada vez es más difícil cubrirlas”.
Así mismo, indicó: “Lo digo por un hecho lamentable que nos ha afectado mucho, que a medida que avanzaba el paro se iba generando cierto rechazo a los medios de comunicación por parte de quienes manifestaban”. Según él, ese rechazo se dio “porque a medida que avanzaba el paro, la tensión era mayor, y era más fácil fallar y muchos cometían demasiados errores a la hora de informar (...) como, por ejemplo, comenzar a tener ciertas terminologías, hacia los manifestantes, como el término vándalo, el cual generó demasiadas dificultades con quienes se manifestaban”.
“Eso pasó con los medios tradicionales en Colombia y generaron esa desconfianza, en el Caquetá no pasó eso, yo no lo llamaría vandalismo, sino desorden social”, argumentó Susunaga y continuó diciendo: “los medios en el Caquetá cargamos con la carga del periodismo nacional”. “Hubo momento que no se permitía a los periodistas ingresar a las manifestaciones, les preguntábamos y no respondían, porque consideraban que los medios nacionales como Caracol y RCN estaban manipulando la información, y eso nos afectó a nosotros”.
“RCN sacó una información de unas manifestaciones diciendo que era una celebración, eso nos dañó muchísimo la imagen del periodismo en Colombia”. “Muchos periodistas lastimosamente están por dinero, y hay que decirlo”, respondió Susunaga cuando le pregunté sí creía que los periodistas estabámos interesados en mostrar una cara diferente a los hechos.
“Como periodista en algún momento sentí que los manifestantes tenían la razón de estigmatizarnos… porque ellos también tenían temor con nosotros, sentían miedo de decirnos algo también, como si en nuestras notas los fuéramos a atacar”, recalcó Susunaga. “Debe existir un grado de confianza entre la fuente y el periodista, y esa se perdió. Si no hay confianza, simplemente se van a limitar a responder si o no. Por ejemplo, hoy estamos en esta entrevista porque le tengo confianza, le puedo hablar y contar las cosas, y del manejo que le vaya a dar a la información que estoy dándole”, explicó.
“Hubo un momento que dos fuentes oficiales (manifestantes) me estregaron dos informaciones diferentes, una me decía que era así, y la otra me decía que no, y terminé siendo señalado por una de las fuentes y después de eso decidí dejar de publicar muchas cosas, porque entonces mi nombre apareció con el termino de desgraciado”, enfatizó.
Así mismo, se refirió al episodio con un funcionario de la Gobernación del Caquetá: “Ese episodio se da con un funcionario de la gobernación, el asesor de paz, en presencia del gobernador, ellos manifestaron que lo que hubo fue una mala interpretación”.
Finalmente dijo, “hoy me siento con la seguridad de poder cubrir cualquier manifestación”.
“Ese día de las pedradas sentí temor”, dijo el periodista y docente Jonathan Cruz Salcedo, de Tucaquetá.com
“Hay que decir que el tema de cubrir noticias en el marco del paro nacional ha sido bastante complejo por la polarización que existe en el país, donde hay dos bandos muy marcados. Entonces la gente cree que uno está de un lado o del otro, y si se informa algo que tenga algún tinte favorable para un lado va a ser inmediatamente condenado y hasta vituperado por el otro”, respondió el periodista y docente Jonathan Cruz Salcedo, de Tucaquetá.com, al referirse sobre lo que ha sido el cubrimiento periodístico de la protesta social en el Caquetá.
“El Caquetá no fue la excepción, había que hablar de que las marchas eran buenas y bonitas o si no había cualquier tipo de retaliaciones; en nuestro caso, en Tucaquetá.com fuimos víctimas de muchos memes de estudiantes de la universidad que no estaban de acuerdo con lo que informábamos o como lo decíamos, y empezaron a atacarnos a través de memes muy agresivos”, acotó.
También señaló: "Por el lado de la institucionalidad también fue muy complejo y difícil acceder a las fuentes oficiales, porque, según se conoció extraoficialmente, ellos querían ser muy prudentes para evitar cualquier situación de alteración en el orden público, pero esa prudencia nos afectó como periodistas porque realmente no había acceso a la información que había que abordar en el marco del paro”.
“En una ocasión estábamos cubriendo algunos inconvenientes con el suministro de combustible en la ciudad, la gente estaba con ánimos caldeados, y cuando empezamos a hacer la transmisión en vivo fuimos víctimas, junto con otro colega de Red Digital, de unas personas que se encontraban allí... muy agresivas e intimidantes hasta el punto de lanzarnos piedras, golpeándonos en la cabeza y el pecho… pero esa respuesta no fue contra un medio en específico, sino contra la prensa como tal”, puntualizó.
Le pregunté si había optado por la autocensura como medida de auto protección, y respondió: “No tanto como autocensura, porque critico ese tema, pero sí hemos tratado de ser más prudentes, no meternos en medio de tantos manifestantes”.
Al igual, que Álvaro Peralta y muchos periodistas del Caquetá, Jonathan Cruz considera que en el departamento no hay garantías para el cubrimiento periodístico de la protesta social. “No las hay porque varios medios fueron intimidados. No hay garantías para uno ejercer la profesión… aspiro que sea coyuntural por el paro, por esa polarización tan marcada, porque de lo contrario va a ser gravísimo”.
“Ni siquiera cubriendo noticias judiciales llegué a sentirme en riesgo, ahora cuando uno está cubriendo una protesta que se supone es de la ciudadanía, de los estudiantes que están inconformes, que se supone no tendría ningún riesgo, me he sentido más intimidado”, declaró Cruz Salcedo.
Agregó que ha llegado a sentir temor por su vida y la integridad de su familia. “Ese día de las pedradas sentí temor (los policías nos dijeron que dejáramos de transmitir, porque nos podrían linchar), trato de que pocas personas sepan dónde vivo para resguardar la integridad de todos”.
Cruz y Susunaga coinciden con la mayoría del gremio en la importancia de contar con una agremiación “que respalde la labor del periodismo en la región. Asotmec, que es la única organización de trabajadores de medios de comunicación del Caquetá, pero que no está vigente por temas de estatutos, emitió una “carta abierta” el 31 de mayo respaldando la labor periodística.