En redes sociales existe una especie que viaja por el mundo, van a gimnasios y se toman fotos una y otra vez mostrando sus atributos. No se les conoce un trabajo estable, tan solo un estado: el de ser bendecidas y afortunadas. Sí, pareciera que Dios las prefiere por encima de los otros mortales que estamos condenados a trabajar, trabajar y trabajar como aquel infausto ex presidente.
Esta especie ahora parece tener un nicho: Protagonistas de Novela de RCN. Desde su origen, por allá en el 2001, el reality apeló siempre al escándalo fácil, al amarillismo para obtener rating. Es difícil que en un evento de estos, lleno de gente linda, de gente bella, surja un talento real para el teatro, para el cine. Creo que el único que ha demostrado algún tipo de disciplina y criterio ha sido Sebastián Martínez, divo indiscutido de la televisión nacional. Ana Karina Soto, quien acabó de cimentar su fama con un video escandaloso, se ha afianzado como presentadora de RCN, pero no nos imaginamos a la cucuteña en una obra de Broadway.
Para mi los parámetros definitivamente no han quedado claros. Lo que si me parece es que ha quedado claro que la televisión es un lugar peor después de la aparición de esperpentos como estos. He visto los perfiles de las niñas y poseen un tipo de belleza que a mí en lo particular no me gustan, no me llenan. Incluso una de ellas es una modelo web cam, osea, es casi una actriz porno. Se les ve la silicona y, sobre todo, la ordinariez. Los valores se trastocaron tanto que mientras en Europa la belleza tiene que ver con el bajo perfil, acá se apela a la exuberancia estridente y la nulidad intelectual.
Es triste que se apele a los bajos instintos para captar rating pero, al parecer, solo a los colombianos les interesa los gritos, los escándalos y las mujeres frívolas que están dispuestas a cualquier cosa con tal de conseguir la fama. Seamos claros, a estos muchachos no les interesa dominar el arte de la actuación.
Ellos tan solo quieren ser ricos, tener 8 millones de seguidores en redes sociales y nunca pagar un trago. Protagonistas de novela es otra prueba palpable de que estamos en una sociedad post-apocalíptica.