Se reunieron en Santiago de Chile los presidentes de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Paraguay para la creación de un nuevo organismo suramericano que nació muerto. Al igual que cuando se creó la Unasur y su principal interés era defenderse de las intromisiones de Estados Unidos en Suramérica, con la creación de Prosur los mandatarios de turno vuelven a caer en el mismo error. No se consolida una organización común: el objetivo de este nuevo organismo es la actuación en su solo frente para la salida de Nicolás Maduro del poder en Venezuela.
Lejos, muy lejos estamos de parecernos a la Unión Europea. Ese al fin y al cabo es un modelo a seguir, bajo el cual se han organizado una veintena de países para consolidar una política, mercado y moneda en común, teniendo en cuenta los avances de potencias como Estados Unidos, Rusia, China y la India; la Unión Europea trabaja como un solo organismo que pretende alinearse frente a estos países, para lograr acuerdos de cooperación políticos, económicos y hasta militares, con el objetivo principal de mantener la batuta del poder internacional, compartido con Estados Unidos, y que hoy se ve amenazado por China y Rusia, principales interesados en crear nuevos foros y organismos que le hagan peso a los ya existentes.
Si bien, la iniciativa de Prosur es interesante y aunque es muy joven para analizarla, el objetivo principal de la misma debe ser la integración política, económica y social de todos los países de la región. Para esto, no solamente debe hacerse un cambio de moneda y que todos los países manejan la misma, sino que además deben realizarse cambios y reformas en las leyes de migración de cada uno de los países. Además estos Estados deberán aportar un porcentaje de dinero para el buen funcionamiento del organismo, como también emprender el mejoramiento de la infraestructura vial, aérea y naval de cada uno de los países. El objetivo principal de estos organismos debe ser la libre circulación de personas entre los mismos países, pero para lograr esto aún estamos a años luz.
Para empezar las diferencias entre los mandatarios de la región, los intereses de unos países por Estados Unidos y otros por Rusia y China, los pocos cambios democráticos en Bolivia y Venezuela son algunas de las dificultades con las que arranca Prosur y que terminaron de asfixiar a la Unasur. Por otro lado, las ausencias de Bolivia, Uruguay y Venezuela dejan cojo al organismo desde su puesta en marcha. El silencio de Surinam y que Guyana haya enviado su embajador, en el país anfitrión, a la cita en Santiago, deja entrever cuál es la posición de estos países frente al nuevo organismo.
El presidente Duque, quien actualmente es el mandatario con mayor relevancia en temas internacionales en la región, ha aclarado que la creación de este organismo no solo es para tratar los temas de Venezuela —es decir que aquí Colombia estaría presionando para pasar del grupo de Lima al nuevo organismo regional suramericano— sino que es un medio para lograr nuevos acercamientos entre los países suramericanos y para lograr acuerdos de cooperación entre los mismos.
Las diferentes situaciones políticas y económicas que se viven en Argentina y Brasil han hecho que esta cumbre pase un poco desapercibida. Las elecciones en Argentina y la captura del expresidente Michel Temer han hecho que estos dos países pierdan su protagonismo como potencias regionales. Esta batuta la están tomando Colombia y Chile, dos Estados muy afines a las posturas norteamericanas, que junto con Perú son quienes han liderado la postura regional frente a Venezuela.
En términos generales, la línea de acción de Prosur será lograr el fin del gobierno de Nicolás Maduro, pero después qué pasará con esta organización. La mejor respuesta para esto es ver los ejemplos de otros organismos que se crearon y ya hoy están en el cementerio de los miles y miles de proyectos e iniciativas regionales para unir a Suramérica en un solo organismo muy parecido a la Unión Europea.