Por una abrumadora mayoría de casi cuatro votantes en contra y solo uno a favor, los suizos han rechazado la propuesta de un ingreso mínimo de cerca de 2.500 francos suizos mensuales por habitante (unos siete millones de pesos). Pero este rechazo no implica bajo ninguna circunstancia que en Suiza, y en la mayoría de los países europeos, la idea se archive en los anaqueles del olvido. Podemos tener la seguridad que en un futuro la propuesta de un ingreso mínimo será presentada nuevamente a los electores. No hay que olvidarse que la idea de la renta básica universal se remonta a los filósofos Thomas Paine y Bertrand Rusell y ha sido promovida tanto por intelectuales de izquierda como de derecha.
Puede ser oportuno hacer un breve resumen de los pros y de los contras que se esgrimen en Europa sobre la conveniencia de imponer un ingreso mínimo:
PROS:
- Es una medida aconsejable ya que a mediano plazo solo va a haber trabajo cualificado para una minoría de la población. La robotización y el auge de las nuevas tecnologías han vuelto redundantes millones de empleos.
- Una renta mínima universal permitiría a cada persona una existencia digna, alejada de la pobreza extrema, y contribuiría a una distribución más equitativa de la renta nacional.
- Los asalariados dispondrían de mayor flexibilidad para negociar sus salarios y evitar situaciones de explotación.
- Solo un porcentaje pequeño de la población, de acuerdo a los proponentes de esta renta mínima, dejaría de trabajar para no renunciar a mejorar su nivel de vida.
CONTRAS:
- Es una utopía que no puede funcionar porque es financieramente insostenible.
- Desincentivaría el valor del trabajo e implicaría una rebaja en los salarios.
- Dificultaría la creación de empleo. Al dejar mucha gente de trabajar, implica necesariamente una perdida de riqueza nacional.
- Los nuevos impuestos necesarios para imponer la renta universal empobrecerían a la sociedad.
- Sería una medida inflacionaria.
Posiblemente uno de los mayores atractivos de esta medida en Europa y en otros países es que puede permitir la sustitución del actual sistema público de seguro social y pensional, inequitativo y poco eficiente, que ha perdido sostenibilidad a mediano y largo plazo con el envejecimiento de la población. Los detractores, incluyendo buena parte de los sindicatos, argumentan que sencillamente es una propuesta inviable desde el punto de vista financiero. En España, concretamente, se calcula que el gasto público se dispararía del 44 % al 65 %.
Y si bien en países inmensamente ricos como es Suiza, imponer un ingreso mínimo no tiene mayor acogida, en un país como Colombia parecería que no es ni siquiera viable. Pero no es una idea que se debe rechazar de plano, principalmente porque el desempleo puede llegar a niveles insostenibles. No se debe olvidar que de hecho el Estado colombiano ya apoya a una parte importante de la población, ya sea a través de las pensiones, del seguro al desempleo, y de programas como ‘Familias en Acción’. Parte del problema que tenemos en Colombia es que algunos empleados públicos como buena parte de los excongresistas gozan de pensiones que son 50 veces más altas que las del común de los ciudadanos. Mecanismos como el ingreso mínimo que busquen eliminar estas distorsiones, y que tengan como objetivo adicional eliminar la pobreza extrema, deben ser analizados minuciosamente. El problema es ¿de dónde saldría la plata?
