Desde el 3 de julio se presenta en la galería Beatriz Esguerra Arte una exposición colectiva que, como el título bien lo propone, se trata de una interacción de obras que manejan distintos medios como pintura en tierra, madera en sillas aladas, objetos que proponen una reflexión sobre la historia del arte, cerámica que se acerca a la pintura con pequeñas lajas y de pequeños formatos, fotografía impresa en metal que le da más velocidad al movimiento mientras encuentra otra dimensión en la dimensión de la luz.
Elsa Zambano como siempre sorprende por su nitidez conceptual mientras realiza unas cajas que dialogan con la historia del arte y donde propone una selección de imágenes que concuerdan con frases de la vida en el arte. Por ejemplo, retoma a uno de los pintores que nos relató su vida mientras se miraba en el espejo y cómo evoluciona su apariencia con los años mientras realizaba su biografía interna en autorretratos. En otra obra propone cómo en el arte, las fuentes del pasado puede ser las referencias del presente cuando propone una asimilación de españoles que son hitos invalorables como lo es Velázquez como pintor de los pintores y, la línea dinámica y arbitraria de la figuración cubista de Pablo Picasso. A Degas, el francés que obsesionado con la precisión en la disciplina de las bailarinas de ballet —que en su época era las hijas pobres de las lavanderas— realizó su mundo de forma y fuerza, con el manejo del pastel. Otra opción es la propuesta de la evolución de la espalda en el desnudo femenino que comienza con bella mujer Ingres sentada en su elegante cama, avanza y salta a la imagen de la mujer de Duchamp que en sus curvas, consigue el símbolo musical del violín mientras afuera de las dos imágenes queda el instrumento en miniatura.
Santiago Uribe Holguín presenta sus cuadros que vienen de la cadena Informalista donde la técnica mixta logra su abstracción sutil y personal y el lenguaje queda contenido en una poesía de formas quietas donde prima el silencio.
Pedro Ruiz con sus sillas en madera aladas que nacieron como “aves auxiliares” para dejar volar la imaginación mientras realizaba la obra La Biblioteca Natural donde se encuentran muchos de los saberes encasillados. Estas eran las sillas auxiliares de la sala de lectura que corresponden al ave que realizó el artista mientras elaboró la obra genial de La Biblioteca Natural. Las sillas de la sala de lectura eran aladas. “El ave auxiliar” es la que toma al chamán por los hombros para que pueda sobrevolar su territorio y así poder ayudar a su pueblo y decirles cuántos peces pueden pescar y cuántas dantas pueden cazar. Ruiz coincide con el nombre en el chamán invitado, Uldarico Matapí.