El magisterio ha sido siempre un gremio luchador reivindicativo, fuerte en sus principios y consciente que su función social es la defensa de la educación pública. Durante décadas ha sabido frentear con altura y gallardía todos los embates dados por los distintos gobiernos neoliberales de turno desde hace muchos años, pero sobre todo desde los de César Gavira, Juan Manuel Santos y Álvaro Uribe, todos ellos empeñados en desbaratar lo mucho que a través de la reforma educativa lograron los maestros, sobre todo y a partir de la ley 115 de 1994, cuando prácticamente las instituciones y básicamente los docentes lideraron y promovieron los avances en el currículo y en toda la vida escolar.
Pero desafortunadamente no hay felicidad completa, los gobiernos en el empeño de arrebatar de las manos la educación al pueblo se ensañan y acorralan a las comunidades educativas como ocurrió con los gobiernos de Pastrana y Uribe quienes, con María Cecilia Vélez y Margarita Peña, golpearon contundentemente la revolución educativa de la ley 60 y ley 115. Pero fue en el año 2001 en el gobierno de Pastrana, siendo Ministro de Hacienda y Crédito Público el actual presidente Juan Manuel Santos, que con el Acto Legislativo 01 de ese mismo año asestó un duro golpe a los docentes agremiados en la Fecode, e imponen la Ley 715, llamada de recursos y competencias, y se crea el sistema general de participaciones con la cual el gobierno formula las políticas y objetivos de desarrollo para el sector educativo y dicta normas para la organización y prestación del servicio. Fue este quizá el golpe más feroz dado a la educación, la Ley 715 desvertebró la educación colombiana y el magisterio resistió, se movilizó, cesó actividades durante 37 días, pero más pudieron los objetivos de la política neoliberal del imperio.
En ese entonces el magisterio mostró su fortaleza y de no haber sido por la actitud patriota, solidaria y comprometida, el gobierno hubiera impuesto con fiereza la pesadez del imperialismo. De ahí para acá lucha tras lucha, el gobierno de Uribe y Santos con carisma eminentemente maquiavélico fue dividiendo al gremio y nombró docentes a través del Decreto 1278 del 2002; contrató docentes, nombró provisionales y etnoeducadores y a cada uno lo trata de manera particular. Los sentimientos, la fuerza, los compromisos se fueron represando y guiados por la Fecode.
Llegamos al 2015 donde se radica a regañadientes el Pliego de “peticiones”, la Ministra Gina María Parody, niña rica de la Javeriana, Harvard y Abierta de Cataluña, espera para responder a los maestros hasta los límites de la aprobación del Plan de desarrollo para el cuatrenio y caímos en la trampa. Dos meses después de radicar el pliego el gobierno de Juan Manuel Santos, no responde y los maestros botamos el paro. Después de casi 14 años el magisterio se vuelve a levantar y esta vez dispuestos a darlo todo, marchamos, gritamos, nos tomamos capitales, hablamos con los padres de familia y toda la comunidad educativa y al fin se entendió la verdadera lucha de los docentes y la verdadera intención del gobierno de Santos que tiene como iniciativa primaria el desmonte de la educación pública atacando contundentemente a los defensores que somos los docentes.
El gobierno, amparado en sus medios de comunicación, se va lanza en ristre contra los docentes manifestando que la lucha es eminentemente salarial y que nos oponemos a la evaluación. Tamaño mentira, (claro está que cada cual da de lo que tiene, o mejor el mal de él no lo da a nosotros) ¿acaso el no prometió en campaña dar el 7,5% del PIB para educación y lo dejó en 3,6%?. Una cosa cosa es aumento salarial y otra distinta nivelación salarial, de lo cual el Gobierno Nacional sabe que raya el 30%.
Negociar con un gobierno recalcitrante, prepotente y aferrado a sus propios intereses y no en los del pueblo que lo eligió, siempre será difícil, más aún cuando los directivos de la Fecode no saben de acuerdos. Es muy complicado. Ahora queda claro lo que un eminente pensador decía: “Malditos aquellos que con sus palabras defienden al pueblo y con sus hechos lo traicionan”, la frase queda perfecta frente a la actitud de los negociadores. No sé qué pensar ahora, que hasta los considerados representantes del magisterio se burlaron de nosotros y qué decir del Ministro de Trabajo, Luis Eduardo Garzón, a quien tan rápido se le olvidaron las consignas que hace poco gritaba en las calles. Bien decía otro pensador: “Dádle poder a un hombre y conocerás su verdadera esencia”. No lograron entender la magnitud de nuestro movimiento. Ahora que más de cincuenta congresistas de todos los movimientos políticos nos apoyan, también gremios y personajes internacionales,medios medios de comunicación, padres de familia y estudiantes y todo el magisterio acrisolado está en torno a la defensa de la educación pública, dejaron perder esta ocasión única y feliz como decía, José Acevedo y Gómez, llamado el tribuno del pueblo.
Qué visión tan miope de nuestros negociadores, o más bien ¿qué intereses personales se jugaron?, porque la firma se dio a la dos de la mañana, entiendo que con francachela y comilona, porque besos y abrazos sí se vieron en la televisión nacional.
Considero, y sin temor a equívocos, que los directivos de Fecode que firmaron el acuerdo deberían, por simple ética y si tienen una pisca de dignidad, renunciar a sus cargos, eso mismo deben hacer todos aquellos pseudolíderes sindicales que en los departamentos y municipios amplificaron y se vanagloriaron con estos pírricos logros.
Señores, si se les puede llamar así, jugaron con la conciencia de miles de maestros, con sentimiento de miles de estudiantes, con apoyo de miles de padres de familia y congresistas consientes; le hicieron el juego al Gobierno, lograron dividirnos, mataron esperanzas. La orden de paro fue extemporánea, debieron mucho antes tomar la decisión para luego no negociar con las afugias de la aprobación del Plan Nacional de Desarrollo.
Pregunto ahora: ¿Cuándo se logrará a unir de tal manera al magisterio? Muchos quizá ya no hagamos parte de otra experiencia como esta, rica en participación y entusiasmo social, pero tan pobre en resultados.
