La final de dobles obtenido por Juan Sebastián Cabal y Robert Farah en el último Abierto de Australia y la semifinal que alcanzó la cucuteña Fabiola Zuluaga en el mismo torneo en 2004, son los logros más importantes de Colombia en materia tenística de los últimos años.
Para procurar hacer más continuas esas alegrías, muchos niños y jóvenes colombianos se preparan con la mente puesta en lo alcanzado por sus ídolos nacionales, aunque sus sueños van más allá y se esfuerzan al máximo para intentar ser figuras mundiales de la talla del suizo Roger Federer, el español Rafael Nadal o las estadounidenses Venus y Serena Williams.
En ese camino tienen un apoyo muy importante por parte de sus padres y familiares, quienes los animan y guían. “En mi familia creemos que el deporte es la base de la vida, y lo manifestamos con el tenis, que es una forma de desahogarme, de disciplina”, explica a sus 15 años, David Alejandro González.
Con cada raquetazo, las promesas del tenis nacional se enamoran más de esta disciplina conocida también como el deporte blanco. “Me gusta este deporte porque me fortalece cada día y te vuelve de principiante a un profesional”, asegura Josep Sebastián Avendaño.
Otra de las motivaciones que encuentran los menores está en los triunfos alcanzados a pesar de su corta edad. “Este trofeo me lo gané en el Club Militar, quedé finalista y me lo gané”, dice sonriente Emanuel Chaverra Rodríguez, de 10 años de edad.
El Tennis For Champions Open (TFC) y los torneos organizados por el Club Militar son algunas de las vitrinas que tienen estos niños para cultivar su gusto por el tenis y potenciar su talento sobre la canchas colombianas. Así lo constata la pequeña Valeria González: “Comencé jugando acá en el Club Militar, también en la TFC y en Centro de Alto Rendimiento”.
Aunque para lograr sus metas deben seguir las indicaciones que les dan los maestros en cada entrenamiento y que van desde lo físico hasta lo mental, pues como dice el múltiple campeón Roger Federer “el tenis no se resuelve sólo con piernas frescas”.
“Es muy importante por la parte social, de la salud y, además, porque indirectamente le estamos quitando niños a la tecnología. Es importante que el niño se ejercite y no que esté todo el día pendiente de los aparatos electrónicos”, explica el entrenador Carlos Murillo.
Estos pequeños serán los representantes tenísticos de nuestro país en el mañana. Ellos se sueñan alzando trofeos y cantando con orgullo el himno de nuestro país, en las diferentes canchas del mundo y dejar el nombre de Colombia en alto, así como en enero pasado lo hicieron Cabal y Farah o Zuluaga en 2004.