La polémica tras la muerte del ciudadano de ascendencia afroamericana George Floyd a manos de la policía norteamericana, pone de nuevo a la luz pública las problemáticas aún latentes en torno a la discriminación racial, pero, ¿Qué tan profundo llegan los prejuicios dentro de la construcción social norteamericana?, a continuación se presenta un breveanálisis a modo de prólogo que da cierta lucidez en torno al tema, y justifica la constante lucha de las minorías por el reconocimiento de sus derechos a lo largo de la historia.
La sociedad humana y todas sus representaciones se ven mediadas por relaciones entre sus individuos, y conforme la sociedad evoluciona, la cultura y todas las manifestaciones de las relaciones sociales también cambian. Partiendo de esta distinción, es claro que múltiples encuentros entre culturas distintas pueden resultar en un beneficio mutuo; sin embargo, la idea de subyugación de aquel individuo que desde los parámetros “comunes” de civilización se interpreta como inferior ha sido una constante en los procesos de colonización llevados a cabo a lo largo de la historia. Dentro de este modelo, y adentrándonos en el análisis del caso particular que nos compete, es preciso analizar este proceso en la conquista del territorio denominado actualmente Estados Unidos por parte de los ingleses; como contraparte, de modo que sea posible distinguir ciertos aspectos importantes dentro del proceso de conquista, se hará referencia al caso paralelo durante aquella época, el llevado a cabo por los españoles.
En primer lugar, la colonización española y la inglesa se diferencian en sus intereses principales; en el primer caso, se presenta un interés por influir en las culturas nativas del nuevo mundo, y dada la relación con la iglesia católica, una de sus tareas principales estaría centrada en la evangelización, lo cual repercute también en la expansión de la cultura española partiendo por la enseñanza de su lengua. Aun así, los intereses económicos también repercuten en la ejecución de las actividades colonizadoras, por lo cual se usaría un medio pasivo -el requerimiento- y posteriormente uno hostil, lo cual se ejemplifica en el uso de la fuerza para obtener territorios, mano de obra o la conversión de los nativos. Teniendo en cuenta la mediación de la religión católica en el proceso de colonización, se genera un proceso de reconocimiento de la humanidad, tanto en el caso de los nativos, como de los esclavos negros, aspecto que marcará profundamente el desarrollo de la cultura en Latinoamérica.
Por otro lado, el proceso de colonización inglés estaría mediado por otros sucesos históricos tales como la reforma protestante y el mercantilismo, el cual lo ayudaría a establecer su imperio y potenciar su hegemonía económica, lo cual repercutirá en el denominado comercio de esclavos mediado por los intereses económicos enmarcados en la expansión del capitalismo. No obstante, aunque este proceso de asentamiento en el nuevo mundo iniciaría posterior al proceso español, la llegada de los ingleses y el establecimiento de colonias en el área norte del continente donde el dominio español se había limitado simplemente a la exploración; el proceso colonizador respondería a permisos dados por los reyes ingleses o por la llegada de los puritanos ingleses que buscaban establecer unas colonias basadas en sus ideales religiosos; aun así, otros grupos de nacionalidades distintas ocuparían lugar en el territorio norteamericano. Este factor de búsqueda de un nuevo asentamiento marcaría la relación de los colonizadores con los nativos de aquel territorio, y aunque en múltiples versiones se plantee un encuentro hostil entre las dos partes, en realidad el impulso mercantil y el deseo de un desarrollo económico hacía de mediador entre las culturas; aun así, conforme se desarrollaba la economía con base en la agricultura se hacía necesaria la obtención de territorios, por lo cual los conflictos entre el hombre blanco y los nativos se intensificaban llegando a durar alrededor de tres siglos y medio.
Mientras que el imperio español aceptaba por medio del reconocimiento del proceso de esclavización como contra natura, dado que subyugaba la voluntad de seres semejantes, repercutió en el reconocimiento de los derechos de los esclavos a tener propiedades, seguridad y a ser acogido dentro de la iglesia para recibir los sacramentos; los ingleses, al no contar con un sistema jurídico que cobijara al esclavo, implicó que en un principio fueron tomados como sirvientes corrientes, por lo cual contaban con la posibilidad de quedar en libertad después de cierto periodo de tiempo. Aun así, al establecerse un sistema en torno a la esclavitud, y no verse obstaculizado por intereses religiosos, los colonizadores eliminaron todos los derechos a los esclavos, por lo cual, se aleja de un reconocimiento de personalidad humana establecido por medio del cristianismo, y recae en su antítesis que implica considerar al esclavo como un inmueble más, tal como el código esclavista inglés lo definiría, lo cual desemboca en que el trato a los esclavos dependiera de la benevolencia del amo.
Teniendo en cuenta los múltiples factores que influyeron en la composición de una cultura basada en el interés económico, y constituida en un principio por comunidades que profesan distintas creencias religiosas, entre ellas una de las más influyentes, el puritanismo. Esta facción del protestantismo hace parte de una comunidad muy influyente durante el desarrollo económico y social de los Estados Unidos, la cual se acoge a un acrónimo muy significativo en la comprensión de su influencia dentro de este análisis de la discriminación racial, el cual es WASP, que hace referencia a White, Anglo-Saxon and Protestant (Blanco, anglosajón y protestante). Este modelo que se plante dentro de dicha comunidad, establece algunos puntos importantes dentro de las bases de su sociedad, en las cuales se encuentra la defensa de los valores tradicionales, rechazando cualquier cultura, etnia o nacionalidad distinta a la propia, esto calara en lo más profundo de la sociedad estadounidense.
Previo el proceso que se da con la abolición de la esclavitud decretada durante el gobierno de Abraham Lincoln, ya se planteaba la idea de terminar con la institución de la esclavitud como parte del modelo económico; sin embargo, el valor que adquirió la mano de obra durante el auge de la producción y exportación de algodón en el sur, hizo que el objetivo de abolir la esclavitud fuese relegado. Años más tarde, esta división entre los que apoyaban la esclavitud como factor clave de la economía sureña, y algunos partidarios de la abolición ubicados en el norte, mediados por distintas posturas políticas, configurarán el conflicto bélico más devastador para este país, la guerra de secesión.
Aunque la abolición de la esclavitud fue un hecho, la implantación de la concepción de superioridad racial de la población blanca dentro del imaginario social estadounidense, sobre todo en el sur del país, generó un efecto que se denomina segregación racial. Históricamente, la manifestación del odio como origen del racismo, nos remite a dos mitos planteados en el transcurrir de la historia, el primero se expone en la biblia, mientras que el segundo es formulado por Freud como parte del desarrollo de su mito de Tótem y Tabú.
Uno pone en escena el odio asesino entre hermanos diferenciados por la mirada del Señor Padre, Dios Todopoderoso, el otro pone en escena el odio de los hijos ante un padre tiránico acaparador de todos los bienes, y de todas las mujeres (Cevasco & Zafiropoulos, 1996, p.101-102).
La manifestación de este odio se hace evidente por medio de la segregación racial impuesta en el sur de los Estados unidos principalmente, desde 1870 hasta 1970 aproximadamente, y consistía en el establecimiento y diferenciación en la adquisición de derechos dependiendo de la raza, lo cual buscaba evadir la garantía de los derechos de los afrodescendientes establecida por la constitución, por medio del concepto denominado Separate but Equal (separados pero iguales). Como se ha evidenciado, el purismo cultural y racial visto como reflejo de una sociedad mediada por los más rigurosos y altos valores, permea todo el desarrollo de una sociedad que toma dicho modelo como las base para el modelo de individuo que merece triunfar dentro de esta comunidad.
En el transcurso de los 50’s a los 60’s, surgirán figuras de gran importancia que darán un nuevo rumbo a las minorías llegando a tener un reconocimiento mundial en su lucha por los derechos civiles, Malcolm X y Martin Luther King son dos de las figuras más importantes dentro de este campo de acción que pretende remediar la injusticia racial arraigada y normalizada en Estados unidos.
La lucha de Luther King no fue un esfuerzo desplegado en los años cincuenta o sesenta, es partes de ese esfuerzo vivido por las minorías, primeros esclavizados, luego segregados y ahora condenados por un mundo que vive en medio del egoísmo, la opulencia y la falta de solidaridad (Delgado, 2013, p.10).
Realmente, la contraposición entre creencias religiosas se manifiestan en la forma en que estas dos figuras profesan su fe, Martin Luther King fue pastor de la iglesia bautista, la cual no establece unos parámetros dogmáticos sobre las bases del desarrollo religioso de sus creyentes, por lo cual se expande en distintas ramas aplicando variaciones. Mientras tanto Malcolm X hizo parte de la nación del islam, profesando su fe por una religión inclusiva, que no discriminaba a sus creyentes por su color de piel, sino que le consideraban hermano en su fe.
Evidentemente el proceso que se ha dado en torno a las problemáticas ligadas a la discriminación racial en Estados Unidos no ha culminado desde el inicio de su historia. Pese a cerrar el periodo de esclavismo luego de culminar la guerra de secesión en 1865, el reconocimiento de los derechos de estas comunidades afrodescendientes ha sido precario; esto responde a los principios que cimientan el desarrollo ideológico del país, estos principios suscitados en los fundamentos que componen el origen de la nación desde su tradición religiosa, se arraigan en el modelo de convivencia social. Tal como se ha aclarado anteriormente, los elementos de carácter religioso que fundamentan el surgimiento del estado, establecidos en el seno de algunas comunidades adscritas al protestantismo, se ven sintetizados en el acrónimo WASP. Tal como se planteó en el recuento histórico, después de la abolición de la esclavitud, en el sur se buscaron formas para mantener cierta superioridad frente a las minorías, por lo cual se establece la segregación racial como forma de afrontar los cambios; así mismo, la independencia que cada estado tiene en cuanto a la instauración de leyes, facilitó la creación de leyes estatales como las leyes Jim Crow, las cuales son la muestra más clara del proceso de segregación.
Adquiriendo un trasfondo político, el término de supremacismo blanco se adhiere a movimientos adscritos a la extrema derecha, los cuales defienden desde una ética muy conservadora, su oposición a perspectivas progresistas y al reconocimiento de posturas como el multiculturalismo, inmigración y diversidad sexual.
El nacimiento de estos movimientos se da en contextos muy diferentes a los actuales. Principalmente en lugares donde el apoyo y sentimiento de un alto porcentaje de la población presenta la misma ideología. Es así como, por ejemplo, surge el Ku klux klan fundado en 1865 (mismo año en que fue prohibida la esclavitud en Estados Unidos), que llegó a alcanzar aproximadamente los cinco millones de miembros en 1920, en un entorno donde las ideas de la superioridad de la raza blanca, del cristianismo y del nativismo, no eran significativamente diferentes a las expuestas por la mayoría protestante blanca de esa primera mitad del siglo XX (Cohen Villaverde & Blanco Navarro, 2017, p. 5).
Aunque base su origen en ciertos principios religiosos, el supremacismo blanco se ha constituido con el transcurrir de los años, en un sistema social, económico, ético, filosófico y principalmente político; este último, permite la asimilación pública del discurso de odio racial desde el cual se normaliza y se adapta a una integración con el carácter religioso. Lastimosamente, esta clase de movimientos ideológicos permean cada aspecto de la cultura y vida social de los individuos, por lo cual no es de extrañar que se vincula con aspectos religiosos y busque en la interpretación de principios religiosos un justificante para manifestar sus actitudes racistas y xenófobas.
La lucha por la igualdad de derechos, contra la discriminación racial, sexual y religiosa, son algunos de los principales objetivos actuales, los cuales al hacer frente a este tipo de posturas radicales se problematizan. A pesar de ello, la victimización de aquellas minorías ha evolucionado para dejar atrás esta denominación, pasan de ser víctimas a actores de cambio afrontando las problemáticas que inquietan a la sociedad, uno de los ejemplos más significativos es la formación de organizaciones en pro de la defensa de estas minorías es la formación del Black panther party. Esta organización o partido, tal como se presenta en el documental titulado All Power to the People, estableció una defensa firme frente al abuso resultado de las políticas de segregación racial; su lucha toma lugar en el mismo periodo del desarrollo del movimiento por los derechos civiles de los afroestadounidenses. Esta formación como organización en pro de la autodefensa del pueblo negro, nace del derecho constitucional que permite la posesión de armas; pero es la idea de auto defensa la que los vincularía con otra figura de la lucha, Malcolm X. Aun así, la defensa de la integridad de la comunidad no fue la única labor llevada a cabo, también se desarrollaron programas de alimentación, salud y educación, para el mejoramiento de las condiciones de vida dentro de la comunidad.
La lucha contra la discriminación racial se constituye a partir de la integración global y cultural de los pueblos, la aceptación de la identidad e igualdad desde lo contemplado en los derechos humanos; sin embargo, como se ha evidenciado a lo largo del presente artículo, el surgimiento de categorías ligadas a una instauración de jerarquía económico principalmente, limita la interacción entre los individuos y crea barreras sociales que desembocan en el miedo frente a la diferencia.
Tal como se ha evidenciado, las bases sobre las que se ha erigido la nación estadounidense han marcado profundamente el desarrollo de su sociedad y cultura, por lo cual el valor que adquiere desde el factor religioso como orden primordial de esta nación en creación y la implantación consecutiva de una perspectiva ética, desde la cual se da prioridad a los individuos que comparten esta misma ideología y posteriormente, características étnicas basadas en su ascendencia.
Con el pasar de los años y la evolución de la cultura global, el factor religioso pierde relevancia como un aspecto de distinción del individuo; sin embargo, las bases éticas e ideológicas desde las que se instaura una relación con el otro, están fuertemente mediadas por la tradición religiosa de la que participa el hombre. El verdadero problema se origina en la imposición jerárquica de características que medien la integración a un grupo, y el peligro que implica la relación desde perspectivas religiosas en las que se interpreta y resaltan las ideas que fundamentan la creencia en la superioridad de un grupo étnico, de una creencia religiosa o de un estatus social. Tal como se ha ejemplificado a lo largo del texto, el odio se normaliza por medio de interpretaciones erradas de la realidad, o en muchos casos, de la interpretación religiosa de un orden que se debe establecer como cumplimiento de la voluntad de Dios, por lo cual, entre más pura y recalcitrante se mantengan las ideas de una comunidad religiosa, se cree que va a prosperar; esto se problematiza en el momento en que se cierran dichas comunidades en su propio conocimiento y cultura, desde la cual no se puede sustraer nada del exterior y se pone límites a la integración de nuevos individuos por medio de modelos que se deben cumplir para hacer parte de ella.
En definitiva, la realidad de esta problemática llega a su punto cumbre en el momento en que la discriminación se normaliza y nace en el seno de la cultura un arquetipo que define a los individuos, los categoriza y reproduce un imaginario dentro de su propia producción cultural, como lo es el caso de las representaciones tipo blackface o la ridiculización de aspectos ligados al factor étnico ejemplificado en el acto Jump Jim Crow, desde los cuales se busca marcar la distinción de razas y ridiculizar la diferencia.
Referencias bibliográficas
Cevasco, R., & Zafiropoulos, M. (1996). Odio y segregación. Perspectiva psicoanalítica de una oscura pasión. Ábaco, 99-110.
Cohen Villaverde, J., & Blanco Navarro, J. (2017). Supremacismo blanco. bie3: Boletín IEEE, 1107-1143.
Delgado, F. R. (2013). Martin Luther King. Derechos y deberes: Individuo y sociedad, 1-32.
Klein, H., & Leston, E. (1966). Sociedades esclavistas en las Américas. Un estudio comparativo. Desarrollo económico, p. 227-245.
Lee, L. L. (Dirección). (1996). All Power to the People [Película].