Ya no queda rastro de bipartidismo en la escena política colombiana y tampoco sombra del Frente Nacional, que garantizaba el relevo de liberales y conservadores en el poder. Los constituyentes de 1991 hicieron bien su tarea al desencadenar un proceso de democracia participativa que ahora parece estar llevando al otro extremo a las colectividades políticos: el extremo de su atomización.
Así lo demuestra la proliferación de partidos y movimientos que buscan reconocimiento jurídico para llevar candidatos propios a las elecciones regionales de octubre. Son en total 43, según lo confirma el Consejo Electoral en respuesta a un derecho de petición presentado por Las2Orillas.
Por estos días los magistrados de esa corporación trabajan a toda máquina para atender las solicitudes y para moderar, dentro de los causes del derecho electoral, los apetitos de poder estimulados por la proximidad de la campaña.
Ya les dieron el “sí” a once colectividades, les dijeron “no” a veinte y tienen a las restantes en una lista de espera que se irá reduciendo en la medida en la que los términos se hagan apremiantes.
Entre quienes ingresan o regresan a la escena electoral, con nuevos rótulos en su denominación, hay caras conocidas, pero también nombres no tan familiares que podrían sugerir el nacimiento de nuevos liderazgos. Tampoco faltan los dirigentes perseguidos por el fantasma de los viejos cuestionamientos.
El de mayor renombre y quizá el único que ya pudo compartir un café con los magistrados es el expresidente Andrés Pastrana. Vuelve con la Nueva Fuerza Democrática, movimiento que lo llevó al poder en 1998, y le dice adiós al conservatismo en medio de una crisis generada por dos vertientes que se pelean la jefatura del país. Lo último que oyó antes de marcharse fue un grito que, a manera de proclama, lanzó el senador Carlos Andrés Trujillo: “El Partido ya no le pertenece a Andrés Pastrana.
Paulino Riascos, senador de la República
Entra en escena La Fuerza de la Paz, considerada la plataforma para una aspiración presidencial Roy Barreras, el más alto dignatario del Congreso de la República. Su representación está en cabeza del senador Paulino Riascos, ante quien Roy busca reivindicarse luego de haberle dado la espalda cuando aquel le dio su aval para que pudiera ser elegido al Senado porque otras fuerzas lo rechazaban.
En los próximos tarjetones aparecerá el Partido Político en Marcha, liderado por el exministro Juan Fernando Cristo. Cristo, que no logró llevarse bien con el expresidente César Gaviria, dejó las toldas liberales donde ya no disponía de un respaldo tan grande como el que le ofreció en vida Horacio Serpa Uribe.
Liberado de los estigmas del pasado, cuando la ultraderecha lo asociaba con la guerrilla, regresa el Partido Comunista. Llega como un refuerzo clave a una izquierda que, con Petro en el poder, vive más que su cuarto de hora. Estará liderado por el antropólogo Jaime Caycedo, influyente columnista de Voz y uno de los sobrevivientes más destacados de la Unión Patriótica.
No representan mayor sorpresa los excandidatos presidenciales Enrique Gómez Martínez y Rodolfo Hernández. Gómez recoge las banderas del Movimiento de Salvación Nacional, legado de su tío Álvaro Gómez Hurtado y también toma distancia del conservatismo como partido. Hernández -para sorpresa de los suyos, ahora cercano a Petro- le consiguió carta de naturaleza a su Liga de Gobernantes contra la Corrupción y con ella buscará a la gobernación de Santander con el impulso que le dejó su condición de “fenómeno electoral” del debate presidencial.
El representante a la Cámara Miguel Polo Polo ha tenido enfrentamientos con el líder afro Ney Gregorio Navarro
Gabriel Camilo Fraija, más conocido en el mundo de la academia y el derecho que en las tarimas, buscaría conquistar la creciente franja de opinión con su Partido Verde Oxígeno. En la línea de los conservacionistas surge también el movimiento Ecologista Colombiano, en cabeza de Ney Gregorio Navarro Jaramillo, líder de las comunidades afros. Su reconocimiento se produjo en medio de intensas controversias con Miguel Polo Polo, cuya única ventaja parece ser la relevancia mediática.
Una simbiosis entre el poder afro y el cristianismo le dio vida ante el Consejo Electoral al movimiento Demócrata Colombia, bajo la batuta de Pedro Adán Torres.
El constituyente y exmagistrado del Consejo Electoral Armando Novoa García dará avales y se lanzará a la arena con su Fuerza Ciudadana.
Hasta ahí llegan por ahora los nuevos espacios habilitados para la participación en política. El Consejo Electoral no ha decidido por ahora dejar jugar “al moreno” y resolvió negativamente la solicitud de personería jurídica presentada por Carlos Moreno de Caro, exconcejal, excandidato a la Alcaldía de Bogotá y creador de la Universidad del Trabajo. No lo ha hecho movido por el recuerdo de sus escándalos del pasado -como cuando promovía el robo de las tapas de alcantarillas- sino por la pérdida de representatividad tras una larga ausencia del tinglado electoral.
También hay sorpresas entre aquellos a los que el Consejo Electoral les dijo “no”. Uno de ellos es José Darío Salazar Cruz, uno de los líderes más reconocidos en el Cauca de los años 90. Salazar, excongresista, rompió con el Partido Conservador en un intento por crear su Movimiento Unionista. La misma suerte la corrió Gustavo Rodríguez Vargas, controvertido jefe del conservatismo en Boyacá y también exparlamentario.
Los pendientes son varios todavía y el arco iris de la política colombiana seguirá creciendo.
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