Un fenómeno que cada vez se incrusta más en las universidades colombianas es lo que denominamos el profesor taxi. En efecto, los cambios socioeconómicos de la economía colombiana desde que se volvió neoliberal han impactado las relaciones contractuales de los profesores universitarios, obligándolos a trabajar en varios lugares para generar un salario medio decente. Precisamente, un profesor taxi es aquel que no le alcanza su salario y tiene que buscar o presentarse en otras instituciones, ya que en promedio un profesor con un solo trabajo no le alcanzaría, ya sea por sus relaciones sociales o sencillamente para pagar sus estudios. Un profesor taxi es el típico proletario que sale corriendo para todo lado y utiliza como medio de transporte en promedio las aplicaciones y los taxis para así cumplir sus responsabilidades. Este fenómeno se caracteriza porque al profesor le pagan por horas en su segundo o tercer trabajo, es decir, el módulo y ese salario le sirve para cumplir su costo de vida o por lo menos para sobrevivir.
Aunque la teoría del capital humano establece que entre más años de escolaridad y de estudio un individuo generará mayores ingresos, en Colombia no necesariamente se cumple. En particular, existen varias profesiones como la de profesor que junto con los enfermeros y los comunicadores reflejan los peores retornos a la educación. Sin olvidar que existen diferentes escalas salariales entre las universidades, aunque se mide a los profesores como si todos tuvieran lo mismo salarios, estudios, imagen, etc. Provocando, entre otras cosas, la necesidad de buscar otros trabajos que contribuyen con algunos problemas psicosociales que afectan a los profesores taxi como son el estrés, la sensación de estar quemado, la no interiorización del clima organizacional, entre otras.
No obstante, los profesores taxi son empleados dedicados a su labor, que buscan todas las formas de cumplir sus responsabilidades, ya sean contractuales, de la profesión o de sus estudios. Aunque corretean por las universidades, evidencian su profesionalismo como su amor a lo que hacen, porque en general ser profesor en Colombia es no tener reconocimiento social y económico, dadas las prácticas neoliberales como los discursos hegemónicos frente a la ciencia exigidos por los poderes. Sin embargo, ellos seguirán cogiendo taxi para cumplir con su labor, que implica ser un mediador de la cultura, un continuador del acervo científico de la ciencia, así como un instrumento de paz y amor frente al conocimiento.