Otra vez en paro, reclamando sus derechos en un país donde son escasos, pidiendo recursos en un país donde estos son para unos pocos y no para la educación.
Un día normal, me levanté en la mañana y mientras preparaba mi tinto, observé en la televisión como en los aclamados noticieros de nuestro país titulaban: “Ocho millones de estudiantes sin clases”. Acostumbro a ver en estos canales entretenidos programas de narcos, exitosos reality shows y creativas novelas, pero esta vez me llamó la atención esta noticia. La miré y, más por frustración e ira que por otro sentimiento, concluí: esos docentes deberían dedicarse a cuidar nuestros niños y no andar marchando por nada.
Por esta razón, quisiera hacerle una serie de reclamos a esos desmotivados docentes que en vez de exigir importantes cambios en materia educativa en nuestro país, deberían volver inmediatamente a sus aulas a cuidar de sus estudiantes, ya que sus padres no tienen tiempo para ello.
A los maestros rurales les quiero decir:
¿Por qué quejarse si deben dejar a su familia y viajar horas y horas a su escuela? Sus hijos pueden esperar, dedíquense a formar esos niños campesinos de bajos recursos. No importa si no tienen luz, agua potable o recursos tecnológicos en la escuela, o si el salón está para caerse. Sigan trabajando con las uñas, para eso les pagan.
¿Qué los refrigerios no llegan o llegan en mal estado? No importa, el niño necesita aprender y lo puede hacer con hambre, también sin cuadernos y sin uniforme, traten de enseñar así, para eso les pagan."
A los docentes del área urbana les digo con firmeza:
¿Se quejan porque los jóvenes son maleducados? No importa, no tenemos tiempo para educarlos, nos toca trabajar, toleren sus insultos, sus amenazas y sus agresiones, así tengan hacinamiento y sobrepoblación en sus aulas, para eso se prepararon.
¿Qué la jornada única se debería implementar mejor? No es importante que las aulas no estén adecuadas para ello. No interesa si no tienen el alimento suficiente para soportar la extensa jornada de estudio, téngalos allá, miren a ver cómo enseñan, así tenemos que tenerlos menos tiempo en nuestras casas.
A los docentes en general, les tengo estas peticiones:
¿Su sistema de salud es mediocre? No importa si su familia no es bien atendida, si no entregan los medicamentos, si fallecen esperando una cita, lo que importa es que a los grandes funcionarios del gobierno los trasladan a otros países cuando tienen alguna molestia, por ello no es una petición válida.
¿Su salario es muy bajo? Los estudiantes están esperando sus enseñanzas, por tanto su escaso poder adquisitivo o si les ofrecen un ínfimo aumento es lo de menos. Nuestros congresistas no lloriquean por su aumento de más de dos milloncitos. No importa si ustedes sufridos profesores pasaron largos y sacrificados años en la universidad, para eso les pagan así sea poco.
Apoyo al presidente cuando dice que el paro es injustificado, así como también insisto, los reclamos de los pobres en Colombia carecen de validez, no importa cuánta plata se pierda en la corrupción. Debemos estar callados, para eso fuimos formados, para permanecer impávidos ante las injusticias.
No importa señor profesor o señora profesora si en sus manos está la formación de millones de niños y por ende el futuro de Colombia, no me interesa si quiere dignificar su labor para ofrecer un mejor servicio, le pido que deje que todo siga así como va y vuelva a su aula a cuidar de nuestros jóvenes.