Señor Federico Gutiérrez:
Pablo Escobar es un personaje icónico. Todos los colombianos mayores de 35 vivimos, de alguna manera, no solo el terror de la violencia de él, sino las nefastas secuelas que la cultura narcotraficante le heredó al país. Si usted vivió esta violencia de una forma mas personal que yo, entiendo su malestar, pero no justifica la humillación pública a la cual sometió al cantante J Álvarez.
No sé desde su posición política qué tanto se encuentre en sintonía con la cultura popular. Déjeme explicarle brevemente que un personaje como Pablo Escobar es icónico ya que representa la forma de pensar de un gran grupo de gente. Este colectivo, tan importante por su numerosidad, consta de gente que ha entrado a las filas del crimen por las circunstancias difíciles de su entorno, personas que han entrado y salido, como también los que hemos sido testigos de estas conductas y sabemos que no todo en la vida es del todo bueno o del todo malo. El narcotráfico, la subversión y la ilegalidad no son circunstancias amables para nadie, pero sí en muchos casos casi obligatorias, en una sociedad tan injusta y desigual como la colombiana. La música urbana es una manifestación oral de estas vivencias. Los raperos son los juglares modernos. Mal hace usted en someter al escrutinio público a J Alvarez, que en ultimas luce el nombre de Escobar en su camisa como una señal de respeto por la capital de Antioquia.
No entremos en la discusión de por qué son ilícitas las drogas. Dejemos ese tema aparte. Pablo Escobar fue buen negocio para mucha gente, incluidos el director de la Aerocivil de la época, Netflix y Caracol Televisión, con todos sus pautantes hace un par de años, jugadores de fútbol, empresarios, etc. La lista es larga. Pero resulta que ahora el regaño se lo debe llevar el cantante de reguetón. La industria de la música urbana ha sacado a mucha gente de la calle, igual que el fútbol y usted debería estar orgulloso de que desde su ciudad este género se haya tomado la industria de la música a nivel mundial. Gracias al reguetón, muchos jóvenes van a optar por bailar, cantar, o producir música en vez de delinquir.
Sr. alcalde, si su hijo un día se pone una camiseta de Al Capone, no lo vaya a regañar en público.
@colomborkrdz