El pasado 9 de diciembre el Procurador General de la Nación, a través de un fallo vago e insípido, resolvió destituir del cargo e inhabilitar al Alcalde Mayor de Bogotá, Gustavo Petro Urrego. Posteriormente, Juan Carlos Novoa, súbdito del procurador, confirmó la decisión. Lo anterior, siguiendo con la tenebrosa y macabra campaña de persecución y amedrentamiento contra todo el que piense y actúe diferente a él, a su suprema autoridad, valga decir, a los marxistas, leninistas, protestantes, ateos, comunidad LGBTI, etcétera, etcétera, etcétera.
Y es que para nuestro excelentísimo Procurador, es bien sabido, la democracia es lo que él diga y nada más –disculpen el error, y lo que diga el único que puede estar sentado a su diestra, es decir, el mesías Álvaro Uribe-. El señor Alejandro Ordóñez, que me disculpe si ofendo su autoridad al decirle señor, parece que se tomó a pecho la sátira del famoso personaje de Godofredo Cínico Caspa cuando dijo que “¡Los derechos, como su nombre lo indica, son patrimonio histórico de la derecha!” y, en consecuencia, los demás no tienen derechos o los tienen, pero son de cartón, como se dice en los juego de niños cuando el rol de algún participante sólo es de papel.
Es que hay una máxima implícita en los pronunciamientos de la Procuraduría, la Constitución Política de Colombia fue hecha por los camaradas de Petro y para ellos, por consiguiente, el Procurador y los suyos no están obligados a su acatamiento, salvo si y sólo si, la norma es partidaria de su ideal Conservador, Católico, Apostólico y Romano, obsérvense las mayúsculas que es como deben escribirse estas palabras.
Excelentísimo Alejandro, hasta nombre de rey tiene, sepa usted que la democracia no es lo que a usted se le venga en gana, la democracia es lo que el pueblo dicta, seguramente usted cree que el pueblo, por ser pueblo, no merece respeto, que el populacho debe quedarse en sus covachas, en sus pocilgas, pero lamento decirle que no es así.
Lástima por el tal Petro que no entendió el peligro de la espada de Demóstenes, digo, de la espada del Procurador. Pero que entienda de una vez por todas la lección, con los negocios de los ricos nadie se mete o es que pretendía dejar a Tomasito y Jero sin business ¡no señor!, bien lo decía el único nobel que han tenido, y el único que tendrán "el día que la mierda tenga algún valor, los pobres nacerán sin culo”, como debe ser, así lo dicta la ley divina del altísimo, pobres impíos que no entienden que la paga del pecado es la pobreza.
Utilizando un término futbolístico, el Procura-Godo no se ha dado cuenta del tamaño del autogol que se acaba de hacer. Gustavo Petro es un gran orador, un político, un aglutinador de masas, un líder y la decisión de la Procuraduría lo puso en el campo que mejor sabe jugar, donde se desenvuelve como pez en el agua, por el bien del Procurador y los suyos, más les vale que en la Corte Interamericana de DDHH no le den la derecha, perdón, no se puede hablar de derecha, no le den la razón, porque, ahí sí, la cosa se puso color de hormigas y se pueden invertir los roles, el Cordero se puede convertir en León y este, bueno quien sabe si llega a Cordero.
