El príncipe árabe contra el que protesta Bucaramanga en defensa del agua de Santurbán

Khaldoon Al Mubarak, quien es el presidente del Manchester City, no ha pisado nunca Colombia pero dirige Mubadala, la dueña de la empresa Minesa que va tras 9 millones de onzas de oro en Santurbán. Su único jefe es Mohamed Bin Zayed, heredero del trono de Abu Dhabi - uno de los 7 estados que conforman los Emiratos Árabes Unidos - y Presidente de la empresa Mubadala, que nació como una petrolera pero cuenta con un portafolio diversificado con intereses en más de diez sectores. Entre ellos está la minería.

Hace dos años le pusieron el ojo al oro a la montaña de Santurbán en Santander. No les importó que ya hubiera  fracasado allí la canadiense Grey Star –hoy llamada Eco Oro- y en el 2015  le compraron los títulos mineros en los municipios de California, Vetas, Suratá, Matanza, Charta y Tona al exmillonario brasilero Eike Batista, propietario de OGX, la compañía más grande de petróleo en Latinoamérica hasta el 2013. Se trataba de una suerte de cruce de cuentas ya que Batista debía USD $2.000 millones a los árabes. Estos le había seguido la pista a Colombia gracias a la información que pudo haberles suministrado el ex Primer ministro británico Tony Blair quien, por su  cercanía con el Presidente Santos,  tuvo  acceso a información privilegiada en el Departamento de Planeación Nacional. Entre el 2013 y 2014 Blair firmó un contrato con el gobierno colombiano que en su momento recibió serias críticas.

Colombia no dudó en hacerle un primer guiño de amistad a los poderosos árabes con el voto para que los Emiratos Árabes Unidos fueran la sede de la World Expo 2020. La reciprocidad no se hizo esperar. El  9 y 10 de febrero del 2016 el príncipe Abdullah bin Zayed, hermano del Presidente de Mubadala, aterrizó en Bogotá.

Empezó su recorrido por el Palacio de San Carlos, a donde llegó a entrevistarse con la canciller vestido de túnica blanca de  pies a cabeza. Concluida la reunión se sobrepuso una capa café para encontrarse con el  Presidente Santos en el Palacio de Nariño. Aprovechó para darle un espaldarazo al naciente proceso de paz, mientras la canciller preparaba el ambiente para la incursión árabe en la minería: “Colombia aprovechará la visita para promover la inversión en infraestructura, energía y minas.”

Era su segundo encuentro presidencial; ya en el 2009 había estado con el entonces Presidente Uribe. Para despedirse de Colombia escogió un lugar tranquilo: Cartagena. Se quitó sus túnicas y recorrió las calles en bluyín y camiseta blanca de algodón, acompañado por un todavía sonriente Manolo Duque; el alcalde.

Los árabes tienen una carta para mostrarle a los críticos ambientalistas, defensores de la zona  que ya lograron hacer fracasar el intento de la canadiense Gray Star –Eco Oro-. Hace veinte años los Emiratos comenzaron un proyecto para diversificar su dependencia del petróleo que los llevó a ser los más grandes financiadores de investigación para el desarrollo de energías límpias y renovables. Abu Dhabi es, por ejemplo, la sede principal de la Agencia Internacional de Energía Renovable - IRENA por sus siglas en inglés - de la que hace parte Colombia. Este parcial compromiso con lo verde lo están promocionando hace meses en la región de Soto Norte - donde queda Santurbán - donde aspiran hacer las perforaciones en busca del oro con la fachada de innovadores y respetuoso del medio ambiente.

Tampoco quieren equivocarse con el tema de la explotación a cielo abierto que produjo resistencias frente a Grey Star y Anglo Gold Ashanti.  Los árabes quieren hacer en Santander un proyecto subterráneo. Su idea es excavar  túneles de 22 metros de diámetro hasta el centro de la montaña, extraer la roca con el oro y el cobre, y luego rellenar los túneles con una mezcla de tierra y cemento. Esa roca es triturada y exportada para que la separación de los materiales se haga fuera de Colombia.

Esto haría no tener que usar cianuro y mercurio, uno de sus grandes argumentos ambientales, pero deja en el limbo la tasación de las regalías que tendrán que pagar. Por ahora no han mencionado interés en los otros metales que hay presentes, como el cuarzo, el platino y la plata. Su meta es sacar 9 millones de onzas de oro entre el 2021 y el 2048. Hoy una onza de oro cuesta $1,263 dólares, lo que significaría que Minesa sacaría más de USD 11 billones en los 23 años, al precio del oro y el dólar de hoy.

El argumento de los ambientalistas para forzar la salida de GreyStar –Eco Oro- fue el agua. Santurbán es un páramo, y con la delimitación que hizo el Instituto Von Humboldt sobre este terreno, marcando la línea de los 3,000 metros sobre nivel del mar, dejó por fuera la mayoría de los títulos de propiedad de las mineras, incluida Minesa. Estas se vieron beneficiadas pues les permiten explotar los linderos del páramo, que legalmente tiene todos sus títulos están por fuera del páramo. Esto nunca convenció a los ambientalistas, que ven la montaña entera como una unidad indivisible: "Perforar a 2,700 metros toda la montaña por dentro, destruye exactamente igual el páramo."

Hoy los árabes tienen todo el apoyo institucional de las alcaldías municipales. Orlando Rodríguez, Alcalde de Vetas y presidente de la Asociación de Municipios del Páramo de Santurbán, participó desde Cartagena en un videoclip institucional de Minesa hablando de los beneficios de su intervención en su departamento. "Es para mí un orgullo para mí representar a los municipios del páramo de Santurbán, más en estos tiempos en que estamos sufriendo variados problemas por la situación de la delimitación del páramo."

Al mismo evento asistieron los alcaldes de Suratá, California, Matanza, Charta y Tona que compartieron presencia con el Presidente Santos y el Ministro de minas Gabriel Arce.

Han ido aún más lejos. Tienen  ya firmados convenios con la Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga -CDMB- y con Conservación Internacional.  El director ejecutivo de esta ONG incluso aparece en un video institucional de Minesa abogando por lo la llamada minería bien hecha, de la que pone como ejemplo al Cerrejón.

Para el final de este año esperan tener la licencia ambiental, la cual todavía no han tramitado frente al ANLA, pues están terminando el plan de manejo ambiental.

Los planes en el papel de Mubadala, la mega empresa detrás de Minesa, no siempre se traducen en la realidad. En el 2008 hicieron una alianza con General Electric para invertir, juntos, $40 millones de dólares en proyectos en los Emiratos Árabes Unidos. El epicentro de la inversión sería Masdar, una ciudad que ese mismo año comenzó a construirse en la mitad del desierto y que buscaba ser 100% independiente de combustibles fósiles. Era una ciudad de ensueño, pero hoy en sus inmensos y modernos edificios solo viven 300 personas. La meta eran 50,000 habitantes. Y aún así, con sus calles desiertas y sus bibliotecas abandonadas  que pereciera se derriten en medio de uno de los lugares más calientes del mundo, la ciudad es un fracaso ideológico: solo son independientes de combustibles fósiles en un 50%, y no podrán alcanzar la totalidad.

Minesa llegará como una moderna empresa minera, con infinitos fondos en apuestas tecnológicas muy distinta a la mayoría de las que hay en Colombia. En el país están operando con la campaña #MineriaBienHecha mostrándose como respetuosos del medio ambiente. Pero los bumangueses no les creen mucho: “Por que hagan la minería sin que la vean los ojos, no quiere decir que no vaya a dejar la montaña como un colador.” La promesa de tanta responsabilidad ambiental es seductora, pero en pleno corazón de Abu Dhabi está Madsar, la ciudad que demostraría al mundo que el desarrollo podía ser verde, pero que se convirtió en un pueblo fantasma enterrado en el desierto que recuerda día a día el fracaso de uno de los sueños de Mubadala.

Juan José Jaramillo - @jjjaramillo2

Esta es la pelea de los ambientalistas contra la empresa 

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