El atraco hace parte de la cotidianidad de este país y es un crimen al que estamos más que acostumbrados. La semana pasada fueron capturadas tres personas acusadas de atracar a un taxista. Los detenidos eran dos mujeres y un hombre que al parecer utilizaron una pistola de fogueo para intimidar al conductor y despojarlo de sus pertenencias. Nada especial, ya que por desgracia esta situación es el pan de cada día en Barranquilla. Sin embargo, la noticia del suceso tenía un detalle muy curioso: en la foto de la captura se puede observar claramente a las dos mujeres con una sonrisa de oreja a oreja.
Por lo general en estas imágenes siempre se observa a los capturados tratando de cubrirse para evadir a la cámara en señal de vergüenza y miedo, pero esta vez fue muy distinto: las capturadas sonríen con mucha naturalidad en la foto, como si de hecho posaran para la cámara. Esta imagen se hizo viral y generó todo tipo de reacciones en las redes sociales, desde indignación hasta piropos subidos de tono. Algunos pedían la pena de muerte para las dos mujeres, otros se quejaban por la flexibilidad del sistema judicial actual, otros tomaron el asunto con mucho humor e incluso subían más imágenes extraídas del Facebook personal de las capturadas. En fin, todo fue un pequeño suceso que despertó la curiosidad de la gente y convirtió a estas dos mujeres en “celebridades de un instante”. Otra muestra del poder infalible del Internet y las redes sociales.
A mí personalmente el asunto me resulta curioso e inquietante, pero vivimos en una sociedad convulsionada donde la realidad supera la ficción y no se me hace nada raro que aparezca el fenómeno de la “selfi-captura”: la moda de convertirse en “delincuente estrella” posando feliz ante la cámara durante el proceso de captura. Es absurdo y perturbador, pero no tendría nada de extraño, después de todo la propagación de las redes sociales permitieron el nacimiento de modas absurdas como tomarse fotos durante situaciones de extremo riesgo, tomarse fotos con animales muertos o tomarse fotos con gente pobre. En fin la gente está cada vez loca y obsesionada por la “popularidad virtual”. Cabe aclarar que ellas no son las únicas sospechosas que sonríen durante el procedimiento judicial de captura, de hecho hay sitios en Internet especializados en estas imágenes. El ocio en su estado más puro.
Finalmente el día de ayer un juez decidió dejar a las dos mujeres en libertad por falta de antecedentes judiciales, hecho que generó de nuevo la controversia. Todo este asunto puede parecer insignificante y superficial pero creo que invita a la reflexión: observar cómo los criminales sonríen durante la foto de su captura es algo que cuestiona la funcionalidad del sistema de valores que tenemos. La selfi-captura nos indica que la vergüenza es en realidad un sentimiento subjetivo, pero, ¿qué es vergüenza después de todo?