Risible era escuchar y leer a decenas de uribistas decir que eran mayoría, cuando habían perdido ante Juan Manuel Santos en segunda vuelta y habían sido derrotados tanto en la alcaldía de Medellín como en la gobernación de Antioquia. Con estos precedentes era de esperarse que los que hicieron campaña por el “No” se vieran como perdedores en la contienda política. Otra es la realidad actual, hoy por hoy, el CD tiene el sartén por el mango.
Los 40 mil votos que marcaron la diferencia en el plebiscito, no solo asombraron al mundo, sino que también le dieron moral a los uribistas y le proporcionaron una importante plataforma política al expresidente rumbo a 2018. Cuando se habla de alianzas con otras fuerzas, es común leer en las bases frases como esta: “Dr Uribe, no necesita de más votos, con todos los que hay basta y sobra” y hay quienes dicen que ya han comprado la pólvora para celebrar el próximo mes de Mayo la victoria de su candidato, que entre otras cosas no se sabe aún quien sea.
Pero, ¿cuántos votos necesita Uribe?
En la próxima elección presidencial estarán habilitadas unas 35.5 millones de personas para sufragar. Si se repite el abstencionismo que ha sido tendencia en los últimos años y que ronda el 60%, 40 de cada 100 habilitados acudirán a las urnas, que en plata blanca serían unos 14.240.000 sufragios.
Teniendo en cuenta que para obtener la victoria en primera vuelta se necesitan la mitad de los votos válidos más uno, y suponiendo que acuda a sufragar la misma cantidad, el umbral en 2018 estará en poco más de 7 millones, cifra que hace contraste con los 6.424.385 votos que obtuvo la opción del No en el plebiscito.
Con la “U” se escribe Uribe
Dicen los que saben, que la gravedad del Centro Democrático ha atraído a varios senadores que actualmente militan la “U”, un partido que tiene muchos votos pero ninguna cabeza visible.
Bernardo Miguel Elías Vidal Y Musa Abraham Besaile Fayad, senadores más votados del partido (juntos mueven mas de 300 mil votos), manifestaron ya su deseo de volver a los brazos de quien fuera uno de sus promoteres politicos.
Entre charla y charla, Uribe, con el carisma que lo caracteriza ha venido invitando a quienes fueron sus aliados: ‘vénganse para acá, los necesito, ustedes son mis hijos, Santos no le cumple a nadie’, les dice en mamadera de gallo el expresidente a sus compañeros legisladores. Siendo así, es muy probable que el departamento de Córdoba, de donde son oriundos los dos congresistas, se pinte de azul claro en las próximas elecciones legislativas, un duro golpe para Vargas lleras, que tiene su esperanza puesta en la costa caribe.
Cuando se le preguntó a la senadora Sandra Villadiego sobre la masiva migración de la “U” hacia el partido del expresidente, respondió que “Con la U, se escribe Uribe”.
Centro Democrático, ganador por “W”
La expectativa del CD es duplicar su bancada en 2018, pasar de 20 a 40 senadores no es tarea fácil, pero si se tiene en cuenta que en 2013 Uribe no tenía un solo congresista y hoy tiene 39, no suena tan descabellado, después de todo estamos hablando del líder político más grande de las últimas dos décadas. Su favorabilidad sigue siendo alta, y con un twitt pone a medio país mediático de cabeza. Seguramente no obtengan las 40 curules, pero si llegarán a las 30, y si su partido es el más votado, los patrocinadores (tanto económicos como en votos) para la contienda por la casa de Nariño le sobraran, como le han sobrado en el pasado.
Es gracioso ver como algunos se derraman en prosa tratando de imitar a Uribe, fenómeno que tiene su origen en la enorme mayoría de Colombianos que desconfían en el proceso, y que, siendo este el político más atacado en Colombia, su imagen positiva lo consagra como la persona más popular de la política actual. Creyendo que van a ganar adeptos uribistas para sus partidos o candidaturas, han usado términos como “castrochavismo” , y han derrochado en ambigüedades “votaré sí, pero tengo reparos”… parece ser que no saben que para las bases de este partido, la lealtad es el mayor de sus valores. Con un Vargas Lleras que ni siquiera ha oficializado su candidatura, y cuya pesada herencia santista no lo deja despegar en las encuestas. Un Fajardo que tiene maquinarias locales, pero ninguna nacional, y que quiere ganar votos en tierras netamente uribistas. Un Petro ¿inhabilitado?, multado y con pocos seguidores únicamente en Bogotá. Y una Claudia López que pretende ganar en una sociedad ampliamente creyente, derechizada y conservadora, no pueden quedar dudas, en primera vuelta Uribe pone el presidente.
