El presidente Petro empieza a moverse en la poderosa Cámara de Comercio de Bogotá. Pero no en la dirección que prometió públicamente –nombrando tenderos en representación suya en la junta directiva-. El primer nombre escogido fue el del boyacense Polo Ávila Navarrete, quien es hermano del Eduardo Ávila Navarrete, a quien nombró, sin dudarlo un minuto, en la apetecida embajada de España. Los hermanos Ávila son dueños de empresas de seguridad privada y hacen parte del círculo inmediato del presidente de dueños de negocios que han financiado sus distintos ejercicios electores, incluida la alcaldía de Bogotá y las dos campañas presidenciales.
Así como Eduardo, el actual embajador, no aceptó cargos en el sector público, Polo Ávila si se dejó tentar por la burocracia y en la alcaldía de Petro, fue nombrado gerente del Fondo de Vigilancia y Seguridad de Bogotá, un complicado cargo que tiene que ver con cuantiosos contratos. El nombramiento fue controvertido por no cumplir con los requisitos para ocupar el cargo, entre ellos no tener un título universitario y posiblemente por su relación con el sector de la seguridad, desde el sector privado.
Los concejales intervinieron y le pidieron al entonces alcalde corregir la forma en cómo se contrataba a los funcionarios. Sin más opción, Petro sacó un decreto revocando el nombramiento de Polo Ávila quien dejó el cargo 53 días después de ser posesionado, periodo en el que firmó cien contratos. A pesar de su efímero paso por el Palacio de Liévano, su trayectoria se remonta a trabajar en la empresa familiar Guardacol Limitada donde ha sido el director de marketing.
Petro está tomándose el tiempo para nombrar su representes en las Cámaras de Comercio, un complicado pulso de poder en las principales ciudades que aún no han logrado consolidar sus nuevas directivas. Cinco de las juntas nombradas en las Asambleas de este año, incluida la de Medellín, fueron tumbadas por el superintendente de sociedades Billy Escobar y tendrán que retomar los procesos.