La Jagua del Pilar, municipio guajiro de 3.900 habitantes, lleva el récord de inscripciones de cédulas para las elecciones regionales de octubre. Sin embargo, esa vocación democrática se ha visto ensombrecida por el hallazgo de 500 documentos de identidad registrados a nombre de personas que no nacieron ni viven allí y no tienen relación alguna con esa comunidad.
Para el Consejo Nacional Electoral, que ya alertó al respecto, esa es una huella profunda de una peligrosa modalidad de fraude llamada trashumancia electoral o eventual trasteo de votantes. El número de cédulas viciadas allí equivale más o menos al 13 por ciento del censo electoral, es decir, del número de ciudadanos habilitados para votar.
El magistrado Altus Baquero explicó que el mismo fenómeno ha sido comprobado ya en diez municipios, luego de un cruce de bases de datos oficiales. En Paya, Boyacá, hay dudas sobre la inscripción de 300 cédulas y algo similar ocurre en Cabuyaro, Meta.
Esas cédulas ya fueron dadas de baja, lo que significa que fueron excluidas del registro de inscripciones y por esos sus portadores se verían expuestos a ir a la cárcel. El ejercicio de verificación previa será extendido a otras regiones del país por la organización electoral para reducir los riesgos de fraude.
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