Los impuestos son pagados por el conjunto de la población para garantizar crecimiento económico, disminución de la pobreza, mejoras en la desigualdad, cierre de brechas en materia de género, garantía de los derechos ciudadanos, entre otros. Las prioridades del gasto público demuestran entonces las preferencias de un Estado, por ejemplo, un país que gasta más en guerra que en educación es una nación que está dispuesta a destruir y no a construir.
Pues bien, diferentes autores han estudiado el impacto del gasto público en la sociedad. A finales de 1929 Keynes demostró que el gasto del gobierno podría sacar de una crisis a la economía, y tal fue la efectividad dicha afirmación que recuperó el sistema en 2008. Por su parte, Piketty encontró que el gasto público en educación era un elemento esencial para mejorar la distribución del ingreso en la sociedad, y las experiencias asiáticas demuestran que la inversión en ciencia y tecnología permite mejoras en productividad, lo que garantiza crecimiento económico. Parecieran ser innegables las bondades de un gasto público bien dirigido.
En Colombia diferentes investigadores y autoridades económicas afirman que el gran problema de la economía es su baja productividad e insuficiente competitividad. Para los que no son economistas la productividad se entiende como el valor producido en un período de tiempo. Por ejemplo, Noruega produce en una hora 52 USD, Suiza unos 50,8 USD, Dinamarca unos 38,6 USD, mientras que el promedio de Suramérica es de 11,8 USD. Acá cabe decir que la economía los países nórdicos se basa en la producción de alto valor agregado que permite crear empleo de calidad, bien remunerado y formal. Básicamente estas actividades económicas son las del sector industrial, fábricas de automóviles, producción de nanotecnología, creación de máquinas entre otros.
Ahora bien, mientras en Noruega el 20% de los empleos son del sector industrial, esta cifra en Colombia representa apenas el 7%. Por cada 1.000 USD que exporta Noruega 200 USD son de mercancías de alta tecnología, mientras que en Colombia 98 USD por cada 1.000 USD exportados son este tipo de mercancía. ¿Cómo llegaron estas economías a tales niveles de desarrollo industrial? Sin entrar a fondo en este debate, en materia de gasto, estos países decidieron que el Estado dirigiría políticas productivas priorizando la inversión en educación y ciencia y tecnología.
Una nación que se educa es una que cuestiona, reflexiona, genera un sentido autocrítico de la vida, pero además investiga e innova, por lo que invertir en educación y en ciencia y tecnología es una forma de mejorar la productividad y competitividad en una economía. Mientras Noruega y Dinamarca gastan el 7,6% de su ingreso en educación, Colombia gasta apenas 4,4%. Por su parte Dinamarca invierte el 3,01% de su ingreso en ciencia y tecnología, Suiza el 2,45%, Noruega el 1,93% y Colombia apenas el 0,24%.
Sin embargo, para no quedarse atrás, Colombia decidió liderar alguno de los rankings que hacen las instituciones internacionales. Según cifras del Banco Mundial, el país gasta 3,2% de su ingreso en guerra, mientras que Noruega el 1,6%, Dinamarca el 1,1% y Suiza el 0,7%. Con base a estas cifras se puede concluir que Colombia no prioriza en educación ni en ciencia, razón por la cual el país no puede innovar ni ampliar la producción de alto valor agregado, por lo que se presentan altos rezagos de productividad.
¿Qué resultado han tenido estas políticas? Supongamos que entre los 48 millones de colombianos hacemos un gran pastel, el 1% más rico de la nación, es decir 480.000 mil colombianos, se come una quinta parte de la torta que todos producimos; es decir, el 1% más rico de la sociedad se queda con el 20% de los ingresos generados en el país. Esta cifra en Suiza es del 11,6%, en Noruega del 7,8% y en Dinamarca del 6,4%, ubicando así a Colombia como uno de los países más desiguales del mundo.
En materia de riqueza económica un noruego es 12 veces más rico que un colombiano, un suizo 10 veces y un dinamarqués 8,1. En materia de pobreza 6 de cada 100 suizos son pobres, 13 de cada 100 lo son en Dinamarca, mientras que en Colombia 26 de cada 100 habitantes son pobres. Es evidente que el gasto en educación y ciencia y tecnología hace a un país más productivo, equitativo y rico.
Para cerrar, la consigna con la que llegó Duque a la presidencia fue “legalidad, equidad y emprendimiento” y su gobierno ha reiterado que uno de los problemas en la economía es la baja la productividad, por lo que se esperarían acciones coherentes para mejorar en materia de productividad y equidad, con lo que además se fortalecería el emprendimiento. Sin embargo, el gobierno para 2019 proyecta gastar en defensa 94 veces más que en ciencia y tecnología, 80 veces más que en cultura, 58 veces más que deporte, 47 veces más que en medio ambiente y 13 veces más que en reparación a víctimas. Así mismo, en materia de educación básica y media entre 2001 y 2018 se le han sacado casi 100 billones de pesos a los entes territoriales para la prestación de este derecho fundamental a través de las diferentes reformas del sistema general de participaciones, y en lo que respecta a educación superior se le adeuda $18 billones de pesos a estas instituciones. Si bien en el presente proyecto de presupuesto la educación tiene un aumento importante, también es cierto que este incremento es insuficiente respecto a las necesidades del sector.
Parece quedar claro que la guerra es más importante que el desarrollo científico, ambiental, cultural, educativo y deportivo.