Los colombianos venimos oyendo, desde hace casi 200 años, historias heróicas de la batalla del Pantano de Vargas, librada en el oriente del país (cerca de Paipa) el 25 de julio de 1819, antesala de la decisiva en el puente de Boyacá, el 7 de agosto, que marca la independencia de la Gran Colombia; y, desde hace más de 300, relatos fantásticos del galeón San José, hundido en la costa Caribe (cerca de las islas del Rosario), el 8 de junio de 1708, en el marco de la guerra de Sucesión (1701-1713), que marca el inicio del inexorable declive del Imperio español. Son eventos muy diferentes pero significativos en la historia común -que serán 527 años en 2019-, plena de encuentros y desencuentros entre los pueblos y territorios que hoy conforman la Comunidad Iberoamericana con dos lenguas como patria compartida: El español-castellano y el portugués.
Muchas son las imágenes de vida y muerte, amor y odio, sufrimiento y alegría, heroísmo y crimen, propiciadas por la respuesta de las máximas autoridades de Colombia y España a la pregunta de la periodista Oriana Garcés en la rueda de prensa realizada en la Casa de Nariño al cierre de la visita del mandatario español. Al fin y al cabo, como se ha reiterado en reciente evento en la Casa de América[1], el galeón San José representa una densa cápsula del tiempo y concentrado testimonio material de un momento clave del primer imperio global en la historia, del que por las buenas o por las malas formaron parte gentes de muchas etnias, procedencias, creencias y culturas.
En anteriores artículos me he referido a la alocución del expresidente Juan Manuel Santos el 23 de julio, en la que anunció la suspensión del trámite de la licitación del rescate del galeón que no alcanzó a dejar firmada como era su deseo. En el presente me centro en lo que además de ser noticia, puede significar un importante cambio de rumbo en el tema: Las coincidencias de los presidentes Sánchez y Duque aquel 29 de agosto. Y lo hago comentando algunas palabras clave en sus intervenciones que duraron cuatro minutos, suficientes para dar un vuelco no sólo a los 16 que duró la alocución de Santos, sino a los miles de cuartillas, pantallazos y horas de debate en los medios (y fuera de ellos), dedicados al tema después del anuncio del hallazgo del pecio el 4 de diciembre de 2015.
Del enfrentamiento a la cooperación
El objetivo (estratégico) y la voluntad (política) de buscar una solución consensuada al rescate josefino partiendo de lo que une y no de lo que separa a los dos países, es algo que viene siendo alentado por políticos, investigadores, periodistas y ciudadanos a ambos lados de la Mar Océana. Pero también combatido o, por lo menos, ocultado o distraído. Para ilustrar ambos extremos, me permito hacer una breve referencia a las posiciones de Juan Guillermo Martín y Nelson Fredy Padilla.
Martín, doctor en Patrimonio Histórico y Arqueología y profesor de la Universidad del Norte (Barranquilla), es uno de los investigadores colombianos que ha cuestionado con más rigor los términos del contrato preparado por el anterior gobierno en aplicación la Ley 1675 de 2013. Ley elaborada en el primer mandato del presidente Álvaro Uribe (2004-2008), aprobada por el congreso con la asesoría de empresas cazatesoros y amparada en la no firma por Colombia de la Convención de UNESCO (2001) de protección del patrimonio subacuático que sanciona el presidente Pastrana (2000-2004). El ponente de la previsora negativa es el senador Alfonso Lizarazo, legendario presentador de televisión[2].
En artículo publicado en Las2orillas[3], el profesor Martín pone de presente que el anuncio del hallazgo del San José y su fabuloso tesoro, fue seguido por decenas de titulares de prensa y debates televisivos centrados en el valor comercial de la carga, exacerbando los sentimientos nacionalistas e hispanofóbicos que evitaban hacer referencia a la empresa que financiaba el proyecto, al costo total del mismo, a la configuración del dream team de especialistas para la gestión y al planteamiento teórico-metodológico que lo fundamentaba.
Padilla es periodista, editor dominical de El Espectador, master en Escrituras Creativas con varios premios de periodismo iberoamericanos, españoles y colombianos, y autor de un libro sobre el galeón[4]. Por todo ello, la afirmación en la nota publicada el 30 de agosto, de que el presidente Sánchez es socialista pero no por eso dejará de hablarle al presidente colombiano de la vigencia de sus intereses coloniales representados en el galeón San José, no obedece a la ignorancia del señor Padilla sobre la trayectoria ideológico-política del señor Sánchez o sobre sus intereses en el galeón, que podrán ser similares al de los señores Betancur, Gaviria, Pastrana, Uribe, Santos o Duque, pero nunca coloniales.
A la leyenda negra que ilumina la nota y que ha impregnado los relatos nacionales nutridos por los ingleses desde el siglo XVIII, se ha querido anteponer una leyenda blanca desde visiones paternalistas que alcanzaron su cenit en la larga noche del franquismo. Es hora de construir entre todos un relato gris iberoamericano veraz, desprejuiciado y sanador. El rescate del galeón San José es una oportunidad insustituíble para su cimentación, pero se puede perder si subsiste el oneroso, falaz y antipatriótico pacto con los cazatesoros.
De la propiedad a la humanidad
Un convenio hispano-colombiano sobre el San José es posible desde las declaraciones bilaterales del 29 de agosto, cuando el presidente de Colombia dijo que aproximar la discusión desde el punto de vista de la propiedad no va a conducir a una solución. Y que se ha abierto el camino para dialogar sobre cómo algo que a todas las luces constituye una maravilla de la humanidad puede ser puesto al servicio de la humanidad.
La primera afirmación podria figurar en el encabezado del convenio que sustituya al pacto Santos-MACS y que podría ser presentado, para su consiguiente aval, en la XXVI Cumbre Iberoamericana que se reúne en Antigua (Guatemala), los próximos 15 y 16 de noviembre. Y la segunda, en el frontispicio de los museos que se abran en Cartagena de Indias y en Cartagena (Murcia) con el sustancial tesoro del San José, reforzando mutuamente su impacto científico, educativo y turístico, cultural en una palabra, como se propone en artículo publicado en Levante-EMV[5].
Se trata de una declaración de principios que debe ser anclada en una entidad territorial y cultural que no puede ser otra que la Comunidad Iberoamericana. La humanidad es un concepto general que incluye a todos los pueblos y personas a lo largo de la historia de la especie desde los albores del Homo Sapiens. Los presidentes mencionaron la Cumbre en relación con el tratamiento regional de la migración desde el país hermano de Venezuela a Colombia y otros países. Sería también marco adecuado para presentar el convenio. Al fin y al cabo, hay miles de pecios coloniales, aún no saqueados, en aguas de todos los países iberoamericanos, de EE UU, Filipinas o Guinea Ecuatorial. Y en el Mediterráneo y otros mares interiores subsiste un valioso patrimonio cultural de procedencia íbera, fenicia, griega, romana, árabe y colonial que viene siendo expoliado desde hace décadas, no por grandes empresas cazatesoros sino por hábiles buzos domingueros.
Seminario y Observatorio
El 11 y 12 de julio de 2018 se llevó a cabo en el Salón de Actos del Museo Arqueológico Nacional (en Madrid), el Seminario Internacional titulado El verdadero tesoro de Indias. Galeones y arqueología. Los naufragios históricos, un diálogo cultural necesario entre España y América. Su más importante resultado fue la creación del Observatorio del Patrimonio Cultural Subacuático Común y Compartido, cuyo Manifiesto contiene valiosos insumos para la elaboración del mencionado convenio de colaboración.
El Efecto Mariposa, formulado por Edward N. Lorenz con antecedentes en la milenaria filosofía china e innovadoras aplicaciones en meteorología y otras disciplinas, también está funcionando en el tema que nos ocupa por la saludable suma de aleteos, iniciada hace más de 30 años, de mariposas de todos los tamaños, edades, procedencias y habilidades. Animado y colorido colectivo en el que participo con mis alitas de ciudadano interesado, antes que preocupado (Santos dixit) y menos que experto.
El Pantano de Vargas (1819-2019)
Uno de los principales actos en la celebración del bicentenario de la Campaña Libertadora -que es regional porque además de Colombia y Venezuela, incluye a Panamá y Ecuador-, tendrá lugar el 25 de julio en el Pantano de Vargas, a la sombra del monumento de Arenas Betancur a los Lanceros, el coronel Juan José Rondón y 14 venezolanos y granadinos que propiciaron la victoria del ejército patriota (agotado por el paso de la cordillera) dirigido por el libertador Simón Bolívar y el general Francisco de Paula Santander, sobre las tropas realistas comandadas por José Mª Barreiro. En la tribuna de invitados, en la que habrá representantes de los países iberoamericanos, entiendo que habrá sitio también para la representación del Reino Unido, no por el comodoro Wager, sino por la Legión Británica al mando del coronel James Rooke, quien es herido en la batalla y fallece poco después.
Me he permitido tomar, con todo respeto, el grito de Bolívar a Rondón -Coronel, salve usted la patria- para el título del presente escrito dirigido a los presidentes Duque y Sánchez (con el apócope patrio de patrimonio) porque, guardadas las proporciones, lo que pase con el San José marcará el futuro de la batalla cultural defensiva frente a los cazatesoros y de la construcción de un relato gris de la historia común de indígenas, negros, mulatos, zambos, criollos y chapetones durante 526 años, por ahora.
[1] Lecciones aprendidas: El tesoro y la historia del galeón San José, con participación de Jesús García Calero (ABC), Manuel Lucena (CSIC) y el abogado José María Lancho, el pasado 12 de septiembre.
[2] Mi madre y millones de colombianas/os fueron asiduas/os de Sábados Felices durante 40 años. Esta popularidad le permite ganar al simpático señor Lizarazo una curul en el Senado (1998-2002) como candidato de un fugaz partido financiado, al parecer, por el opaco pero acaudalado gremio global de los cazatesoros. Y cumplió bien el encargo!!!
[3] ¿Ciencia detrás del galeón?, 15 de agosto de 2017.
[4] El galeón San José y otros tesoros. Relatos de intrigas y conspiraciones, Aguilar, 2016. No sé si Padilla compara en su libro el discurso del presidente Santos en la cubierta del buque Malpelo de la Armada Nacional en 2015, con el del presidente Marroquín (antepasado del señor De Narváez) en 1903 cuando se pierde Panamá, y con el del presidente Holguín (antepasado de la excanciller Holguín) en 1893, cuando regala el Tesoro Quimbaya a la reina María Cristina. Encontraría que los tres tienen un propósito similar: Embellecer un despojo con una retórica nacionalista y patriotera.
[5] Galeón, fratricidios y hermanamientos, Levante-EMV, 16 de diciembre de 2015.