La mascota apareció con dos tiros en la cabeza. Amparo Tolosa, candidata a la asamblea por el departamento de Bolívar le tomó fotos al animal muerto para anexarlas a las pruebas de su inminente asesinato. Grita que la van a matar. Los hechos donde no la pudieron acribillar a ella, pero donde la emprendieron contra su perro, acaecieron el pasado sábado 10 de octubre en Cobadillo, corregimiento del municipio de Río Viejo. En ese pueblo de 60 casas y olvidado por el Estado arribaron 14 hombres encapuchados con armas de largo alcance. Todo el mundo salió a esconderse. Los criminales le dieron vuelta a las cuatro calles y la emprendieron contra la casa de Amparo. Sonaron 17 tiros. Un par de horas más tarde, después de haber estados echados en el piso, cuando ya no sintieron pasos de los animales, la candidata decidió salir con sus hijos y sus padres a ver qué daños o tal vez muertos habían dejado. En la puerta encontraron a su mascota con los dos impactos arriba del hocico.
A Amparo los años de persecución le borraron el miedo. Ese fin de semana siguió de correría por otras veredas para exponer sus ideas y su aspiración a la Asamblea porque solo un tiro la podrá sacar del camino. El lunes festivo, sin embargo, ella estaba sentada en un establecimiento público y de nuevo arribaron un par de hombres. Con improperios le dijeron que se perdiera, que se fuera que: “No jodiera más, porque la iban a matar”. Cuenta Amparo que reconoció a uno de los bandidos, dice que se trata del administrador de la finca de Fermín Vásquez. Así lo denunció en la Defensoría del Pueblo.
Amparo Tolosa Campuzano tiene 38 años, cinco hijos, es madre cabeza de familia, desde 1998 inició actividades como líder de víctimas de la mano del padre Francisco de Roux. En el año 2007 se lanzó como concejal de Río Viejo y salió electa. Desde ese día comenzó su pesadilla. Con el presupuesto documentado se dio cuenta que al municipio le asignaban más de 9000 millones de pesos. Pero no se veían, el pueblo seguía igual de pírrico como siempre. En una de sus acciones denunció el robo de más de 600 millones de pesos que habían sido asignados para maquinaria pesada por la ola invernal que azotó a Colombia en el año 2011. Entonces se convirtió en una piedra incómoda para la gente que rodeaba la administración del momento. De inmediato le llegaron sufragios y un par de atentados que denunció en su momento.
Amparo ya sabía de dónde venían los cuchillos, balas y motos para amedrentarla. “Si algo me llega a pasar el responsable es el señor Fermín Vásquez Acuña quien me quiere matar”, dice Amparo sin que le tiemble un solo musculo de esa cara de rasgos mestizos. En la documentación que carga de arriba para abajo con más de 400 folios de denuncias, testimonios y fotos, se encuentran registrados los asesinatos de cinco familiares suyos entre los años 2007 y 2011, año en el que decidió irse porque le mataron a su yerno. Los comandantes alias Bruno y alias José, de la banda criminal Los Urabeños, estuvieron a pocos minutos de matarla. Sin remedio, recogió los corotos que pudo y se fue a esconder a Aguachica, César. No sin antes viajar a Bogotá y denunciar el hecho ante los entes judiciales y solicitar de inmediato auxilio a la Unidad Nacional de Protección.
En ese 2011 inició el proceso de requerir un esquema de seguridad, el que fuera, porque quería terminar su periodo como concejal. Cuenta que durante los 15 días que estuvo en Bogotá, se cansó de ir hasta las oficinas donde despachaba Andrés Villamizar y también a las oficinas del ministerio del Interior y Justicia para ver si por lo menos le daban un chaleco antibalas. Pero nada. En Aguachica llegó a vivir al barrio La 26, un deprimido sector de desplazados. Allá inició un proyecto, como se lo habían enseñado en los programas de Desarrollo y Paz, para ayudar a las víctimas del conflicto. Al tiempo había montado un pequeño restaurante donde vendía almuerzos de tres mil pesos para poder subsistir. Cerca de 35 familias se constituyeron en la Organización de víctimas de campesinos de Aguachica. Paradójicamente a finales del año 2012 regresó a Bogotá y por recomendación se fue con el periodista Julián Espinosa para averiguar qué había pasado con su solicitud de protección. Por error un funcionario le entregó una carpeta donde aparecía lo increíble: La UNP había calificado su estado de seguridad como EXTRAORDINARIO y le habían asignado un chaleco antibalas, un teléfono Avantel y un escolta. Pero ella de eso nunca supo nada y Ni siquiera sabe a quién se lo dieron o cómo se gastaron los recursos de aquel escolta que nunca apareció.
Fermín Vásquez Acuña, el político a quien Amparo Tolosa acusa de estar tras el plan de asesinarla fue alcalde de Río Viejo (Bolívar) entre los años 2007 y 2011, fue investigado por la Procuraduría por la ejecución de recursos destinados a las víctimas de la ola invernal. Según la Fundación Paz & Reconciliación, Vásquez Acuña: “Puede ser aliado político de los Urabeños en el Sur del Bolívar, y durante su mandato facilitó la explotación de minería ilegal en el municipio. En abril de 2011, cuando Fermín ejercía como alcalde, su escolta personal, Luis Alberto Perea, alias Cabo, fue capturado por pertenecer a la estructura de alias José, uno de los comandantes de los Urabeños en el sur del departamento. Testigos de terreno ratificaron que alias José visitó varias veces a Vásquez Acuña en la alcaldía”. El pasado de este polémico político no ha sido problema para que el Partido de La U le diera el aval en estas elecciones de 2015 con el objeto de volver a aspirar a la alcaldía de Río Viejo, donde se dice que no hay quién le gane.
Dentro de las pruebas que Amparo tiene sobre la persecución de Vásquez Acuña, existe un audio (copias que reposan en varios lugares) donde la líder habla con alias Mincho, un paramilitar quien está en la cárcel La Ternera, el cual le indica que Vásquez Acuña: “Es la materia prima de eso”; es decir, de los planes de atentar contra ella y contra otra líder de la región. Amparo también denuncia que la impunidad de Vásquez Acuña ha llegado al colmo de tener como escolta a un exparamilitar que también estuvo en la cárcel por un periodo de dos años.
Todo indica que los criminales que andan tras Amparo le llegaron hasta Aguachica. Ubicada por los bandidos, decidió retornar a Río Viejo, pero antes, en diciembre del año 2014 denunció las persecuciones e inició un nuevo proceso de estudio de riesgo con la Unidad Nacional de Protección, esta vez en cabeza de Diego Mora. En entrevista con el analista le entregó un centenar de folios de pruebas. La comunidad la animó a lanzarse a la asamblea de Bolívar y logró conseguir el aval del partido político Alianza Social Independiente ASI. En cuatro ocasiones ha viajado hasta Bogotá para ver qué pasa con su solicitud, nadie da razón. Ante los hechos sucedidos la semana pasada, su vida amenazada ya tocó el miedo pero de su familia. El pasado viernes 16 de octubre Amparo viajó hasta Bogotá a suplicar por su vida. En la UNP solo atinaron a decirle, sin sentimiento alguno, que por qué no llenaba un nuevo formulario e iniciaba por tercera vez un estudio. Las cifras son claras, desde que iniciaron las campañas políticas para las elecciones regionales van 17 asesinatos de candidatos, 18 atentados y 126 amenazas. Resignada Amparo Tolosa está esperando a que el Presidente Juan Manuel Santos vaya al sur de Bolívar para repetirle de frente: "me va matar".
Por: @PachoEscobar