Primero no creo en los números de Colombia. Todos sabemos que son muchos más los infectados, que no hay pruebas y si no hay pruebas pues no hay infectados. Es irresponsable de su parte asegurar que la curva se está aplanando. Pareciera que usted estuviera hablando más con los grupos económicos que con los científicos que usted dice que lo acompañan. Que el gran epidemiólogo sea Andrés Pastrana, un lacayo de los cacaos de este país. Si, eso de sacar pecho, de que Hassan, su asesor, se invente aplausos nacionales, no es más que dorarnos la píldora para levantar la cuarentena.
¿Usted resistiría que alguien grabara a una señora muriéndose en un Carulla a la luz de todo el mundo? ¿Con qué trabajadores va a reactivar la economía si sufrimos con todo el rigor la pandemia? Es que los expertos dicen que Latinoamérica pondrá los muertos, nosotros y África. ¿De verdad nos va a sacrificar? ¿De verdad todas esas personas, los poderosos que pagaron su campaña presidencial, no han cambiado su manera de pensar, siguen siendo insaciables tiburones de sangre?
Si, ya me imagino a final de esta semana anunciando que, como la curva la aplanaron a la brava, será levantada la cuarentena. Al menos se levantará en ciudades como el Chocó donde no hay un solo infectado ¡porque a nadie han testiado! Lo mismo pasa en Ibagué, en Cúcuta. De verdad señor presidente ¿usted cree que está haciendo un gran trabajo sólo porque las pruebas son escasas y por tanto los infectados también?
Y además, veo que los grupos económicos están preocupados sólo porque estamos comprando lo estrictamente necesario. El capitalismo salvaje e inmoral nos había acostumbrado a gastar de más. Ahora no, ahora todo esto terminó y eso es lo que parece que usted, ni sus asesores neoliberales, parecen entender. Llegó el tiempo de la gente.
