Este no es momento para hacer política partidista, ni oposición, ni populismo, ni para inflar el pánico con el fin de acorralar al gobierno. Eso no solo es irresponsable, sino criminal. Esta pandemia es un desafío para la humanidad entera, que está costando vidas en tiempo real, que cambiará nuestra forma de vida y afectará nuestra economía de maneras no previstas. El desempleo se va a disparar, y con el desempleo, el hambre. Aquí lo que podemos hacer:
Viniendo del sector de las Emergencias y Desastres, puedo dar fe de que hace mucho tiempo sabíamos que esto pasaría. La única pregunta que teníamos era cuando. Sobre esa experiencia, puedo decir que Colombia está haciendo lo correcto, está tomando las medidas de contención apropiadas y está respondiendo más rápido y de forma más eficiente de lo que lo hicieron en la China, en donde solo cerraron los puertos marítimos y aéreos a los 43 días de confirmado el primer caso. En Estados Unidos siguen abiertos a pesar de que tienen 31.388 casos confirmados. Estamos más y mejor preparados porque hemos estado en emergencia por décadas, y con las inundaciones que afectaron al país entre el 2010 y el 2011 y para las que se conformó Colombia Humanitaria, se puso a prueba la red de respuesta en todo el país. Nuestro equipo médico y asistencial es verdaderamente extraordinario, a ellos debemos una enorme gratitud.
Sin embargo, todavía no se están tomando las medidas más críticas, las de contención estructural, que son las que definirán nuestro grado de afectación: la política agraria de emergencia, y la política de flexibilidad industrial en emergencia.
En cuanto a la política agraria de emergencia, hay que multiplicar la inversión y aislar al campo de riesgos. El gobierno anuncio un billón en préstamos. ¿En serio? ¿Préstamos? El campo necesita una inyección de por lo menos 5 billones, que deben llegar de inmediato, en forma de insumos, herramientas, maquinaria, dinero y redes a todos nuestros campesinos, los grandes y los pequeños. Esta pandemia llego en invierno. Lo que significa que la agricultura en el mundo entero se detuvo, por lo que después de controlada, lo que sigue es una crisis alimentaria de escala global, especialmente en Europa, que es el centro de la pandemia; China, en donde comenzó y aún no se recuperan los flujos de mano de obra e insumos campesinos; y Estados Unidos en donde hasta ahora comienza y ya enfrentaba un recorte muy sensible en mano de obra campesina por causa de las medidas antiinmigración.
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Una de las claves de todos los modelos, escenarios y contingencias es la seguridad alimentaria
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China no alcanzará a recuperar el campo este año, Europa y Estados Unidos van a enfrentar una crisis de seguridad alimentaria que los golpeará por los siguientes 4 años, suponiendo que conseguimos detener esta pandemia en los próximos meses. Colombia puede producir comida barata en abundancia todo el año para consumo interno, y está en capacidad de liderar la respuesta alimentaria para el mundo, sí y solo sí, el gobierno inyecta todo el dinero necesario al campo, suspende las fumigaciones con glifosato, aísla de los riesgos de la pandemia a la población campesina y refuerza su red de salud. El campo no es el enemigo. Una de las claves de todos los modelos, escenarios y contingencias es la seguridad alimentaria.
La segunda, es la política de flexibilidad industrial en emergencia. Hoy, con 231 infectados confirmados, no hay alcohol, ni tapabocas. Una de las claves de la contención en China fue que puso en marcha de inmediato un plan muy agresivo para convertir al sector industrial en aliado y socio vital en la pandemia. El gobierno debe enviar un paquete inmediato de medidas para la industria con el fin de ayudarla a flexibilizarse con el fin de que produzca lo que se necesita para contener la pandemia a costos manejables (no lo que le pide el mercado del pánico). Esas medidas le permitirán sobrellevar la crisis y mantener el empleo.
Necesitamos unidad, solidaridad, coraje y liderazgo. Dejemos a un lado el pánico y las mezquindades personales, y hagámosle frente a este desafío global con valentía.
