Evocando el llamado con el que hace 70 años Jorge Eliécer Gaitán reclamaba al presidente Mariano Ospina Pérez «paz y piedad para la patria», víctimas y ciudadanos colombianos residentes en Paris emplazaron al presidente Santos a que cumpla con el mandato de paz que le fue conferido. En una simbólica Mesa de Paz » reiteraron su apoyo a los Acuerdos de La Habana y recordaron a Santos que fue re-electo con un voto de confianza para que llevara hasta el final el proceso de paz con las FARC.
« #LAPAZ SE RESPETA » y « #AcuerdoYa » fueron las consignas guias de una simbólica Mesa de Paz instalada en la Plaza de los Derechos Humanos de Paris y en la que se sentaron las imágenes del presidente Juan Manuel Santos, el ministro de defensa Luis Carlos Villegas, los líderes de las FARC Rodrigo Londoño y del ELN Pablo Beltrán, y el principal opositor a los Acuerdos de paz de la Habana, el ex mandatario y hoy senador Alvaro Uribe.
La gran diferencia con la « mesa de tres patas » que sesiona en el Palacio de Nariño, subrayaron los participantes, es que en la « mesa de la capital francesa » estuvieron sentados el abstencionismo, que representa al 63% del censo electoral colombiano, así como las víctimas que son cerca de 8 millones de personas que han sufrido directamente los rigores del conflicto armado.
Se trata de dos invitados que en la coyuntura actual cobran especial relevancia para la comunidad colombiana que reside en el exterior. En primer lugar, porque muchos de estos ciudadanos son exiliados y refugiados políticos, víctimas directas de la centenaria guerra que desangra al país. En segundo término, porque una gran parte de los electores colombianos que viven en otro país integraron de forma automática la franja abstencionista pues no hubo nuevas inscripciones para participar en la consulta popular del 2 de octubre.
Tras exhortar a Santos a cumplirle a la Paz, cuatro víctimas de la guerra hicieron el doloroso relato de un periplo que los salvó de la muerte pero los condenó a vivir en otras tierras desde donde claman porque se implemente el Acuerdo Final y se trace la ruta para su inmediata implementación.
.Los dos rostros de la guerra
Ángela Muñoz. Ex-alcaldesa de Florencia,Cauca recordó las dos caras del dolor de la violencia que padeció entre 1998 y 1985 en el departamento del Cauca: los rostros de los soldados y de los jóvenes guerrilleros. Esquivando el llanto, evocó los pormenores de su larga caminata de varios días hacia destino incierto cuando fue secuestrada por el ELN. Como víctima de la guerrilla, la ex-alcaldesa de Florencia, refugiada actualmente en Francia, exaltó la importancia de decirle « Sí a la paz » e insistió en que muchas de las personas que hoy no están dispuestas a perdonar, realmente no han sufrido de cerca los horrores de la guerra, pero advirtió que en caso de que el « NO » se imponga « llegará el día en que todos tengan una víctima en la familia y que el país no tenga futuro ».
El día en el que el sol no debió salir
Jean Franco. Víctima de las Autodefensas de Córdoba y Urabá. «Cuando pregunten quién hizo esto, digan que fueron los paramilitares » fue el mensaje de los asesinos de los abuelos y los dos tíos de Jean Franco. Frente a un público que lo escuchaba horrorizado, Jean narró loas atrocidades padecidas « el día que no debió existir nunca y el sol no debió salir jamás ». Fue el 26 de junio de 1998, cuando Jean tenía apenas cuatro años y una treintena de exterminadores de las Autodefensas de Córdoba y Urabá se tomaron la vereda de Monte Loro, torturaron y asesinaron a varios de sus habitantes « por el delito de tener un teléfono comunitario ». El padre y la madre de Jean lograron esconderse en el monte con él y su hermano. «Tres disparos se escucharon esa noche, la más oscura de todas, eran los tiros destinados a mis abuelos y a mi tío Ricardo. Mi tío Héctor fue decapitado» contó Jean con la voz entrecortada por un dolor tan inmenso como su dignidad. Al día siguiente, los primos de Jean, todos niños, vieron los cadáveres de sus respectivos padres decapitados y su familia empezó el desolador destino de los desplazados. Nunca fueron reparados como víctimas. Hoy, 17años después, Jean cree firmemente en los Acuerdos de Paz porque, aseguró en la Plaza de Trocadero, « la solución no son las armas. Porque creo en la reparación para las víctimas del conflicto armado, porque los guerrilleros también son víctimas, porque juntos podemos construir un país mejor. Porque mis abuelos y mis tíos serían felices con un país en paz. Ni un muerto mas, Paz ya ».
Aquí se está señalando a inocentes
Adair Lamprea, víctima del DAS. « Ese día me toco conducir el vehículo en el que íbamos con Ingrid Betancurt a San Vicente del Caguán". Así contó Adair Lamprea la historia de su persecución y su exilio. Una historia que arranca con su secuestro a manos de la guerrilla de las FARC pero que terminó convirtiéndose en una operación de terrorismo de parte de los organismos de seguridad del Estado. « En el año 2004 fui llamado por el Departamento Administrativo de Seguridad, DAS, para que señalara que una pareja que ellos me indicaban como mis secuestradores ». Lamprea se negó a designar como culpables a dos personas inocentes y la respuesta las directivas de entonces del DAS es que debía hacerlo porque urgía dar una buena noticia para levantar la imagen del presidente Uribe que ese día era blanco de cuestionamientos en el Parlamento Europeo de Estrasburgo donde el mandatario estaba presente. Poco después Lamprea logró que la prensa publicara la información sobre esa especie de chantaje frustrado del que había sido objeto y de inmediato empezó a recibir llamadas amenazantes « me decían que me iban a matar, que me iban a picar, que yo era un hijueputa. Y por eso me tocó salir huyéndole al Estado colombiano que en lugar de estar cuidándome tenía que escaparle para salvar mi vida. Esa es mi historia y aquí estoy compartiéndola con todos los que creemos en los Acuerdos de Paz. Señor presidente, no mas tiempo, la Paz es ahora! ».
Son nuestros Acuerdos
Inés Acosta. Víctima del primer falso positivo judicial. A nombre de las víctimas del Estado, Inés Acosta contó su caso, uno de los episodios mas vergonzosos que hayan ocurrido en el país. Hasta el 28 de diciembre de 1982, Inés era una psicóloga dedicada al trabajo con mujeres campesinas que tiempo atrás había dirigido con la Unicef y el instituto Bienestar familiar, ICBF, la creación de Hogares Infantiles a lo largo y ancho del país. Pero a partir de ese día, la cúpula militar la acusó de ser responsable de un crimen que no cometió: el secuestro y asesinato de Gloria Lara. Una calumnia seguida de un montaje judicial que la condenó al exilio. « Mi casa fue arrasada, mi familia amenazada y yo obligada a huir donde pudiera protegerme y protegerlos » narró Inés lamentado que otros de sus compañeros activistas de izquierda, también acusados calumniosamente de participar en ese delito, no lograron escapar para protegerse y fueron apresados y torturados por los militares hasta obligarlos confesar lo que no habían perpetrado.
(ver link http://www.las2orillas.co/el-asesinato-de-gloria-lara-una-historia-de-falso-positivo-judicial/)
Como colombiana exiliada hace mas de treinta años en Paris, Inés Acosta lanzó un llamado a sus compatriotas para que presionen porque se implementen rápidamente los Acuerdos de la Habana. « Son nuestros acuerdos. Los que nos dan la Paz. Por ellos luchamos y por ellos yo estoy hoy aquí »
No al « NO »
Además de emplazar al presidente Santos a que de curso a la implementación de los Acuerdos de Paz, los colombianos reunidos alrededor de la Mesa simbólica en Paris propusieron impugnar como ciudadanos ante el Consejo Nacional Electoral los resultados del plebiscito por ser fruto de « maniobra engañosa » tipificada como delito en el código penal. Un fraude liderado por la Campaña del No que no solo buscaba ganar votos en las urnas sino perdurar la guerra y la muerte.Asumiendo la tarea de veedores de los Acuerdos de la Habana, los colombianos reunidos en la Plaza de los Derechos del Hombre en Trocadero manifestaron su compromiso con la denuncia de todo el arsenal de maniobras criminales que la difamatoria campaña del NO utilizó para manipular a la gente y torpedear el proyecto colectivo mas grande de los últimos años en Colombia, ese anhelo del país tantas veces frustrado: la Paz.
