Después de una corta ausencia, de escribir en los medios que amablemente me publican, les saludo con mucho afecto queridos lectores:
Es cierto que del presupuesto nacional hay una generosa partida para las FARC. Lo que acordaron cumplir, que por cierto no lo han hecho, como entregar las armas y desmovilizarse, requiere dinero para ser realidad. Aunque no estén cumpliendo y el gobierno nacional no se los exija, no es justo que los verdugos de Colombia recorran libres, en camionetas pagadas con nuestros impuestos, con gasolina de nuestros impuestos por fuera de las zonas veredales de transición.
Todo esto ocurre mientras el país se descuaderna, la economía decrece, la seguridad parece un cuento de ayer y no hay desarrollo regional porque se roban los dineros.
Qué sectores que siempre han acompañado este gobierno, hoy estén unidos en protesta contra el mismo, parece ser el acabose.
Es agonizante ver como Santos cedió hasta el final en la negociación con un grupo terrorista y, a los profesores, arroceros, camioneros, etc. Que hoy se ven obligados a cesar sus actividades y marchar, no los escuche. Mientras Santos permite que la agenda nacional la definan las FARC, no le cumple a los sectores con los que tenía amplios acuerdos.
Son demasiados temas los que debería priorizar el presidente Santos, la educación no puede seguir en declive, nuestros productores agrícolas necesitan más acompañamiento del estado, seguridad para invertir en el campo. Es de carácter inmediato frenar la producción de drogas, ejecutar los planes necesarios para que no se afecte la salud al fumigar con glifosato pero, que se pueda continuar con esta estrategia, de lo contrario llegará el día que en Colombia haya más hectáreas de coca que de café sembradas.
Frenar la corrupción, sin permitir que al pueblo lo enreden con un discurso demagógico de quienes se presentan como adalides de la corrupción, pudiendo llegar estos, a seguir los pasos de Chávez, y Colombia, a terminar en el infortunio estado de nuestra hermana Venezuela.
Es prioritario que el estado haga presencia institucional en regiones que están en el olvido y que empiece a proveerle herramientas para que sean motor de desarrollo económico y turístico.
En el 2018 el giro que debe dar Colombia es de 180 grados, y la coalición del triunfo en el plebiscito del 02 de octubre debe ser acuciosa en proponer a los colombianos soluciones que den alivio, justas y constitucionales.
