Presidente, usted es un hombre responsable y creo que tímido, cúrese en salud y haga una encuesta. Pregúntele a la gente si está o no de acuerdo con el confinamiento para prevenir el contagio y así todos somos responsables de lo que suceda. Lo dicen voces reconocidas, tanto a nivel internacional como local, entre ellas la de Michael Levitt (Premio Nobel de Química): "el confinamiento pudo haber salvado vidas, pero el daño económico costará vidas". No se pueden acabar los negocios (son sustento de vida) por el afán de contener la expansión del virus para evitar muertes (lo que está muy bien), hay que equilibrar las cargas y reflexionar sobre el asunto.
Revisemos las cifras, todos los días mueren los que se tiene que morir, ya sea por una causa o por otra (eso sí, son lamentables y dolorosos todos los fallecimientos). ¿Acaso ese no es el ciclo de la vida? ¿Qué tal que no fuese así? Las estadísticas son claras, el porcentaje de decesos por COVID-19 es mínimo, más si se compara con el de otras enfermedades. Si seguimos así, si no nos mata el coronavirus, lo hará el hambre o el hampa. A estas alturas hay que saber que debemos convivir con el virus, ya que no se va a ir ni en 1, 2 o 3 meses.
Los negocios tienen que continuar, con algunas medidas preventivas, claro está, pero hay que permitir el flujo normal de la economía, que es la que sustenta la vida. Cerrar empresas, restaurantes, tiendas, hoteles, bares, billares, talleres y peluquerías, además de poner toques de queda, ley seca, confinamiento, pico y cédula, etcéra, son medidas que acaban con los negocios, con el empleo y con muchas más vidas que el propio coronavirus. Una persona sin plata no come bien, no compra el medicamento, no se distrae y se termina muriendo hasta de tristeza.
Presidente, gobernadores y alcaldes, ya pasado el susto, liberen los negocios, permitan que la vida siga en total normalidad y que cada quien tome las medidas preventivas que crea convenientes y el que no las adopte que se atenga a las consecuencias. Ustedes continúen con las políticas públicas de prevención (como se ha hecho siempre con otras enfermedades y con mucho éxito) y que la fuerza pública controle lo demás.
¿Qué opinan ustedes?