Un paso trascendental ha dado el nuevo Presidente de Colombia, senador Gustavo Petro, al anunciar la normalización de las relaciones diplomáticas y estatales entre las dos naciones, sus estados y gobiernos.
La destrucción y degradación de los vínculos entre los dos países es directa responsabilidad del señor Iván Duque, quien al tiempo que anulo los Acuerdos de Paz firmados con un sector de las Farc en el año 2016, haciéndolos trizas desde el 2018, organizo una estrategia perversa, apoyada en visiones ideológicas regresivas y contrarrevolucionarias, para derrocar el gobierno legítimo de Venezuela representado por el presidente Nicolás Maduro.
Desde el famoso concierto organizado en Cúcuta hasta el día de hoy, el gobierno neonazi de la Casa de Nariño ha ejecutado conjuntamente con el Comando sur de los Estados Unidos, diversos planes para asesinar a Maduro y destruir el gobierno bolivariano con atentados, sabotajes y bloqueos económicos.
Las relaciones entre los estados quedaron en ceros y las fronteras se bloquearon afectando radicalmente los derechos humanos de las poblaciones ubicadas en el territorio contiguo.
La política de guerra reiniciada por Duque se vio acompañada de esta permanente hostilidad detrás de la cual, por supuesto, han estado los agentes del Pentágono gringo.
No obstante, las iniciativas del gobierno de Venezuela para recuperar los canales diplomáticos, desde Bogotá y en asocio con la oposición escuálida de Caracas se acentuó el ataque y la ejecución de planes para destruir la infraestructura eléctrica, petrolera, vial, gubernamental y manufacturera del vecino colombiano.
Una miserableza en toda la línea. Una piratería lumpenesca, típica de la mafia del narco que se impuso en las roscas políticas de la ultraderecha uribista.
Con el resultado político del pasado domingo 19 de junio, adverso a los planes del bloque oligárquico bogotano, el cuadro ha dado un giro de 180 grados y la reacción del presidente Gustavo Petro no se hizo esperar.
Su anuncio consistió en advertir que se comunicó con el presidente Maduro para entrar a restablecer la hermandad histórica en todas sus manifestaciones: derechos humanos, intercambios económicos, funcionamiento de consulados, regreso de la propiedad de Monómeros, apertura de Embajadas y concertación de acciones en el marco de la cambiante geopolítica global.
Con el paso dado por Petro se envía, por lo demás, un mensaje de lo que será su política internacional orientada a configurar un punto de referencia global que congregue los gobiernos progresistas de América Latina que pone un punto de contraste con embelecos como el Grupo de Lima y demás estratagemas de la derecha regional organizada en una telaraña de conspiraciones para destruir los gobiernos revolucionarios de Cuba, Nicaragua, Bolivia y los regímenes de izquierda progresista que se han constituido en el marco de alianzas y frentes políticos que condensan alianzas entre bloques populares e infraestructuras políticas liberales según las correlaciones de fuerza, tal como lo estamos viendo en Brasil con el Frente electoral organizado alrededor del ex presidente Lula en alianza con el neoliberal Geraldo Alckim.
Contundente la decisión del presidente Petro, marca el tono de la soberanía de su liderazgo de izquierda en el Frente Amplio que conformo el Pacto Histórico, que tiene nuevos desarrollos con la construcción de la gobernabilidad en el Senado de República al armar una alianza con las fuerzas liberales del deslegitimado ex presidente Cesar Gaviria, una ficha en proceso de retiro, pues las fuerzas emergentes de ese viejo club de la burguesía liberal presionan su retiro para imprimir un giro popular al que fue partido de Uribe Uribe, Gaitán, López Pumarejo y Lleras Restrepo.
Roy Barreras, uno de los más hábiles líderes del Pacto Histórico ha sido escogido como nuevo presidente del Senado lo que permitirá capotear el sabotaje de la ultraderecha uribista, (que aún no sale de su derrota), pero que tan pronto lo haga va a querer poner pistola, bala y cuchillo para barrer con la izquierda y el gobierno.
Hay que estar preparado, especialmente con la acción de los movimientos sociales que necesariamente entran en una nueva etapa de empoderamiento en la acción directa para hacer efectivos sus derechos esenciales como la Renta básica (un Millón de pesos), las pensiones para los adultos, la reforma agraria democrática en las regiones, la reforma urbana con el derecho a la vivienda, la gratuidad en la educación pública superior, la paz completa y la erradicación de la corrupción en todas las esferas del Estado.
Coletilla 1. Es clave que el gobierno del presidente Petro le meta la mano al Departamento para la Prosperidad Social DPS convertido en una cloaca de los politiqueros uribista, liberales, conservadores y cristianos, que con sus testaferros saquean miles de millones de pesos de la inversión social del Estado.
La alta burocracia de esta entidad, su director, su Jefe de contratos, la Oficina de Control interno impiden la acción de las auditorias sociales como la que adelanta la Veeduría Paz con derechos sociales para esclarecer la contratación adjudicada a Diego Moreno Tirado y Alejandro Cárdenas, testaferros del senador Miguel Ángel Pinto en Santander.
Coletilla 2. Importantísimo el anuncio del presidente Gustavo Petro para organizar con Alcaldes nuevas infraestructuras para la educación universitaria que profundicen la sociedad del conocimiento.
Lo prioritario es meterle la mano al negociado de las empresas universitarias privadas que se tragan billones de pesos con matrículas infames y con la complicidad del Vice Ministerio de Educación Superior, capturado por las mafias políticas (Dilian Francisco Toro) que trafican con licencias para centros de educación piratas y para programas de supuesta alta calidad.
La corrupción allí es descomunal facilitando y prohijando situaciones aberrantes como la de la Universidad del Quindío, capturada por una delincuencial rosca del vargasllerismo cafetero.