En un país que ya creía haber visto cualquier tipo de artilugio por parte de un candidato presidencial, Duque nos deslumbró con su facilidad para las artes escénicas. Sin embargo, ahora estamos en el post show, donde se vienen los cambios drásticos que hacen que nos encontremos en una época de coyuntura económica, política y social. Las reformas que pretende hacer el presidente han creado inconformidad en todo el país y, como era de prever, su popularidad en las encuestas (puntualmente, la que realizó la Blu Radio, Noticias Caracol y Revista Semana Duque) pasó de un 47% a un 27% en sus primeros 100 días de mandato.
Parece que a Duque se le olvidaron las promesas que hizo cuando se lanzó a la presidencia, donde aseguró: “Tenemos que reducir el IVA o vamos a tener una situación mucho peor". En otras palabras, señaló que no subiría los impuestos en general, pero ahora llegó con la propuesta de una ley de financiamiento, donde el IVA se extiende. Esta es una reforma patrocinada por el ministro Carrasquilla, que aunque pareciera un chiste de mal gusto está envuelto en el escándalo por los bonos de agua que realizó durante el mandato de Uribe Vélez, donde fue designado ministro de Hacienda.
Y aunque quisiéramos que no fuera tan caótica la situación, la educación pública sufre una crisis financiera que suma 18,2 billones de pesos. A pesar de que el presupuesto para educación es de 33.6 billones, solo el 10% es para la universidad pública. Como dijo Álvaro Viña, gerente financiero de la Universidad Nacional, "es importante que no se mezclen peras con naranjas, una cosa es el déficit que sufre las universidades públicas para el cierre del 2018 y otro el desfinanciamiento sistemático para la educación del país".
Seguramente pasarán meses para que se logren resolver las problemáticas que hoy perturban al país o que, en su defecto y es lo más probable, solo se olviden y resurjan en unos años, así como un círculo vicioso de una sociedad que está mecanizada para pretender que aquí nunca pasa nada.
