Debido a la poca trayectoria laboral del presidente Duque en el sector público colombiano era de esperarse que no tuviera listo un equipo de gobierno una vez asumiera la Presidencia de la República. Sin duda, algunos miembros de quienes ocuparían importantes posiciones los pudo haber identificado durante la campaña, pero de todas formas se sabía que los nombramientos en posiciones claves de su gobierno se enfrentarían a dificultades. No le sucede esto a quienes, al llegar finalmente a la primera magistratura, han podido ir construyendo a través de sus numerosos cargos públicos, el equipo con el cual irían a gobernar.
Sin embargo, debe reconocerse que las obvias dificultades que está teniendo el nuevo gobierno en conformarse han causado sorpresa. No son las mejores recomendaciones las que se le han hecho al presidente Duque y no se sabe en últimas de quien es la responsabilidad de muchos nombres que han causado polémica, entre otras, porque al final es el presidente quien escoge a las personas que lo acompañarán en su tarea del manejo de los grandes temas de la agenda nacional. Independientemente de donde vengan las sugerencias es él, el presidente, el que decide. Así que él es precisamente quien debe asumir los costos de esos errores.
No se sabe en últimas de quien es la responsabilidad de muchos nombres
que han causado polémica
Lo primero que sale a la luz es que la nueva fórmula de “la mermelada” parece ser la de los nombramientos. Solo así se entienden los nombramientos de: el vice de trabajo que es del partido Mira, aliado en la campaña presidencial; el de la nueva funcionaria de Mintrabajo que es hermana de una ficha del uribismo, Sergio Araújo; el exprocurador Ordoñez en la OEA quien también apoyó al presidente Duque y el polémico de Claudia Ortiz en la Agencia de Desarrollo Rural a quien le costó su nombramiento en la Unidad Nacional de Protección por sus ideales uribistas en contra del acuerdo con las Farc y de la situación de las victimas del conflicto.
Lo segundo es que al gobierno Duque parece importarle poco la idoneidad de sus funcionarios y prima darle gusto a su jefe político o a los ideales del Centro Democrático excesivamente representados por sus respectivos miembros del Congreso de la República. ¿Cómo es posible que precisamente en el tema de tierras, esas agencias vitales para resolver el punto uno de La Habana sobre la reforma rural, se las hayan entregado a personas que han estado vinculadas a Fedepalma? Fedepalma cuya historia de algunos de sus miembros ha estado vinculada al paramilitarismo y al despojo, precisamente de tierras que deben ser restituidas por el Estado a sus verdaderos poseedores. Con todo respeto señor Presidente Duque, este es un craso error.
Tercero, una prueba adicional del costo para el país de la demora en conformar el equipo gubernamental o de traer a instituciones críticas personas no idóneas a estos cargos es el caso del nuevo director del Dane. El solo verlo en la televisión y escuchar sus atrevidos comentarios y descalificaciones sobre una entidad reconocida internacionalmente por su seriedad, le deja claro al país que esta no es la persona adecuada para un tema tan delicado como el de las estadísticas. Al paso que vamos, este señor que tiene el complejo de Adán porque todo lo anterior que ha realizado el Dane está mal y él y solo lo que el realice es válido, va a acabar con la reputación del Dane. Si esa es su posición, es muy posible que haya sacado al equipo del Dane y que con la falta de criterio que ha demostrado el nuevo director lo reemplace con personas inadecuadas.
Por todo lo anterior, ojo señor presidente Duque con los nombramientos, porque de estos depende en gran medida el éxito o fracaso de su gestión. Si la nueva mermelada como parece ahora son los nombramientos en cargos públicos, el costo puede ser igual o peor a aquellos causados por los otros tipos de mermelada que usted, en buena hora, ha rechazado.
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