El mayor problema que enfrentan los presidentes es no tener a su alrededor personas que les digan realmente lo que está sucediendo en el país que manejan. Las razones son varias: una muy grave es que por la actitud prepotente del mandatario nadie se atreva a hablar porque saben que lo botan; la segunda es que se rodea de lambones, de gente además sin costo político, que ni siquiera se toma la molestia de entender los mensajes negativos que claramente envía la sociedad. La verdad es que el precio para un gobierno de aislarse es infinito si solo se entiende la situación cuando ya no hay remedio. Como será Colombia y sus millones de habitantes los que pagarán el pato de un gobierno desubicado, es bueno que se insista en analizar lo que se está viviendo afuera del Palacio de Nariño, antes de que el pesimismo actual paralice a esta sociedad.
El viernes de la semana pasada hubo un almuerzo que el saliente director de Portafolio, Ricardo Ávila, ofreció para despedirse de los columnistas de ese diario. Durante su gestión, siempre al final del año nos reunía y se discutía a puerta cerrada la situación del país obviamente con énfasis en temas económicos. Si se analiza la nómica de quienes escriben en este diario es evidente que el grueso pertenece al sector privado, representantes de gremios, industriales y comentaristas en varios medios, es decir, pocos muy pocos pueden calificarse al menos de centro izquierda. Son en general miembros de lo que podría llamarse el establecimiento colombiano que se ubica más en ideas que defienden el mercado, y por ende, el modelo de desarrollo que ha tenido este país.
Esta aclaración es muy importante por lo que sucedió en este encuentro, en un medio de comunicación que no puede clasificarse de oposición a este gobierno. Resulta que para sorpresa de muchos, en todas las intervenciones, sin excepción, lo que se percibió fue un gran pesimismo no solo sobre el manejo de la economía sino en general sobre la forma como está conduciendo el país el gobierno actual. Nadie, ni siquiera los que se habían identificado como defensores del presidente Duque en otras circunstancias, le expresaron algún apoyo.
Nadie, ni siquiera los que se habían identificado
como defensores del presidente Duque en otras circunstancias,
le expresaron algún apoyo
Tal vez la conclusión que mejor resume las críticas expresadas por los asistentes es la falta de criterio del presidente para seleccionar los asuntos verdaderamente prioritarios en el país. Por ejemplo, el desgaste con la pena de muerte a los violadores de niños que ya ni siquiera tiene el apoyo de los parlamentarios, cuando otros problemas que tocan la vida de los colombianos ni siquiera requieren su atención. Aunque no estamos en crisis, la economía no está bien, y en vez de identificar políticas para reactivarla asume posturas triunfalistas y plantea metas imposibles de alcanzar. Insistir en el 4% de crecimiento como están las cosas es vivir en otro mundo. A su vez, hay un gran desconcierto sobre temas críticos como el desempleo que sí toca a la gente, el crecimiento del número de personas desalentadas que se salen del mercado laboral que muestra sus serias fallas, y sobre estos problemas el gobierno no muestra el interés que requieren. No se están analizando sus causas y menos se plantean estrategias creíbles para abordarlos. Los efectos negativos de la alta devaluación que no reduce importaciones ni estimula exportaciones, no solo contribuye a la situación del mercado laboral que el gobierno ni menciona sino que demuestran problemas estructurales de la economía colombiana que deben abordarse ya.
Gran frustración se percibió sobre la forma como el gobierno esta abordando reformas cruciales como la del sistema de pensiones, sobre temas como la inflación, la falta de demanda de empleo y las posibilidades de xenofobia entre otras por la competencia desleal del trabajo venezolano frente al colombiano por la evasión de normas por parte de empresarios del país. Se habló de la incapacidad de muchos funcionarios públicos. Pero se hizo evidente el error de no tener prioridades por parte del gobierno que ante esta carencia se distrae en temas que no son los temas críticos. Persistir en la idea de debilitar a Planeación Nacional nombrando a un subalterno del MinHacienda con esta obsesión, ha caído muy mal entre quienes saben que solo el DNP tiene esa visión interdisciplinaria de la realidad colombiana. Con solo macroeconomía no se aborda la complejidad de esta sociedad excluyente e injusta. Y la sensibilidad social no se improvisa.
Son demasiados errores presidente Duque. Es hora de rodearse mejor, y sobre todo de establecer verdaderas prioridades en vez de estar disparando para todo lado. Su gabinete tiene grandes debilidades y la sensación de que Minhacienda está concentrando excesivamente el poder y está tomando muchas decisiones riesgosas, está generando demasiado malestar. Escuche a sus críticos porque aunque no lo crea, a muchos nos desvela la situación que esta enfrentando su gobierno.
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