Iván Duque es un payaso mediocre que atiende con sumisión de esclavo las órdenes de un caudillo de baratijas, un senador en decadencia y deshecho por un pasado henchido de delitos, de fechorías y culpas.
Las palabras de reconocimiento al exministro Botero pronunciadas por Duque en la Escuela General Santander no solo son vergonzosas e indecentes, también demuestran hasta dónde puede caer la dignidad de un presidente. ¿Hasta dónde puede pisotear su propio amor y autoestima para complacer al amo?
El paso de Guillermo Botero por el Ministerio de Defensa fue un constante agravio y un persistente ultraje a la primera magistratura y colmó de humillación y deshonra a quien la representa. Escándalo tras escándalo. Mentiras, medias verdades y falsas declaraciones que le valieron dos mociones de censura. Fuimos el hazmerreír del mundo por el informe que Iván Duque, frenético presentó ante la Naciones Unidas con fotos falsas y exiguos argumentos.
Jamás un presidente en la historia reciente de Colombia en su primer año de gobierno había caído tan bajo y desconocido el sentir real de los ciudadanos que lo eligieron. Desde todos los ángulos de la república se escuchan las voces de protesta y de inconformismo con un gobernante desconectado con la realidad del país.
Su servilismo y sumisión lo han reducido a ignorar el nuevo país que está naciendo de las cenizas que dejó una guerra de más de cincuenta años. El paro nacional que se avecina es fruto del descontento de todos los sectores de Colombia que ven un vacío de poder altamente peligroso. La primavera árabe ha nacido en Sudamérica.