Cuando escuché decir a Iván Duque “yo soy de extremo centro”, me fui para atrás como Condorito, “plop”. Es la primera vez que oigo esto. Tengo entendido que un extremo es el principio o el final de algo. Por ejemplo, si tengo en mis manos una regla de 100 centímetros, un extremo es el cero y el otro extremo es el cien. El centro es centro, así de sencillo. ¿Pero extremo centro? ¡Ave María Purísima!
Pero bueno, no se le puede pedir peras al olmo. Recordemos lo “bien” que nos ha representado Duque en el exterior:
- En su viaje a España, antes de posesionarse como presidente, fue recibido por el rey Felipe VI en el Palacio de la Zarzuela y, desconociendo las normas de protocolo para esos casos, le dijo: “Le mandó muchos saludos su gran amigo el presidente Uribe, lo quiere mucho, también le mandó muchos saludos el presidente Pastrana”.
- En el Estadio Santiago Bernabéu de Madrid, después de hacer varias cabecitas con el balón, le preguntó a Emilio Butragueño: ¿Cuántas te hacías tú? La respuesta de Butragueño fue contundente: "Yo, nada, yo la cabeza la utilizaba para pensar, no para golpear”. Seguro que no entendió lo que le quiso decir.
- ¿Se acuerdan del episodio de los siete enanitos en la sede de la Unesco en París?, ¿o lo del periquito en la clausura del Congreso Nacional Cafetero el pasado viernes 4 de diciembre del presente año?, ¿entienden ustedes por qué la metida de patas de Iván Duque, "nuestro" presidente, el de la ñeñepolítica, el del software alterado? Es que el pobrecito aún no ha estrenado su cerebro, está intacto, otros piensan por él.
Si lo hubiera estrenado no actuaría tan cínicamente y sin inmutarse, como lo viene haciendo. Recordemos que en un foro con los estudiantes dijo que de ganar la presidencia no iba a haber fracking en el país y ya autorizó el primero, a pesar del daño irreparable que sabe que le ocasiona al medio ambiente.
Además, en campaña dijo que era partidario de rebajar los impuestos y aumentar los salarios, pero hizo todo lo contrario: aumentó los impuestos y rebajó los salarios, con excepción de los congresistas, quienes recibieron un gran incremento en su sueldo; para el 2021, según los empresarios colombianos, el alza del salario mínimo no debe sobrepasar el 2%.
Por otro lado, cuando escucho que Iván Duque califica al presidente de Venezuela de dictador, me pregunto: ¿cómo podemos considerar al gobierno de Duque?, ¿cuántos líderes sociales han asesinado y cuantas masacres han hecho en Venezuela? La oposición de Venezuela nunca se ha referido al asesinato de líderes sociales ni a masacres en ese país. Ese dato no lo conocemos, pero el de Colombia sí: en este 2020 hasta la fecha, han asesinado 284 líderes sociales y van 79 masacres con saldo de casi 300 personas muertas.
Con eso en mente, en horas de la madrugada del domingo 6 de diciembre de 2020, en la Finca Gualanday de la Vereda San Pedro, zona rural del Municipio de Santander de Quilichao (Cauca), fueron masacrados 6 jóvenes indígenas, entre ellos el líder juvenil Carlos Escué (coordinador de jóvenes del Resguardo de Munchique). ¿Señor presidente, cuántos líderes o masacres han perpetrado en Venezuela?, ¿me puede facilitar esos datos? Para el caso de la pandemia, mientras en Venezuela hasta el día de hoy hay 104.177 casos positivos y 916 fallecidos, en Colombia van 1.362.249 casos positivos y 37.633 fallecidos.
¿Quiénes son los líderes sociales o defensores de los derechos humanos? Aquellas personas que guerrean por un aumento justo en su salario, que luchan para que las empresas de servicios públicos domiciliarios no cobren las facturas de manera exagerada, que la educación pública sea gratuita, que el servicio de salud deje de ser un negocio, que las vías terciarias de los departamentos se mejoren tal como lo prometió Duque en su campaña.
A estos líderes o defensores de los derechos humanos los han estigmatizado tildándolos de izquierdistas, comunistas, socialistas, guerrilleros o castrochavistas y por eso los matan. ¿Saben por qué los tildan de izquierdistas, comunistas, socialistas, guerrilleros o castrochavistas? Para meterle miedo a la gente y para que no voten por esas personas cuando se postulen a un cargo de elección popular, porque están seguros de que, si llegan a una corporación como el Congreso de la República, las leyes que ellos van a aprobar serían aquellas que favorezcan al pueblo y no como ahora, que todas benefician a los empresarios y las multinacionales.
¿Saben ustedes quienes son los derechistas y los izquierdistas y cómo surgieron esos términos? Tiene que ver con la revolución francesa. En agosto y septiembre de 1789 se realizó en ese país una Asamblea Nacional para aprobar la nueva constitución política. Por pura coincidencia, los defensores de la seguridad, el militarismo, la religión, el conservadurismo y la libertad económica, todos pertenecientes a la aristocracia y al clero, se ubicaron del lado derecho del presidente; mientras que los defensores de los derechos del hombre, de la justicia social, de los valores de progreso, igualdad, respeto a lo nacional e internacional, la autonomía, la solidaridad, insubordinación y el derecho de la autodeterminación de los pueblos se ubicaron al lado izquierdo.
Ese es el origen de los términos derecha e izquierda, los que les quitan los derechos a los trabajadores como horas extras, recargo nocturno, estabilidad laboral, retroactividad de las cesantías; los que les quitan las casas a los trabajadores por los créditos onerosos que les hacen; los que negocian con la vida de las personas, son los de la derecha y ahora del “extremo” centro.
Los que denuncian la corrupción como Agro Ingreso Seguro, Reficar y Odebrecht, los que luchan para que quiten los peajes, que la gasolina no sea tan cara y los que no están de acuerdo que al dueño de una moto le cobren el seguro y la revisión tecnomecánica más costosa que a los vehículos de cuatro o más ruedas son los de izquierda... Pues orgullosamente me declaro de izquierda, no guerrillero, no comunista, no socialista, no castrochavista, sino progresista, defiendo los intereses de mi pueblo.