Señor Joe Biden, es usted el hombre más poderoso del mundo y no creo que lea esta carta.
Aun así, es importante desahogarme usando este medio o simplemente esta hoja de papel para decirle que las cosas que puede hacer usted por nosotros son muy valiosas.
No se puede acabar con el narcotráfico si no se acaba con la pobreza. Personalmente conozco los rincones más alejados de esta región y sin duda el bienestar del Estado colombiano no llega, ni llegará, puesto que ellos están enfrascados en sostenerse en el poder, no en servir a la gente.
Sé que la pandemia reorientó recursos, y a pesar de que finalmente llegaron las camas UCI, sigue habiendo cada día más desigualdad, más hambre, más terror. Estábamos muy cerca de dar el paso final a la paz y la mezquindad dañó el proceso, aunque no está del todo perdido. Ellos y al decir ellos todos los del poder alimentan el odio para alimentar sus riquezas.
En estas tierras a nadie le preocupa que se corte la selva o que se asesine un niño, un indígena o un negro. No importa si es blanco, pero sin lugar a dudas todos serán pobres, los hijos de los ministros no sufren ni se enrolan en el ejército o en la guerrilla. Los poderosos siempre atentos de sus grandes negocios no les importa más. Con solo brindar educación de calidad y gratuita al pueblo colombiano las cosas hubiesen sido diferentes, pero a los del poder no les interesa.
Cómo me enamora aquel escrito del jefe piel roja al “jefe de Washington”, cuando le ofrece comprar la tierra. En dicha carta hay una verdad absoluta y es que la tierra no es de nadie y a la vez es de todos. Que no se puede vender ni comprar el calor de la tierra, ni su olor.
Acá en Nariño, en el Cauca, en el Putumayo, en el Caquetá, en el Chocó, en los Santanderes, somos nosotros los que ponemos los muertos, nuestra gente humilde, pobre. Acá es que crece la coca y buscan erradicarla sin generar oportunidades para la gente pobre quien la siembra. Porque no son ricos aquellos que la cultivan, no. Siempre los pobres haciendo oficios de los que sí tienen.
Si mi tierra hubiese tenido un laboratorio de coca, ya me la hubiesen quitado, pero claro, no tengo ni laboratorio ni tierra, pero ya ve usted, en Bogotá a unos cuantos kilómetros había un laboratorio y era en los terrenos de un diplomático. Todos se hacen de la vista gorda. Los gobernantes deberían hacer lo debido por el pueblo colombiano, pero la política es un negocio y de eso viven, por eso siempre los encontrarán enquistados en el gobierno.
Yo sé que no lo eligieron a usted para gobernar Colombia, pero créame si le digo que tiene una gran oportunidad de darnos la mano. Ataque la pobreza de los colombianos y verá que nadie tendría que ir a producirle basura a nadie y menos a ustedes.
En la historia pasada y próxima parece que los malos somos los colombianos y no su pueblo. Creo que hay que ser justo cuando se hace un llamado a todos. Sin mercado, no hay siembra.
Fuimos enseñados por nuestros padres y abuelos a trabajar con alegría. A nuestros campesinos les gusta sembrar papa, plátano y café, y nos hace felices. Hoy que vivimos esta terrible enfermedad necesitamos de usted, ayúdenos, no venda aviones de guerra a nuestro gobierno cuando lo que necesitamos son tractores y maquinaria para hacer producir el campo, y máquinas para construir nuestras vías, calles y ciudades.
La droga, señor presidente, es una de tantos problemas que usted tiene, pero es que esta ataca la niñez y la juventud del pueblo estadounidense. Bien puede tratarse, pero hay que tomar medidas en las fuentes que la alimentan.
Sabemos trabajar y no estamos mendigando nada, pero queremos que por lo menos usted sepa que si habla con el pueblo colombiano quizás exista una nueva época en que su pueblo florezca sin el terror que produce el narcotráfico en sus propias calles y en contravía nosotros veamos también nuestras tierras florecer y llenarnos mutuamente de paz, de progreso.
Lo invito a tomarse un café conmigo, pero no creo siquiera que lea esta carta, lo importante es que se entienda que si uno no es parte de la solución, es parte de problema.
Su pueblo lo necesita, pero también el nuestro.
Dese una oportunidad con nosotros los colombianos.