Desde el mes de octubre del año 2014, cuando el presidente Juan Manuel Santos y la hoy cuestionada ministra de educación Gina Parody lanzaron el programa Ser Pilo Paga (SPP) han existido muchas controversias por la forma en que se clasifican y se admiten los estudiantes en las universidades privadas acreditadas, que de paso se han rebuscado financieramente con el programa. En la clasificación de los estudiantes hay un trío interinstitucional: el Ministerio de Educación Nacional, el Icfes y el Sisbén (donde ha existido el cartel de los “ricos pobres” colados para acceder a las prebendas del Estado), siendo este último quien dice en qué estrato o nivel se encuentra el estudiante con sus familiares.
Cuando se inició SPP se pensó que era para favorecer en su mayoría a los estudiantes de instituciones oficiales o más pobres, que por circunstancias socioeconómicas, académicas, curriculares y de ruralidad presentan desventajas en las evaluaciones estandarizadas frente a la educación básica y media privada, especialmente en las ciudades capitales. Para el año 2014, el puntaje base para acceder a SPP fue de 310 puntos en las pruebas Saber-11° o llamadas comúnmente pruebas del Icfes. En ese año se escogieron los primeros 10 mil estudiantes. Sin embargo, como el puntaje fue bastante regular hubo un equilibrio entre la población estudiantil oficial con la privada que logró acceder.
Después, para el año 2015, otra vez a en el mes de octubre, los mismos actores —el presidente Santos, la ministra Gina Parody y la directora del Icfes, Ximena Dueñas— le anuncian al país que la calidad y los puntajes mejoraron y por eso, la escala mínima para acceder será de 318 puntos. Para el año 2016, nuevamente en el mes de octubre, los mismos actores, menos la ministra Parody —quien había renunciado por la presión de las marchas de protestas al tratar de implementar las cartillas de educación sexual en todos los colegios del país, que de paso también contribuyó al no del plebiscito por la paz— anunciaron que el éxito de SPP había contribuido a mejorar los promedios en todos los niveles y que para para concretar los nuevos 10 mil estudiantes, tuvo el Icfes que realizar unos rigurosos análisis estadísticos, de tal manera que el puntaje mínimo para beneficiarse era de 342 puntos; es decir, la escala subió 24 puntos en comparación con el año 2015. Implicando que se cierra más la brecha entre lo público y lo privado. Por ejemplo, en Valledupar de 150 pilos que hubo en el año 2016, el 64% de los estudiantes fueron del sector privado y 36% fueron del sector público. No se cuestiona que los estudiantes privados no accedan al programa, se cuestiona es la corrupción ante el Sisbén, que es donde se configura la perversidad de la estratificación.
Este 2017 es el último año del gobierno Santos para completar los 40 mil estudiantes que proyectó SPP y no será cierto que el presidente Santos, el MEN y el Icfes vayan a decir que la educación tuvo un retroceso y por lo tanto, el puntaje base para SPP bajó. Esa honestidad no será posible. De seguro el día viernes 10 de noviembre del presente año, se hará el anuncio, ya que los resultados según el Icfes deben salir el sábado 11 de este noviembre. Ese día estarán el presidente Santos, la ministra Yaneth Giha y Ximena Dueñas diciendo: “Compatriotas nuevamente este año 2017, los resultados de las pruebas Saber 11° que se aplicaron en el mes de agosto nos traen excelentes resultados, que para escoger los últimos 10 mil estudiantes de SPP se ha tenido que subir la escala a un mínimo de 350 puntos como promedio en las pruebas, por eso estamos cumpliendo con Colombia la más educada...Felicitaciones a los nuevos pilos”. Ojalá sean 350 puntos y no más. De todas maneras, nuevamente la brecha entre estudiantes beneficiarios públicos y privados crecerá a favor de estos últimos. Eso también permite explicar por qué los estudiantes beneficiarios de SPP buscan más las universidades privadas.
Entredichos: muchos alcaldes sacan pecho por los pilos de sus ciudades, pero a los colegios públicos los atienden pocón pocón.
