El fascismo de la derecha que tanto mal ha hecho en el mundo y en Colombia tiene gran acogida, ingresará a sus toldas la estrategia política de colocar candidatos estilo Gustavo Petro que la gente, cegada o confundida, puede terminar siguiendo como ocurre con el mencionado. Al final, ya electos, sacarán las uñas, mostrarán al lobo oculto, harán lo que siempre han hecho, y hasta peor, y finalmente señalarán en sus noticieros lo malo que es el progresismo.
Es una estrategia vulgar, pero efectiva, que ya se está viendo en países de América, como Chile, Bolivia, Ecuador y no sabemos si en México. Al final reirán de la forma certera como pueden terminar acabando un sistema utilizando su propia publicidad, pero que no es nuevo y ya se ha aplicado con otros movimientos que finalmente sucumbieron y hubo que pasar generaciones completas para olvidarlas.
En todo este cuento político de América Latina, debemos, casi por obligación, incluir a los EE.UU, pues, para nadie es secreto que la dirigencia política y económica de ese país es quien rige las restantes en todo el continente. Los líderes fascistas de América Latina sólo son súbditos de los gringos. Con ellos hemos visto conspiraciones, golpes de Estado, asesinatos de líderes, gobiernos militares terribles, incluso, callar y olvidar porque al parecer nada los hará cambiar de pensar hacia América Latina, que es el área que más sufre esta pandemia.
Lo ocurrido en Perú es muestra tangible y reciente de lo dicho. Hoy día nadie recuerda al depuesto presidente Castillo, a quien le fue creada una cortina de señalamientos antes de darle el golpe definitivo, sacarlo, desaparecerlo, colocar un impostor rodeado con la poderosa herramienta que es la prensa tanto escrita como hablada, que se encargó de sepultar a uno y ponderar al otro. El resto lo está poniendo el olvido. Quienes pendejamente comen del cuento de la supuesta indignación contra Venezuela, les recuerdo que el caso de Castillo es igual, pero con escenarios y actores diferentes. En uno es malo, en el otro silencio, nadie lo nota, nadie debe decir nada. Es cuestión de estrategia y luego al caneco de la historia.
Y Nicaragua no está lejos de lo mismo con los mismos en las mismas. Lula en Brasil ha tenido que someterse a unos acuerdos ocultos, pero que se ven desde lejos, sólo así evitará recibir el merecido remedio de la desinformación y destrucción mediática desde la prensa, redes y TV.
Cuando Gilbert Keith Chesterton dijo: “Los periódicos nacieron para decir la verdad, pero hoy existen para impedir que la verdad se sepa”, estaba lejos de entender que esta herramienta es la más poderosa arma de guerra y está en manos de los que se juran ser los ideales al sistema creado para someter, destruir, asolar, acabar, si se trata del sistema de capital anexo a la propiedad privada y que ellos llaman capitalismo.
Cuántas veces no hemos visto a Uribe gritar sobre la economía, el capitalismo, defendiendo la unidad de que hace parte y que considera que solamente el capital y la economía son los veinte socios de sus empresas, dejando de lado que el capitalismo y la economía es asunto de todos porque todos necesitamos ese mecanismo para intercambio comercial y así subsistir con nuestras familias. Pretende que entendamos y defendamos sus intereses y los de sus amigos como si fuesen los nuestros o los de todos.
Pero volvamos al hecho que nos atañe. Para nadie es secreto que el capitalismo o la propiedad privada de casi toda América, está untada de corrupción, de malabarismos, de nexos con grupos delictivos, lavado de activos, narcotráfico y todo lo malo que usted le quiera agregar, por tanto el control estatal de los países es imprescindible y fundamental para muchas cosas, una de ellas acolitar las leyes y que estas sólo se dediquen al carterista o al pendejo, a pequeñeces mientras los grandes fungen de honestos y transparentes empresarios.
A Gustavo Petro ya le habrían aplicado el plan A, que era casi parecido a lo ocurrido a Castillo en Perú, sólo que el tipo les ha salido más inteligente de lo esperado y los tiene locos con los ideales que le caracterizan, por tanto, ahora aplicarán no a él, sino al país entero, el plan B. Crear candidatos a la medida de Petro, con el mismo estilo, la misma proyección, más no así la misma intención. Serán candidatos transgénicos apoyados por el poderoso sistema financiero oculto bajo las toldas de los que ya sabemos, con la prensa disponible y el resto lo pone el pueblo. En Colombia los candidatos de la bulla actual desde aquel lado ya no sirven para esto.
Nada de cabales, turbayes, vargasllerismos ni mucho menos claudialopizmos, ya están quemados para el propósito y se exponen al ridículo ante un candidato de verdad petrista que les pasaría por encima como conejo ante una tortuga en las elecciones. Recordemos la frase célebre de Uribe: tenemos que salir con un candidato que de la talla para recuperar al país.
Y esa talla ya debe estar estudiando lo referente, siendo, incluso, muy afecto al presidente actual, casi socio de sus ideas, amigo confiable. Tomará las banderas del populismo y hágale que para eso nos pagan. El resto es de sentido común. Si logra los objetivos, dentro de unos años nada quedará de la Colombia Humana, como en todo el continente nada podrá quedar del progresismo, al cabo la libertad no se hizo para los esclavos afectos al sistema.