En medio de la alegre algarabía del Festival Petronio Álvarez, con tamboras, marimbas y cununos que resuenan hasta altas horas de la noche, una noticia pasó desapercibida. Es dolorosa y contundente. Y debe encender las señales de alarmas para hacer algo. Me refiero a que el Valle del Cauca es, de acuerdo con un informe del Instituto de Medicina Legal, la zona del país con más homicidios de menores de edad en Colombia.
De ese aspecto tan relevante no están hablando los políticos, al menos no los candidatos que he escuchado, tanto a la alcaldía como a la gobernación, pero es un tema que debe estar inmerso en sus agendas de gobierno, para quien resulte elegido.
La realidad es cruda: un total de 85 pequeños fueron asesinados en el Valle del Cauca, entre enero y junio del presente año. Las estadísticas ubican al Valle como la región con más casos de homicidios de menores, seguido de Antioquia (68) y Bogotá (21).
Precisa el documento que en el primer semestre se presentaron 344 muertes violentas de niños en todo el país. En Cali se registraron 74 de estos casos.
¿Se les mete el demonio?
“Se me metió el demonio y lo hice”, gritaba Alirio, el violador que sorprendieron el Mojica y que, en medio del desespero, buscaba librarse del linchamiento. Afuera lo esperaban, con piedras y palos y toda suerte de improperios, más de treinta personas, a las que tuvo que esquivar la policía para salvar al sujeto. Los hechos ocurrieron en abril, en el barrio Mojica, en el oriente de Cali.
Las campañas no han servido de nada, pareciera. Es como una plaga. El demonio de los abusadores anda suelto y hay que agarrarlo cuanto antes, para que siga causando más daño. No hay día en el que no se escuchen por diversos medios, noticias sobre muertes y abusos a menores de edad.
El Instituto de Medicina Legal realizó este año, 10.934 exámenes a niños entre los 0 y 17 años por hechos de abuso sexual en todo el país. Entre los mayores, se practicaron 1652 procedimientos. La diferencia, por supuesto, es abismal.
En Buenaventura, por ejemplo, causó estupor el abuso y asesinato de una niña a manos de su tío en junio pasado. Unos dijeron que estaba loco, otros que metía vicio y hay quienes especularon que por vengarse de la familia. Está preso. Avivó en el país la polémica sobre la pena de muerte.
El pasado 8 de agosto se reportó el asesinato de un menor de 16 años a manos de otro de 14, hecho ocurrido en la Calle 19 con Carrera 25B, en el barrio Santa Elena, suroriente de Cali. Otra polémica: la violencia con armas de fuego y la responsabilidad que hay en los hogares, de no sembrar principios y valores en sus hijos.
Avanza el Petronio. Música y alegría. Pero ese ambiente carnavalesco que invade a mi amada Cali, no puede empañar la realidad de que si no ponemos freno al fenómeno social, nuestros niños seguirán siendo abusados y muertos en medio del jolgorio que lo apaga todo…